Los centauros son una raza de seres con el torso y la cabeza de humano y el cuerpo de caballo. El personaje general de los centauros es el de seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales.
Muchas leyendas sobre los centauros sostienen que son criaturas muy inconstantes, que miran con frecuencia al cielo para determinar sus destinos. Son grandes astrólogos y muy aficionados a la adivinación.
El Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro.
Su nombre significa "Toro de Minos", y fue concebido de la unión entre Pasífae y un magnífico toro con motivo de una afrenta divina. Fue encerrado en un laberinto diseñado por el artífice Dédalo, hecho expresamente para retenerlo, ubicado probablemente en la ciudad de Cnosos en la isla de Creta. Por muchos años, hombres y mujeres eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida de ésta terminó en manos del héroe Teseo.
Zeus regaló a su hijo Minos un bellísimo toro para ser sacrificado en honor a Poseidón. Minos, que no prestaba atención a su esposa Pasífae, dejó que hiciera cuanto quisiese, y así, ella intentó seducir al toro de diversas formas, pero ninguna dio resultado. Finalmente pidió ayuda a Dédalo, el artífice refugiado más hábil de Creta -y de toda la mitología griega. Dédalo construyó entonces una vaca o ternera de madera, hueca, de forma que Pasífae pudiera esconderse en su interior. La reina regresó dentro del simulacro a donde el toro, y éste, convencido por la perfección del disfraz, correspondió su amor y Pasífae pudo consumar su poderosa y ciega pasión inspirada por el dios.
El resultado de esta unión contra natura es Asterión, el Minotauro.
Las sirenas son seres fabulosos, originarios de la mitología griega y ampliamente extendidos en las narraciones fantásticas de la literatura occidental, cuya función y representación han variado con el tiempo.
Aunque en su forma original eran seres híbridos de mujer y ave, posteriormente la representación más común, y la que ha llegado a la actualidad, las describe como mujeres jóvenes con cola de pez. Es por ello que en el idioma inglés se hace la distinción entre la siren (la sirena original clásica) y las mermaids (la sirena con forma de pez). En la mitología griega, las sirenas son una clase difusa que comprende varios seres que se distinguen por una voz musical y prodigiosamente atractiva; las representaciones artísticas más antiguas, que las muestran como aves con rostro o torso femenino, se deben probablemente a la asociación de las aves con el canto, así como al frecuente uso iconográfico de los seres alados para representar a los espíritus de los muertos.
En época preclásica comenzaron ya a identificarse con náyades, y su canción a describirse como un atractivo irresistible que llevaba a la perdición a los marinos.
Aunque en la iconografía moderna las sirenas se representan por lo general como de abrumadora belleza, es probable que en la tradición clásica su único atractivo radicase en su voz, y que su apariencia fuese poco menos que monstruosa.
Un sátiro es una criatura de la mitología griega que encarna la fuerza vital de la naturaleza. Los sátiros, relacionados con las Ménades, forman en el «cortejo dionisíaco» que acompaña al dios Dioniso. Pueden estar también asociados al dios Pan. Se les representa de varias formas. La más común es la de una criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, abundante cabellera, una nariz chata, cola de cabra y un priapismo permanente. A menudo llevan pieles de animales, de pantera. Las representaciones romanas confundían a los sátiros con los faunos, quienes solían tener piernas de chivo.
Pan era, también, el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina desenfrenada. Se dice, que se dedicaba a perseguir ninfas por los bosques, en busca de sus favores. Cuando nació, presentaba sus miembros inferiores en forma de macho cabrio y el resto del cuerpo con apariencia de hombre. En la cabeza, tenía dos cuernos y su cara era arrugada, con una barbilla promiente, con todo el cuerpo cubierto por una espesa capa de pelo. Se dice que, apenas nacido, escapó a las montañas, donde Hermes tuvo que buscarlo para llevarlo al Olimpo envuelto en una piel de liebre. Una vez allí, lo llamaron Pan, puesto que era la diversión de todos. Portaba en la mano el cayado o bastón de pastor y tocaba la Siringa, a la que también se conoce por Flauta de Pan.
Le agradaban las fuentes y la sombra de los bosques, entre cuya maleza solía esconderse para espiar a las ninfas. Se dice que Pan era especialmente irascible si se le molestaba durante sus siestas. Como deidad, Pan representaba a toda la naturaleza salvaje. De esta forma, se le atribuía la generación del miedo enloquecedor, de ahí la palabra pánico. A partir de la Edad Media y hasta nuestros días, la imagen tradicional de Pan se asocia con la imagen del diablo (en forma de macho cabrío) y los aquelarres.
En la mitología griega, la Esfinge era un demonio de destrucción y mala suerte, que se representaba con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave. La Esfinge se instaló en uno de los montes del oeste de la ciudad de Tebas, el Ficio o el Antedón. Desde ahí se dedicó a asolar la campiña tebana destruyendo las siembras y matando a todos los que no fueran capaces de resolver sus enigmas. Mataba estrangulando, y algunas opiniones refieren que de ahí viene su nombre, ya que cerraba (sphíggein, ‘cerrar’) el paso del aire a los desafortunados que caían en sus garras.
Tifón, Tifaón o Tifeo es una divinidad primitiva que se presenta en forma de huracán destructor o de un enorme y espeluznante monstruo alado con un centenar de serpientes repartidas por sus muslos que lanza llamas por la boca.
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