BOLETIN DE PRENSA
PAO Guatemala - Boletín de Prensa
EL LIBRE COMERCIO Y EL FUTURO DE GUATEMALA:
CONSTRUYENDO UNA MAYOR PROSPERIDAD
Embajadora Prudence Bushnell
Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana
29 de abril del 2002
Es un placer regresar a la compañía de los socios de AmCham, y les agradezco haberme invitado. Estoy aquí para felicitar a los ganadores del primer "Gold Standard Award". Todos estamos muy orgullosos de ustedes. Sus contribuciones al desarrollo económico de su país son significativas y merecen reconocimiento, porque sin la información que proporcionan sobre temas tan diversos como el sistema bancario y la cuenta mensual de la energía eléctrica, los guatemaltecos no contarían con los medios necesarios para tomar decisiones y decidir opciones para su bienestar. Los aplaudo a todos ustedes por sus esfuerzos para servir al público.
Desde que llegué a Guatemala hace casi tres años y me quedé maravillada por la belleza de este país, me he convencido que no existe razón para que Guatemala tenga que ser pobre. Al contrario, este país tiene ventajas formidables-gente muy trabajadora, una tierra fértil, y una posición geográfica bendecida con excelente acceso a rutas de transporte y a grandes mercados. ¿Entonces, qué se necesita para transformar estas ventajas a una mayor prosperidad para todo el pueblo de Guatemala?
Le hice esta pregunta a un grupo de guatemaltecos, cuyos conocimientos sobre negocios, economía y desarrollo particularmente respeto. Específicamente, les pregunté como sería este país en diez años si los guatemaltecos tomaran la decisión e hicieran el esfuerzo de prosperar. También quería saber que decisiones en particular se tendrían que tomar ahora para impulsar al país a la prosperidad. Déjenme contarles lo que me dijeron.
Primero, uno establecería metas y prioridades. Uno no puede hacer todo lo que quisiera, me dijeron, pero si puede identificar áreas en las cuales el cambio hará la diferencia en la vida de las personas. Esas áreas tienen que ver con las necesidades del pueblo. El futuro de Guatemala depende de su pueblo; su capital humano es probablemente el mayor recurso potencial aquí. Pero, mientras una gran cantidad de guatemaltecos permanezcan con deficiencias en la educación y la salud, no pueden contribuir a la prosperidad. Los expertos que estaban en mi mesa fueron firmes en esta conclusión: para desarrollar, para ser competitivo, y para prosperar, Guatemala tiene que proporcionarle servicios básicos de educación y salud a todos los guatemaltecos.
Construir los cimientos de una fuerza laboral sana y educada sería una prioridad si esta sociedad decide caminar hacia adelante. Crear más y mejores trabajos sería otra. La única manera de lograrlo, dijeron mis interlocutores, es convenciendo a los inversionistas para que inicien nuevos negocios y/o amplíen los existentes y los hagan más competitivos. Con lo anterior, la conversación giró hacia cómo lograr que los inversionistas inviertan su dinero en Guatemala. Inversionistas norteamericanos, inversionistas guatemaltecos, inversionistas de Latvia. Cualquier inversionista.
Cada camino que tomamos nos llevó a una respuesta: aprovechar los prospectos de un acuerdo de libre comercio entre Centro América y los Estados Unidos. Yo no hubiera anticipado que una conversación sobre el potencial económico a largo plazo para Guatemala abarcaría la inmediata oportunidad de un acuerdo de libre comercio, pero lo debería de haber hecho. No existe nada en el futuro cercano de Guatemala que tenga mayores posibilidades para un cambio positivo que este acuerdo. Esa es la razón, dicen los expertos, por la cual es crucial comprender lo que involucra un acuerdo de libre comercio entre los países centroamericanos y los Estados Unidos. Por esa razón me gustaría hablar sobre esto ahora.
El área de libre comercio con Centro América involucra mucho más que simplemente facilitar la compra y venta de productos. Es una obligación a las reglas para la inversión y la buena administración. Si se tratara únicamente de comercio, sería difícil justificar la necesidad de un nuevo acuerdo. Los programas y las concesiones, tales como los de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe y del Sistema General de Preferencias, permiten que la mayoría de productos guatemaltecos ingresen a los Estados Unidos libremente o con tarifas muy bajas. Observen los vehículos que los guatemaltecos manejan, los artículos que compran en los supermercados o las películas que ven, y saben que Guatemala ya acepta gustosamente los productos y servicios que proporcionan las compañías estadounidenses. Lo impuestos aduanales ya son bajos. ¿Entonces, qué queda por negociar?
El acuerdo de libre comercio que buscamos es una declaración de las reglas que se tienen que establecer para que los empresarios de nuestros países puedan trabajar entre sí mismos - reglas claras, predecibles, y con el respaldo de la ley internacional; reglas que no se pueden cambiar de la noche a la mañana con un decreto gubernamental o por un antojo del Congreso; reglas que se pueden aplicar sin tener que pasar años litigando en sistemas judiciales abrumados de trabajo o que no son confiables; reglas en las cuales los empresarios puedan confiar cuando se comprometan a una inversión a largo plazo o a un contrato; reglas que un inversionista quiere ver antes de decidir si construye una fábrica que le tomará años de traabajar exitosamente antes de ser rentable.
Piensen en un inversionista hipotético, en una compañía que puede establecer un nuevo negocio, crear buenas fuentes de trabajo, y traerle riqueza a Guatemala. Nuestro inversionista hipotético podría ir a los Estados Unidos, Irlanda o Singapur y encontrar diferentes combinaciones de mano de obra altamente calificada, excelente transporte y servicios bancarios, trato eficiente de autoridades honradas de aduana y del fisco, y garantías de un trato justo en los tribunales si surgen desacuerdos. Este inversionista pondrá en la balanza las ventajas de las condiciones comerciales y judiciales en cada uno de estos países, comparándolo con los costos más altos relacionados con la calidad y la seguridad. El inversionista analizará estas ventajas y desventajas con sus necesidades particulares.
Nuestro inversionista hipotético también podría venir a uno de los países centroamericanos. Investigaría la calidad de los servicios de transporte y bancarios, la eficiencia para tramitar su mercadería por la aduana y las funciones y las operaciones de las autoridades fiscales. El inversionista le preguntaría a las compañías que tienen conocimiento de Centro América sobre asuntos de seguridad así como sus experiencias para solucionar conflictos comerciales en los juzgados. El inversionista entonces comparará las ventajas de esta región que cuenta con mano de obra más barata y está cerca de los Estados Unidos con los problemas del área que surgieron del análisis. ¿Si usted fuera ese inversionista, cuáles serían sus conclusiones?
Un tratado de libre comercio enfocará algunas de las áreas problemáticas que inhiben la inversión en Guatemala y Centro América, al negociar y establecer reglas específicas y procedimientos para aplicarlos, los cuales se explican detalladamente en los "capítulos".
Uno de los capítulos trata sobre el comercio de bienes y establece claramente qué bienes están cubiertos. Establece "reglas de origen" para que no haya ningún error sobre lo que cubre, y describe como resolver desacuerdos. Los acuerdos amparados por este capítulo eliminan el poder de decisión de los funcionarios para permitirle a los empresarios planificar sus negocios enmarcados dentro de un esquema claro y confiable. También incluirá secciones sobre el traslado de la mercadería por los puertos y aduanas, y la seguridad de que a todos se les aplicará un trato justo y equitativo.
Otro capítulo tratará sobre "servicios". Los Estados Unidos es el líder mundial en servcios y tenemos un marcado interés en este capítulo. Por ejemplo, creemos que los comerciantes guatemaltecos podrían tener más acceso a los bancos a nivel mundial y a otros servicios financieros. Esto es algo que nuestras compañías podrían proporcionar y también es posible que sea un tema de negociación.
Otros capítulos tratan sobre las reglas que rigen temas tales como las compras de parte del gobierno, asegurándose que todos los licitadores calificados tengan acceso a los contratos del gobierno y que las licitaciones se otorguen basadas en el precio y la calidad. Los sistemas en las aduanas, poderosas armas contra la corrupción, se incluirán y le enviarán un importante mensaje a los inversionistas. Los inversionistas honorables no vienen a países donde la corrupción es parte de la cultura comercial; se van a otros lugares.
También existen reglas para asegurar las medidas que protejan la salud pública, tales como la inspección de comestibles frescos o requisitos para clasificar, se le apliquen equitativamente a todas las compañías; que los nombres de marcas y otros derechos intelectuales se respeten; y que no existan barreras arbitrarias que le impidan competir a nuevas empresas.
El trabajo y el medio ambiente son otros dos aspectos de un acuerdo de libre comercio. Lo que buscamos en esas áreas no va más allá de los requisitos que ya existen en las convenciones internacionales y en las leyes locales de la mayoría de los países. Los inversionistas respetables, por ejemplo en las áreas de la confección del vestuario, ya están exigiendo que se cumplan con estas condiciones, porque de lo contrario sus clientes no les comprarán. Es una gran ventaja ser conocido como un país respetuoso de las normas internacionales de trabajo y del medio ambiente porque los inversionistas honorables no se quieren desprestigiar trabajando en una nación que tiene una historia de falta de respeto de los derechos laborales e intereses del medio ambiente. Los inversionistas a quienes no les importa podrían ser inversionistas que ustedes no quieren tener.
Tan importante como las reglas plasmadas en un acuerdo de libre comercio es la aplicación de los procedimientos legales. Esos procedimientos todavía están por negociarse, pero es seguro que incluirán medidas más rápidas y probablemente con más credibilidad que acudir al Juzgado de Primera Instancia más cercano. Una vez se establezcan por medio de un acuerdo, le brindarán a los gobiernos una postura legal clara para defender los intereses de sus empresarios. Los mecanismos para solucionar conflictos raramente o nunca se invocarían, pero se pueden imaginar la enorme confianza que un procedimiento fiable le otorga a un inversionista estadounidense que está pensando abrir una nueva fábrica en Guatemala. Cuando las reglas son claras y hay certeza que se harán valer, Guatemala podría aparecer a inversionistas más como Irlanda o Singapur.
Sin embargo, a pesar de todas sus ventajas, un acuerdo de libre comercio no es una solución mágica o instantánea para los problemas económicos. En realidad, se tendrán que superar obstáculos antes que el acuerdo entre en vigor. A NAFTA, por ejemplo, en la actualidad se refieren a ella como una historia de éxito y un modelo para la región, pero empezó con un período difícil de transición, lleno de resistencia y de malos entendidos. El cambio es duro, y la resistencia es inevitable. El debate puede ser saludable, sin embargo, media vez se enfoca en los temas correctos - no cuestionar si el libre comercio es algo bueno, pero cómo hacer para que el libre comercio responda a las necesidades de Guatemala y que trabaje en beneficio del pueblo. Al revisar el debate que se llevó a cabo en México sobre NAFTA, los países centroamericanos pueden prepararse para las preguntas que surgirán alrededor del acuerdo de libre comercio.
Un aspecto de un acuerdo de libre comercio que no está sujeto a debate es la probabilidad que logre lo que en 180 años no se pudo hacer: unir Centro América. Mis colegas del Gobierno de los Estados Unidos han estado súmamente impresionados por la unidad que ya demostraron los gobiernos centroamericanos preparándose para las negociaciones comerciales. Las cinco naciones han trabajado con una sola propuesta conjunta y han acelerado sus propias discusiones para armonizar políticas de aduanas y tarifas. Los centroamericanos están unificando sus políticas y, al mismo tiempo, están unificando su mercado en beneficio de sus propios negocios e inversionistas. Centro América es el hogar para una población jóven de más de 30 millones de personas, más que Canadá, nuestro socio comercial más grande. Solo ese hecho en un poderoso incentivo.
Resumiendo, el acuerdo de libre comercio establecerá un conjunto de reglas en comun para los negocios; un mercado abierto para herramientas comerciales esenciales tales como servicios financieros; controles de corrupción en la contratación de parte del gobierno y en las aduanas; y mecanismos efectivos para hacer valer los contratos. Sumado a los esfuerzos para educar y asegurarle una buena salud a sus ciudadanos, Guatemala y otros países de Centro América podrían tener grandes oportunidades en el futuro.
Mi conversación con los expertos en economía y negocios concluyó con la sugerencia de que la Embajada se concentre para ayudar a que los guatemaltecos comprendan qué implica un acuerdo de libre comercio y lo que se puede lograr para fortalezer el potencial económico de la región. Espero poder incluirlos a ustedes y a los ganadores del Gold Standard Award en este esfuerzo. De acuerdo con su mejor gente pensante, la economía de Guatemala puede crecer, su pueblo puede estar mejor, y su futuro puede ser mucho más esperanzador. Este país no está condenado a la pobreza y la oportunidad para cambiar está ante ustedes ahora. No será fácil, pero será posible si el sector privado, la sociedad civil y el gobierno se unen para lograrlo. Mi deseo ferviente es que ustedes decidan hacerlo y les deseo todo el éxito en su esfuerzo. Muchas gracias.---
EL LIBRE COMERCIO Y EL FUTURO DE GUATEMALA:
CONSTRUYENDO UNA MAYOR PROSPERIDAD
Embajadora Prudence Bushnell
Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana
29 de abril del 2002
Es un placer regresar a la compañía de los socios de AmCham, y les agradezco haberme invitado. Estoy aquí para felicitar a los ganadores del primer "Gold Standard Award". Todos estamos muy orgullosos de ustedes. Sus contribuciones al desarrollo económico de su país son significativas y merecen reconocimiento, porque sin la información que proporcionan sobre temas tan diversos como el sistema bancario y la cuenta mensual de la energía eléctrica, los guatemaltecos no contarían con los medios necesarios para tomar decisiones y decidir opciones para su bienestar. Los aplaudo a todos ustedes por sus esfuerzos para servir al público.
Desde que llegué a Guatemala hace casi tres años y me quedé maravillada por la belleza de este país, me he convencido que no existe razón para que Guatemala tenga que ser pobre. Al contrario, este país tiene ventajas formidables-gente muy trabajadora, una tierra fértil, y una posición geográfica bendecida con excelente acceso a rutas de transporte y a grandes mercados. ¿Entonces, qué se necesita para transformar estas ventajas a una mayor prosperidad para todo el pueblo de Guatemala?
Le hice esta pregunta a un grupo de guatemaltecos, cuyos conocimientos sobre negocios, economía y desarrollo particularmente respeto. Específicamente, les pregunté como sería este país en diez años si los guatemaltecos tomaran la decisión e hicieran el esfuerzo de prosperar. También quería saber que decisiones en particular se tendrían que tomar ahora para impulsar al país a la prosperidad. Déjenme contarles lo que me dijeron.
Primero, uno establecería metas y prioridades. Uno no puede hacer todo lo que quisiera, me dijeron, pero si puede identificar áreas en las cuales el cambio hará la diferencia en la vida de las personas. Esas áreas tienen que ver con las necesidades del pueblo. El futuro de Guatemala depende de su pueblo; su capital humano es probablemente el mayor recurso potencial aquí. Pero, mientras una gran cantidad de guatemaltecos permanezcan con deficiencias en la educación y la salud, no pueden contribuir a la prosperidad. Los expertos que estaban en mi mesa fueron firmes en esta conclusión: para desarrollar, para ser competitivo, y para prosperar, Guatemala tiene que proporcionarle servicios básicos de educación y salud a todos los guatemaltecos.
Construir los cimientos de una fuerza laboral sana y educada sería una prioridad si esta sociedad decide caminar hacia adelante. Crear más y mejores trabajos sería otra. La única manera de lograrlo, dijeron mis interlocutores, es convenciendo a los inversionistas para que inicien nuevos negocios y/o amplíen los existentes y los hagan más competitivos. Con lo anterior, la conversación giró hacia cómo lograr que los inversionistas inviertan su dinero en Guatemala. Inversionistas norteamericanos, inversionistas guatemaltecos, inversionistas de Latvia. Cualquier inversionista.
Cada camino que tomamos nos llevó a una respuesta: aprovechar los prospectos de un acuerdo de libre comercio entre Centro América y los Estados Unidos. Yo no hubiera anticipado que una conversación sobre el potencial económico a largo plazo para Guatemala abarcaría la inmediata oportunidad de un acuerdo de libre comercio, pero lo debería de haber hecho. No existe nada en el futuro cercano de Guatemala que tenga mayores posibilidades para un cambio positivo que este acuerdo. Esa es la razón, dicen los expertos, por la cual es crucial comprender lo que involucra un acuerdo de libre comercio entre los países centroamericanos y los Estados Unidos. Por esa razón me gustaría hablar sobre esto ahora.
El área de libre comercio con Centro América involucra mucho más que simplemente facilitar la compra y venta de productos. Es una obligación a las reglas para la inversión y la buena administración. Si se tratara únicamente de comercio, sería difícil justificar la necesidad de un nuevo acuerdo. Los programas y las concesiones, tales como los de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe y del Sistema General de Preferencias, permiten que la mayoría de productos guatemaltecos ingresen a los Estados Unidos libremente o con tarifas muy bajas. Observen los vehículos que los guatemaltecos manejan, los artículos que compran en los supermercados o las películas que ven, y saben que Guatemala ya acepta gustosamente los productos y servicios que proporcionan las compañías estadounidenses. Lo impuestos aduanales ya son bajos. ¿Entonces, qué queda por negociar?
El acuerdo de libre comercio que buscamos es una declaración de las reglas que se tienen que establecer para que los empresarios de nuestros países puedan trabajar entre sí mismos - reglas claras, predecibles, y con el respaldo de la ley internacional; reglas que no se pueden cambiar de la noche a la mañana con un decreto gubernamental o por un antojo del Congreso; reglas que se pueden aplicar sin tener que pasar años litigando en sistemas judiciales abrumados de trabajo o que no son confiables; reglas en las cuales los empresarios puedan confiar cuando se comprometan a una inversión a largo plazo o a un contrato; reglas que un inversionista quiere ver antes de decidir si construye una fábrica que le tomará años de traabajar exitosamente antes de ser rentable.
Piensen en un inversionista hipotético, en una compañía que puede establecer un nuevo negocio, crear buenas fuentes de trabajo, y traerle riqueza a Guatemala. Nuestro inversionista hipotético podría ir a los Estados Unidos, Irlanda o Singapur y encontrar diferentes combinaciones de mano de obra altamente calificada, excelente transporte y servicios bancarios, trato eficiente de autoridades honradas de aduana y del fisco, y garantías de un trato justo en los tribunales si surgen desacuerdos. Este inversionista pondrá en la balanza las ventajas de las condiciones comerciales y judiciales en cada uno de estos países, comparándolo con los costos más altos relacionados con la calidad y la seguridad. El inversionista analizará estas ventajas y desventajas con sus necesidades particulares.
Nuestro inversionista hipotético también podría venir a uno de los países centroamericanos. Investigaría la calidad de los servicios de transporte y bancarios, la eficiencia para tramitar su mercadería por la aduana y las funciones y las operaciones de las autoridades fiscales. El inversionista le preguntaría a las compañías que tienen conocimiento de Centro América sobre asuntos de seguridad así como sus experiencias para solucionar conflictos comerciales en los juzgados. El inversionista entonces comparará las ventajas de esta región que cuenta con mano de obra más barata y está cerca de los Estados Unidos con los problemas del área que surgieron del análisis. ¿Si usted fuera ese inversionista, cuáles serían sus conclusiones?
Un tratado de libre comercio enfocará algunas de las áreas problemáticas que inhiben la inversión en Guatemala y Centro América, al negociar y establecer reglas específicas y procedimientos para aplicarlos, los cuales se explican detalladamente en los "capítulos".
Uno de los capítulos trata sobre el comercio de bienes y establece claramente qué bienes están cubiertos. Establece "reglas de origen" para que no haya ningún error sobre lo que cubre, y describe como resolver desacuerdos. Los acuerdos amparados por este capítulo eliminan el poder de decisión de los funcionarios para permitirle a los empresarios planificar sus negocios enmarcados dentro de un esquema claro y confiable. También incluirá secciones sobre el traslado de la mercadería por los puertos y aduanas, y la seguridad de que a todos se les aplicará un trato justo y equitativo.
Otro capítulo tratará sobre "servicios". Los Estados Unidos es el líder mundial en servcios y tenemos un marcado interés en este capítulo. Por ejemplo, creemos que los comerciantes guatemaltecos podrían tener más acceso a los bancos a nivel mundial y a otros servicios financieros. Esto es algo que nuestras compañías podrían proporcionar y también es posible que sea un tema de negociación.
Otros capítulos tratan sobre las reglas que rigen temas tales como las compras de parte del gobierno, asegurándose que todos los licitadores calificados tengan acceso a los contratos del gobierno y que las licitaciones se otorguen basadas en el precio y la calidad. Los sistemas en las aduanas, poderosas armas contra la corrupción, se incluirán y le enviarán un importante mensaje a los inversionistas. Los inversionistas honorables no vienen a países donde la corrupción es parte de la cultura comercial; se van a otros lugares.
También existen reglas para asegurar las medidas que protejan la salud pública, tales como la inspección de comestibles frescos o requisitos para clasificar, se le apliquen equitativamente a todas las compañías; que los nombres de marcas y otros derechos intelectuales se respeten; y que no existan barreras arbitrarias que le impidan competir a nuevas empresas.
El trabajo y el medio ambiente son otros dos aspectos de un acuerdo de libre comercio. Lo que buscamos en esas áreas no va más allá de los requisitos que ya existen en las convenciones internacionales y en las leyes locales de la mayoría de los países. Los inversionistas respetables, por ejemplo en las áreas de la confección del vestuario, ya están exigiendo que se cumplan con estas condiciones, porque de lo contrario sus clientes no les comprarán. Es una gran ventaja ser conocido como un país respetuoso de las normas internacionales de trabajo y del medio ambiente porque los inversionistas honorables no se quieren desprestigiar trabajando en una nación que tiene una historia de falta de respeto de los derechos laborales e intereses del medio ambiente. Los inversionistas a quienes no les importa podrían ser inversionistas que ustedes no quieren tener.
Tan importante como las reglas plasmadas en un acuerdo de libre comercio es la aplicación de los procedimientos legales. Esos procedimientos todavía están por negociarse, pero es seguro que incluirán medidas más rápidas y probablemente con más credibilidad que acudir al Juzgado de Primera Instancia más cercano. Una vez se establezcan por medio de un acuerdo, le brindarán a los gobiernos una postura legal clara para defender los intereses de sus empresarios. Los mecanismos para solucionar conflictos raramente o nunca se invocarían, pero se pueden imaginar la enorme confianza que un procedimiento fiable le otorga a un inversionista estadounidense que está pensando abrir una nueva fábrica en Guatemala. Cuando las reglas son claras y hay certeza que se harán valer, Guatemala podría aparecer a inversionistas más como Irlanda o Singapur.
Sin embargo, a pesar de todas sus ventajas, un acuerdo de libre comercio no es una solución mágica o instantánea para los problemas económicos. En realidad, se tendrán que superar obstáculos antes que el acuerdo entre en vigor. A NAFTA, por ejemplo, en la actualidad se refieren a ella como una historia de éxito y un modelo para la región, pero empezó con un período difícil de transición, lleno de resistencia y de malos entendidos. El cambio es duro, y la resistencia es inevitable. El debate puede ser saludable, sin embargo, media vez se enfoca en los temas correctos - no cuestionar si el libre comercio es algo bueno, pero cómo hacer para que el libre comercio responda a las necesidades de Guatemala y que trabaje en beneficio del pueblo. Al revisar el debate que se llevó a cabo en México sobre NAFTA, los países centroamericanos pueden prepararse para las preguntas que surgirán alrededor del acuerdo de libre comercio.
Un aspecto de un acuerdo de libre comercio que no está sujeto a debate es la probabilidad que logre lo que en 180 años no se pudo hacer: unir Centro América. Mis colegas del Gobierno de los Estados Unidos han estado súmamente impresionados por la unidad que ya demostraron los gobiernos centroamericanos preparándose para las negociaciones comerciales. Las cinco naciones han trabajado con una sola propuesta conjunta y han acelerado sus propias discusiones para armonizar políticas de aduanas y tarifas. Los centroamericanos están unificando sus políticas y, al mismo tiempo, están unificando su mercado en beneficio de sus propios negocios e inversionistas. Centro América es el hogar para una población jóven de más de 30 millones de personas, más que Canadá, nuestro socio comercial más grande. Solo ese hecho en un poderoso incentivo.
Resumiendo, el acuerdo de libre comercio establecerá un conjunto de reglas en comun para los negocios; un mercado abierto para herramientas comerciales esenciales tales como servicios financieros; controles de corrupción en la contratación de parte del gobierno y en las aduanas; y mecanismos efectivos para hacer valer los contratos. Sumado a los esfuerzos para educar y asegurarle una buena salud a sus ciudadanos, Guatemala y otros países de Centro América podrían tener grandes oportunidades en el futuro.
Mi conversación con los expertos en economía y negocios concluyó con la sugerencia de que la Embajada se concentre para ayudar a que los guatemaltecos comprendan qué implica un acuerdo de libre comercio y lo que se puede lograr para fortalezer el potencial económico de la región. Espero poder incluirlos a ustedes y a los ganadores del Gold Standard Award en este esfuerzo. De acuerdo con su mejor gente pensante, la economía de Guatemala puede crecer, su pueblo puede estar mejor, y su futuro puede ser mucho más esperanzador. Este país no está condenado a la pobreza y la oportunidad para cambiar está ante ustedes ahora. No será fácil, pero será posible si el sector privado, la sociedad civil y el gobierno se unen para lograrlo. Mi deseo ferviente es que ustedes decidan hacerlo y les deseo todo el éxito en su esfuerzo. Muchas gracias.---
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