Al-Ándalus
Al-Ándalus no debe confundirse con la Andalucía actual, ya que la extensión de al-Ándalus fue muy variable en el transcurso del tiempo, llegando a abarcar casi toda la península, excepción hecha de las provincias de Almería, Málaga y Granada, y algunos territorios limítrofes que formaron el llamado Reino de Granada. "Sólo durante unos pocos siglos" su silueta podría confundirse con la de Andalucía. Algunos historiadores argumentan, además, que "la influencia musulmana" en la Andalucía actual no es tan amplia como recogen determinadas visiones foráneas (herederas de los prejuicios de algunos viajeros románticos) y prácticamente se reduce a ciertos elementos en la gastronomía, costumbres o pronunciación, aparte de los monumentos. Aunque la ciencia demográfica aplicada a la historia y arqueología andaluza lo desmiente, para algunos "seguramente queden más descendientes de andalusí en Valencia o en Murcia que en la propia Andalucía", a los que se denominaba como tagarins.
Para otros historiadores, en cambio, al-Ándalus y Andalucía son la misma línea de identidad, salvada la distancia histórica, cultural, religiosa, etc., no sólo por el nombre, sino por la geografía y la historia de este extenso período histórico, forjada básicamente en sus tierras, e irradiando desde ellas su influencia y dominación sobre gran parte de la Península Ibérica como así atestigua la arqueología, y la evolución de sus influencias. La numismática de la primera época identifica al-Andalus con Hispania a través de numerosas monedas encontradas en Andalucía, en la que los dos términos aparecen acuñados, como ambivalentes e idénticos. El Califato de Córdoba se fundamentó de manera natural y administrativa, sobre la última capital de la Bética hispanorromana, Corduba, y todo su entramado territorial. La Mezquita de Córdoba representa, en la historia del Arte Andaluz y universal, el eslabón perdido entre la cristiandad mediterránea occidental antigua, el arrianismoIslam y el catolicismo del pasado moderno andaluz.Etimología
No se conoce con precisión el origen de la palabra al-Ándalus, para varios autores proviene de los vándalos: bandalus (Vandalucía o tierra de los vándalos), otros la relacionan con la lengua tamazightanna = río, lus = tierra cultivada, para otros proviene del germano: land = tierra, lus = de sorteo, lo que encajaría con el reparto histórico a las tribus germánicas de los dominios del extinto Imperio Romano de Occidente. Andalucía proviene del término arabizado: "al-Andalusíya", con su sufijo activo y femenino, o sea al-Ándalus por antonomasia. El problema de estas controversias es que están incardinadas en conflictos históricos, políticos y religiosos del pasado, lo que da lugar a distintas interpretaciones históricas. de los bereberes:
La conquista
Entre los años 711 y 716, los musulmanes ocuparon gran parte de la Península Ibérica, excepción hecha de las zonas montañosas cántabras y pirenaicas. Pese a que la conquista contara con algunos episodios violentos, en términos generales, se llevó a cabo de una forma pacífica y sin que encontrara grandes resistencias. Por ejemplo, el establecimiento de los árabes en tierras levantinas, empezó con el pacto de Abd al-Aziz ibn Mussa con Teodomiro, un representante del gobierno del rey visigodo de Toledo que cambió tierra por privilegios, por lo que no hubo invasión propiamente dicha. Los árabes se fueron instalando en esas tierras de manera paulatina sin que se registrara batalla alguna.
La entrada de los musulmanes en la península se produce, concretamente, con el desembarco en Gibraltar (Yebel Tarik), el 27 de abril de 711, de Táriq Ibn Ziyad lugarteniente del Gobernador de TángerMusa ibn Nusair, que lidera un ejército de 9.000 hombres. Poco después, el 19 de julio, los visigodos fueron derrotados y su rey, Roderico murió en la Batalla de Guadalete. La ocupación de la Península se lleva a cabo en cinco años.
Emirato de Córdoba
En el año 756 Abderramán I llega a Córdoba y establece una dinastía que gobernará al-Ándalus hasta 1031. El 773 Abderramán I establece el emirato de Córdoba independizándose política y administrativamente del Islam, aunque mantuvo, con el mismo, una unidad espiritual y moral. Pese a todo, el verdadero organizador del emirato independiente fue Abderramán II, que delegó los poderes en manos de los visires. La islamización fue muy rápida y el número de mozárabes (cristianos en territorio musulmán) se redujo considerablemente.
En el año 912, asciende al trono Abderramán III cuando ya la decadencia política del emirato era un hecho. Intentando acabar con las sublevaciones y conflictos, se proclama califa en 929 dando paso al califato de Córdoba.
Califato de Córdoba
En el año 929, Abderramán III establece el Califato de Córdoba, declarando la independencia religiosa de Bagdad del califato abasida. Esta proclamación del califato contenía un propósito doble: - En el interior: la Omeyas querían consolidar su posición - En el exterior: consolidar las rutas marítimas para el comercio en la Mediterránea, garantizando las relaciones económicas con Bizancio y asegurando la subadministración del oro.
Tras la ocupación de Melilla en 927, a mediados del siglo X, los omeyas controlaban el triángulo formado por Argelia, Siyimasa y el océano Atlántico. El poder del califato se extendía, asimismo, hacia el norte y en 950 el Sacro Imperio Romano-Germánico intercambiaba embajadores con Córdoba.
Ésta es la etapa política de mayor esplendor, en estado omeya que se transformó en diversos reinos conocidos como reinos de Taifas.
Estos reinos aparecieron como consecuencia de la fitna o guerra civil provocada por la posesión del trono entre los partidarios del último califa legítimo, Hisham II, y los sucesores de su primer ministro o hayb: Almanzor. En el trasfondo de todas estas luchas existían, también, los agobiantes problemas de la presión fiscal, necesaria para financiar los costos de las campañas bélicas. La división se reprodujo en diversas ocasiones dando lugar a la creación de otras taifas.
Las sucesivas invasiones provenientes desde el norte de África, como la de los almorávides (1090- 1102), las de los almohades (1145 – 1146) y las de los benimerines (1224) produjeron un debilitamiento progresivo de los reinos lo que provocó que, a mediados del siglo XIII, al-Ándalus quedará reducida al reino nazarí de Granada.
La conclusión de la ocupación musulmana
En 717, Abd-al-Aziz era asesinado violentamente, abriéndose así un periodo de turbulencias en al-Andalus que se extendería durante cuarenta años. Ese mismo año la capital se instaló en Córdoba y entre ese año y el 719 capitularon Pamplona, Huesca y Barcelona, lo que obligó a los hispanogodos resistentes a refugiarse en las montañas del Cantábrico o el Pirineo o emigrar a la zona de Narbona. Aunque Narbona cayo en el año 720, los musulmanes no lograron penetrar en el reino franco merovingio por Aquitania, Provenza, Borgoña o Gascuña, y a pesar de que prosiguieron las expediciones musulmanas, estas fueron definitivamente paralizadas en el 732 en Vouillé (Francia) en la Batalla de Poitiers.
La conflictividad interna de al-Andalus propició asimismo la consolidación de un movimiento insurreccional en la costa del Cantábrico, surgido de la victoria en la batalla de Covadonga el 718, por parte de Don Pelayo, sobre el cual se edificaría paulatinamente durante la primera mitad del siglo el reino de Asturias, al que seguirían más tarde la formación de otros núcleos en la zona oriental.
La reconquista
Entre los años 718 y 1230, se forman los principales núcleos cristianos en la península en los reinos de Castilla, Portugal, Navarra y la Corona de Aragón.
En el siglo XIII, los cristianos logran un gran avance tras producirse la unión de Castilla con León bajo el reinado de Fernando III. Además empieza la expansión aragonesa por el Mediterráneo.
La Reconquista finaliza en 1492 con la toma de Granada por los Reyes Católicos que la anexionaron a la Corona del Reino Castellano. En este mismo año se produce la expulsión de los judíos de España, y el descubrimiento de América.
Reino nazarí de Granada
En el año 1238, entra en Granada Mohamed-ben-Nazar (o Nasr) conocido, asimismo, como Al-Ahmar el Rojo. Es el creador de la dinastía Nazarí (que tuvo 20 sultanes granadinos) y fue el fundador del Reino de Granada que, si bien al principio, confraternizó con los reyes castellanos, tuvo que convertirse, pasado el tiempo, en tributario de los mismos a fin de mantener su independencia.
El último rey de la dinastía nazarí fue Boabdil (Abu 'Abd Allāh), derrotado en 1492 por los Reyes Católicos.
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