Crisis de la Edad Media en España
La crisis de los siglos XIV y XV: A finales del siglo XIII, Europa había llegado al límite del modo de producción feudal: era cada vez más difícil alcanzar el equilibrio entre producción de alimentos y población. En el caso de los pueblos hispanos, el esfuerzo militar y repoblador de la llamada Reconquista había sido inmenso, el avance territorial excesivamente rápido, etc. De este modo, en el siglo XIV se rompe el precario equilibrio de todos estos elementos y se produce una crisis, que es general en toda Europa. Esta crisis del siglo XIV se considera, desde el punto de vista historiográfico, como la muerte de la Edad Media y el surgimiento de estados modernos. En Europa Occidental se configura la formación social conocida como Antiguo Régimen, caracterizada por una economía en transición del feudalismo al capitalismo, una sociedad estamental y unas monarquías autoritarias que evolucionan hacia monarquías absolutistas. El feudalismo no desaparece, aunque sí cambia para sobrevivir hasta el fin del Antiguo Régimen, en el siglo XIX.
Sólo en Inglaterra los cambios se produjeron en una dirección peculiar, apareciendo una burguesía muy poderosa asociada a un comercio y a una industria muy innovadora que dará a este país una ventaja de casi un siglo en todos los aspectos respecto a Europa.
Hay que prevenir que la crisis es muy amplia y complicada y que afecta a todos los aspectos de la Edad Media (económicos, políticos, sociales, culturales) sin que se pueda decir que uno de esos puntos haya desencadenado la crisis en los demás, más bien se imbrican unos fenómenos con otros. Durante el siglo XIV la crisis fue global, mientras que durante el siglo XV puede decirse que hay una recuperación económica y demográfica, pero persisten la crisis política y la social.
La Peste Negra
Una gran cantidad de epidemias que sufrió Europa en el siglo XIV son conocidas como Peste negra. Aunque se sospecha que se trata de un conjunto de enfermedades bacterianas —generalmente variantes de la Peste pulmonar, como la Peste bubónica y la Peste septicémica; unidas quizá al Ántrax— que atacaban juntas, no hay una explicación definitiva. Estas enfermedades vinieron de oriente transportadas por las ratas negras de los barcos y se habla de ella por primera vez en el año 1348. La peste tomó su nombre de uno de sus más terribles síntomas: unos ganglios, llamados bubones o landres, de aspecto negruzco que, si reventaban, supuraban sangre y pus. Otros síntomas eran, la fiebre alta, el dolor de cabeza, los escalofríos y los delirios. La mayor parte moría en un plazo de 48 horas pero, afortunadamente, una minoría lograba superar la enfermedad y sobrevivir, quedando inmunizados.
Los focos de peste partían de zonas costeras, pero en pocos meses afectaban a toda Europa, cebándose en los peor alimentados, los heridos por las continuas guerras y los más pobres. En el caso de España, se piensa que llegó por primera vez al puerto de Palma de Mallorca (febrero de 1348), de allí pasó a las costas del resto de la Corona de Aragón (mayo de 1348) y, poco a poco, fue penetrando hacia el interior favorecida por las malas cosechas y por las guerras civiles que sufrió la Península; en Castilla los datos son muy escasos, aunque sabemos que en octubre la enfermedad ha llegado a Galicia. La peste volvía a atacar recurrentemente cada 8 ó 10 años (1362, 1371, 1381, 1396..., y así siguió durante el siglo XV); cada vez con menos virulencia, tal vez por encontrarse con una población mejor alimentada o, tal vez, con un mejor sistema inmunitario.
Las zonas más afectadas eran las más pobladas, sobre todo la costa y las ciudades: Cataluña perdió en estas epidemias casi el 40% de su población, pero en Barcelona se sospecha que superó el 60% de afectados. Además, toda la administración local quedó desbaratada, murieron cuatro de los cinco consellers y la mayor parte de los oficiales reales, no habiendo candidatos para sustituirlos.
Muchos campesinos intentaron huir, lo que obligó a los nobles a recurrir a los "malos usos" al amparo de teorías de superioridad de sangre que se generalizó en toda la corona de Aragón desde 1370, aplicando se también a artesanos y comerciantes. Sin embargo, los estudios más recientes tienden a reducir estas cifras a la mitad, considerándolas exageradas.
En la Meseta, al haber menos densidad de población, y ser las ciudades más pequeñas, la incidencia fue menor; estimándose un 25% de bajas (lo malo, es que los datos son mucho más escasos, si exceptuamos la zona de Andalucía). Pero cabe destacar que el propio rey castellano, Alfonso XI, murió de Peste negra en 1350.
Una de las reacciones más espectaculares de la epidemia, aunque no directa, es el abandono de pueblos enteros (despoblados), aunque no siempre es por el exterminio, también hay que tener en en cuenta la deserción de sus pobladores. En Palencia se han llegado a contabilizar 82 despoblados por las pestes de 1348 o sucesivas. En realidad este fenómeno también es común a toda Europa occidental (en Francia se llaman villages désertés; en Alemania, wüstungen (en la wiki alemana); en Inglaterra, lost villages (en la wiki inglesa),...); y su culmen tuvo lugar a finales del siglo XIV y principios del siglo XV.
Los despoblados no siempre pueden asociarse a la peste, pero es seguro que ésta es un factor importante, junto con las hambrunas y los malos usos señoriales.
fuente: wikipedia
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