PROMO66 LICEO GUATEMALA

sábado, octubre 17, 2020

ANTOLOGÍA DE LA VII VUELTA CICLÍSTICA A GUATEMALA INTRODUCCIÓN
Acariciada por el cálido soplo del viento sur, la Ciudad de las Palmeras amaneció hoy especialmente engalanada y expectante en esta hermosa mañana del domingo 11 de agosto de 1963; se despide a la caravana ciclística en la que será la última y promete ser la más emotiva etapa de la VII Vuelta Ciclística a Guatemala, con meta final en la capital del país. Las calles frente al parque central y el Palacio Municipal de Escuintla, en donde ayer finalizó la penúltima etapa, y en donde también hoy en unos minutos más se dará el banderazo de salida, muestran aún los rescoldos del apoteósico y apasionante recibimiento que la ciudad cocotera brindó a los ciclistas, y en la que Pontacita se impuso sobre la meta en un largo, disputado y cerrado sprint al actual líder Sabas Cervantes, descontando diez segundos a la escasa ventaja que aún mantiene el pedalista mexicano, reducida ahora a tan sólo 8 segundos. La ansiedad e inquietud predominan en el ambiente, acrecentadas por el bullicio del público, el incesante barullo en los altoparlantes, el acopio final de tubulares y caramañolas, el penetrante y agudo aullar de las sirenas, sumado a las últimas y agitadas instrucciones que a voz en cuello los entrenadores dan a sus pupilos, y de las que sobresale la de Blas Quaglieri con su gutural, nervioso y típico acento francés.

Es la antesala de la corta etapa de 56 kilómetros que separan a la ciudad de las golondrinas de la meta final en el majestuoso estadio nacional olímpico Mateo Flores, en donde culminará hoy “el máximo evento deportivo del año ”, en lo que resulta ser nuestra propia versión del final del Tour de France en el Parc Au Princes de París.  Es segunda ocasión en esta Vuelta que se disputará la meta en el coloso de concreto, pero, en este caso, dadas las mínimas diferencias de tiempo entre los dos punteros, el duelo es “a muerte”, ya que el resultado será final y definitivo, no apto para cardíacos.

En esta edición la Vuelta se dividió en 16 etapas, con un recorrido de 1,507 Kms, distribuidos a lo largo de 18 días - del 26 de julio al 11 de agosto - con dos días de descanso, uno en la capital, el 31 de julio, y otro el 6 de agosto, en San Pedro Sacatepéquez, San Marcos. La planificación y organización del evento recayeron en Humberto Salazar Damas y la ejecución en Reginaldo Enríquez, con el irrestricto apoyo, experiencia y entusiasmo del Dr. David Guerra Guzmán, José “Suso” Luchtan, Manuel Marroquín Ortega, Carlos Larrañaga Gomar, Juan Luis Siliézar, José “Pepe” Casés, y tantos otros incondicionales aficionados al deporte del pedal, que hoy escapan a la memoria y que colaboran apasionada y desinteresadamente.

Participan 8 equipos, 2 extranjeros: México y Costa Rica, y 6 nacionales: El Imparcial Kern’s, Policía Nacional, Quetzaltenango, Escuintla, San Antonio Suchitepéquez y Palo Gordo. México se presenta con su cuarteta de lujo, patrocinada por el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana (INJM), y Costa Rica con su Selección Nacional. En el ámbito nacional el Imparcial Kern’s inscribió tres cuartetas (A, B y C); el Policía Nacional dos (Policía Nacional-Flash y Policía Nacional); y los demás una cuarteta por equipo.

El Imparcial Kern’s, fundado este año por dos reconocidos entusiastas aficionados y benefactores del ciclismo guatemalteco, don Ramón Blanco, del diario El Imparcial , y don José María Portabela, de Alimentos Kern’s de Guatemala, S.A., bajo la dirección técnica de Blas Quaglieri, cuenta entre sus filas con pedalistas de reconocida trayectoria nacional e internacional, en su mayoría del desaparecido equipo Gallo, patrocinado por la Cervecería Centroamericana, S.A, con excepción de Eulalio Mejía y los hermanos Pontaza, quienes vienen del Teresa de Ávila, equipo sufragado por el Presbítero Julio González Célis, de la Parroquia de la zona 6, y del que cabe mencionar que ha impulsado también el inicio de otros destacados ciclistas, dentro de ellos Carlos Raúl Célis, Manuel Enrique Arana, Víctor Canel España, Julio De León, Santana Arévalo, Leopoldo Marroquín, Juan Alberto “El Diablo” Samayoa y Jaime Duarte.

ARRANCA LA VUELTA - DEL NORORIENTE A LA CAPITAL

La vuelta se inició en Puerto Barrios, en un circuito de 50 Kms; 44 pedalistas tomaron el banderazo de salida.  Juan José Pontaza – Pontacita - haciendo gala de sus cualidades de velocista y rematador detuvo los cronómetros en 1h, 20m, 20s, superando en disputado sprint a su compañero de equipo y bicampeón Nacional Carlos Raúl Célis Hecht, convirtiéndose así en el primer líder de esta Vuelta, y sirviéndole también para sacarse la espina del recientemente celebrado campeonato nacional, en la doble Tecpán-Guatemala, en la que fue Célis quien venció en el embalaje.

Al día siguiente despertó la poderosa cuarteta mexicana, en la 2ª etapa, de Puerto Barrios a Zacapa los aztecas hicieron en la meta el 1-2-3.  Encabezados en esta ocasión por Filiberto Mercado, llevaron con este resultado al primer lugar al equipo y a Sabas al liderato individual.

Pero la satisfacción mexicana fue efímera, los nacionales Pontaza y Aquino, “el héroe de Jalapa”, reaccionaron al día siguiente, cumpliendo una jornada histórica en el trayecto Zacapa-Sanarate-Jalapa, trecho de difícil clima, topografía y recorrido.


Pontacita y Aquino se fugaron tempranamente del pelotón, siendo en esta oportunidad Luis Cuéllar el único charro que intentó responder al ataque, sorprendiendo al mismo Sabas, quien había ganado esta largada el año anterior.   Pontaza ganó la etapa en forma indiscutible, apoderándose de nuevo del liderato al lograr ese día una ventaja de 5 minutos sobre Joel Aquino, su más cercano perseguidor.  Cuellar logró posicionarse en el 2º lugar de la general, mientras que Sabas cayó al 10º.  El conjunto mexicano conservó el liderato por equipos, seguido a 2 minutos del Imparcial Kern´s “A”.

Carlos Raúl Celis Hecht[1], portando por segundo año consecutivo el maillot azul y blanco, distintivodel Campeón Nacional, se impuso en la cuarta etapa, circuito “Manuel María Ávila Ayala”, 50 Kms disputados sobre las calles de la cabecera departamental de Jalapa. Celis remató espectacularmente a 400 metros de la meta, saliendo del pelotón integrado por Juan José y Ricardo Pontaza, Sabas Cervantes, Víctor Manuel Solórzano, Manuel E. Arana, Luis Cuéllar, Joel Aquino, Eulalio Mejía, José Rolando Colop y el tico Isidro Sánchez, recorrido para el que cronometró 1h 18m y 7s.

El ciclismo nacional continuó cubriéndose de gloria en la quinta etapa, en el agotador e intenso recorrido de 180 Kms[1] entre Jalapa-Jutiapa-Guatemala, y en la que otra vez el poderoso dúo Pontaza-Aquino realizó una fenomenal labor, logrando sacudirse a casi todos los competidores, excepto a Sabas, quien incluso se adjudicó el premio de montaña en La Conora, pero pasó 2º en el premio de Canchón,
detrás de Pontaza. Los tres fugados llegaron juntos a la capital y Pontacita, en uno de los más emotivos finales de etapa, ingresó escapado en primer lugar al estadio, obteniendo así, en esta vuelta, su tercera victoria; detrás llegó Joel Aquino, dejando a Sabas en tercer puesto, quien entró al estadio cuando ya el ganador cruzaba la meta.  Joel Aquino logró subir al segundo lugar de la general con el tiempo obtenido en esta etapa.

Durante una entrevista vespertina en el hotel capitalino en el que fueron concentrados, mientras mostraba orgulloso el Suéter Quetzal a don Celso Álvarez Rosales[2], Juan José Pontaza comentó que consideraba uno de sus mejores premios la estruendosa ovación que, de pie, le fue brindada por la delirante afición al ingresar ese día triunfalmente en solitario al Mateo Flores.


Pero aún quedaba mucho trecho por recorrer, los pedalistas mexicanos no desmayaban ni daban tregua a los nacionales, ejecutando una estrategia de ofensivas combinadas, lanzando al ataque, por turnos, a cada uno de sus corredores.

El jueves 1º. de agosto, un día después del primer día de descanso, se corrió la sexta etapa, el Circuito Jorge Surqué Canel, un recorrido de 75 Kms en la Ciudad de Guatemala nombrado en honor al desaparecido pedalista guatemalteco ganador de la I Vuelta. Constó de 6 vueltas, saliendo del Puente Pamplona sobre el Boulevard Liberación hacia el obelisco, rodeándolo hacia la Avenida Reforma, siguiendo por la 10ª avenida, pasando frente al Liceo Guatemala hacia el estadio Mateo Flores, retornando bajo el Puente Olímpico hacia la Reforma a la Calle Montúfar, hasta alcanzar nuevamente el punto de partida.  La etapa marcó el turno de ataque al mexicano Filiberto Mercado, conquistando con ésta su segunda victoria.  En 2º lugar ingresó Manuel Enrique Arana y 3º el mexicano Luis Cuellar, quien así logró recuperar el segundo lugar de la general.

DE LA CAPITAL AL NOROCCIDENTE

En la etapa siguiente[1], Guatemala a Sololá, realizada sobre un recorrido de 125 Kms, en terreno escarpado y azaroso, de muchas curvas en gancho, en especial en su parte final, en el empinado y estrecho ascenso de Panajachel a Sololá, los aztecas atacaron desde el banderazo de salida y lograron fragmentar el pelotón a lo largo de la ruta, forzando a Pontaza a salir a defender su liderato.  Pontaza logró superar a Sabas en el premio de montaña en Patzún, pero Sabas se turnó en relevos con su compadre y compatriota Melesio Soto, haciendo el 1-2 en la meta en Sololá.  Pontacita logró hacer el 3er lugar al vencer en el sprint a Luis Cuellar, rompiendo la hegemonía azteca de la etapa y manteniendo el suéter; posteriormente entró Joel Aquino en la 5ª posición, logrando con este tiempo mantener el 3º en la general, delante de Filiberto Mercado, 6º en cruzar la meta y último de los mexicanos en llegar ese día.

La 8ª. etapa, Sololá-Quetzaltenango[2], por la mala condición de la ruta y sus empinados y prolongados ascensos ha definido el liderato en vueltas anteriores.  Jorge Surqué Canel (La Pulga Mixqueña) en la I Vuelta, Hernán Medina de Colombia en la II, Aureliano Cuque López en la III, Jorge Luque de Colombia en la IV, nuevamente Aureliano Cuque López en la V y Esteban Martín de España en la VI Vuelta aseguraron el liderato en esta etapa.

En esta ocasión Sabas, demostrando su indiscutible calidad de escalador, se escapó y empezó a
descontar ventaja, corriendo una excepcional jornada en la que únicamente Luis Enrique Pineda, destacado trepador del Policía Nacional, le soportó el paso impuesto en el ascenso de la “María Tecún” y las “60 vueltas”, arribando a la Ciudad Altense con 4 minutos de ventaja sobre Pontaza, quien llegó en 3er lugar, logrando aún conservar el liderato.  El Imparcial Kern’s subió al primer lugar por equipos al superar los escarabajos nacionales a los corredores mexicanos frente al meteórico ritmo de ascenso impuesto por su compatriota.  Comentaron algunos miembros de la caravana que Sabas imprimía a los pedales tal fuerza al escalar que podía observarse el polvo y piedras saltar al paso de la llanta trasera de su bicicleta, en forma similar a como lo hace un potente tractor al abrir brecha.

Los resultados de las tres etapas siguientes, Circuito Benito Chaj Gómez en Quetzaltenango (Filiberto Mercado-Mex); el mismo día por la tarde Quetzaltenango San Pedro Sacatepéquez, San Marcos (Melesio Soto-Mex); y al día siguiente el circuito en San Pedro Sacatepéquez, (Carlos H. López-Gua) a pesar de ser complicadas por lo pésimo de la ruta, no provocaron cambios en la clasificación general.

DEL NOROCCIDENTE HACIA LA COSTA SUR

Sorpresivamente en la 12ª etapa, bajando de San Pedro Sacatepéquez hacia Retalhuleu, Sabas volvió a sorprender a los nacionales y logró en un impresionante descenso nuevamente capturar el suéter líder en forma espectacular, obteniendo en la largada 6 minutos de ventaja sobre Pontacita.

A partir de las siguientes etapas, bajo el intenso calor de las sofocantes y reverberantes planicies de la costa sur se libró una lucha sin cuartel entre Cervantes y Pontaza por el descuento de los “segundos”.  Aunque por escaso margen, Pontacita superó a Sabas en todas ellas, primero en el Circuito en Retalhuleu “Sergio Ramón Álvarez Jaramillo” (Joel Aquino-Gua), que se corrió por primera vez en esta vuelta, y luego en la etapa de Retalhuleu-Champerico-Mazatenango (Joel Aquino-Gua), acercándose así nuevamente a la posesión del Suéter Quetzal.

Pero igualmente los resultados de las últimas dos etapas cambiaron la situación en la clasificación general; Joel Aquino, además de ser el segundo guatemalteco mejor clasificado se convirtió también en un posible aspirante al liderato, por lo que Blas Quaglieri le liberó de su condición de doméstico, autorizándole para salir a buscar la victoria por su cuenta, dejando el triunfo en las piernas del mejor hombre.

En la etapa de ayer, de Mazatenango a Escuintla, Joel y un pequeño grupo de corredores se escaparon tempranamente, manteniendo por algún tiempo una considerable ventaja sobre sus perseguidores, pero finalmente sucumbieron y quedaron “fundidos” sobre la ruta, rindiendo tributo a la frenética persecución desencadenada por el pelotón de persecución, que les alcanzó cerca de Cocales, llegando a Escuintla un grupo puntero raleado, y en el que Pontacita se impuso a Cervantes sobre la meta en un épico e interminable sprint de casi 5 cuadras en subida, rebajándose la diferencia entre ambos a sólo 8 segundos.  Desafortunadamente Carlos Raúl Celis no logró en Escuintla hacer el 1-2 con Pontaza, ya que, de haber ocurrido así, hubiera quitado la bonificación a Sabas, y éste perdido el liderato.  El Campeón Nacional, a pesar del esfuerzo realizado y de sus innatas condiciones de rematador, debió ayer conformarse con el 3er. lugar.

HACIA LA META FINAL EN LA CIUDAD DE GUATEMALA

Hoy, de cara a la última etapa, se termina de escribir la historia de esta Vuelta. “La Voz de la Vuelta”, Marco Antonio Rodríguez (MACORD) y Sergio Ramón Álvarez Jaramillo[1], entusiastas y dedicados profesionales, aficionados al ciclismo en cuerpo, alma y corazón, pioneros de las transmisiones de las vueltas a Guatemala y fervientes creyentes del lema, de su propia inspiración, “paso a paso y pedalazo a pedalazo” -acuñado por MACORD desde los más recónditos, pintorescos y aislados parajes del país, al calor, emoción e intensidad de los múltiples recorridos realizados en estas lides- se encuentran ya preparados, suministrando información desde las unidades móviles de TGW, con los motores en marcha y posicionadas delante de la meta de salida, prestas al inicio del evento, mostrando sus distintivas y elevadas antenas de radio comunicación, confundiéndose el mensaje que resuena en sus altavoces con el que se oye en los radios de transistores que, enfundados en los tradicionales cobertores de cuero de la época, escuchan atentos los aficionados a lo largo y ancho del territorio nacional.


En el parque central de Escuintla se escucha ya la fanfarria con los acordes marciales que acompañan a los actos protocolarios previos al inicio de la competencia.  El alcalde escuintleco realiza la tradicional dedicatoria de la última etapa a la ACD e, inmediatamente después de imponer el Suéter Quetzal a Cervantes, la agraciada madrina de deportes de la ciudad da el esperado banderazo de salida.  De los 347m de altitud de Escuintla los competidores, en esta corta etapa de 56 Kms, remontarán 1,150m de altura, al ascender a los 1,500m sobre el nivel del mar a que se encuentra la Ciudad de Guatemala.  La caravana se pone en movimiento, se afloja inmediatamente la ansiedad y las aprensiones al encauzarse la adrenalina al ímpetu de la fuerza muscular, y arranca la celebración del espectáculo del ciclismo en su máxima expresión.

Desde la salida los aficionados festejan el evento a lo grande, aglomerándose en carreteras y poblados a ambos lados de la vía.  Contribuye su algarabía a la inconfundible melodía producida por la magnífica fiesta del pedal, resultado de la sinfonía producida por el caucho de los tubulares de las bicicletas que, acompasados, rozan rápidos sobre el asfalto, mientras el monótono y metálico siseo de los piñones contra las cadenas, al ser propulsadas por el pedaleo de los competidores, se unen al potente ronroneo de los motores de los vehículos que acompañan a la caravana, sumado al agudo y penetrante lamento de las sirenas de los motoristas de la policía nacional que abren la punta de la competencia, y de las ambulancias, unidades móviles y restantes motos y automóviles de los oficiales, funcionarios y comisarios que cierran el evento, junto a los mensajes en los altoparlantes que, al informar las posiciones de los pedalistas, piden cordura a los aficionados para evitar lamentables accidentes, sin dejar de proporcionar incansablemente las ventajas de los productos que mercadean.

Agrupado en forma compacta el pelotón escala los primeros 17 Kms hacia Palín. Durante el ascenso, poco después de Medio Monte, al pasar frente al Quetzal tallado y pintado en piedra por la Dirección General de Caminos (DGC), Florencio “Lencho” Alvarado, del Policía Nacional, y ganador en dos oportunidades anteriores de esta etapa, inicia en solitario un fútil intento de escapada, que no prospera y es pronta y contundentemente sofocado antes de pasar por el ingreso a Jurún-Marinalá.

En la meta volante de Palín el pelotón desfila en un sólido bloque multicolor, del que los cronistas desde las unidades móviles señalan que no se han permitido movimientos, con excepción de un ligero estirón en el remate del premio de montaña, encabezado por los corredores del equipo mexicano, debidamente custodiados por Juan José Pontaza, Joel Aquino, Luis E. Pineda, Carlos Raúl Celis, Ricardo Pontaza, Aureliano Cuque López y Manuel Enrique Arana.  Les acompañan un poco más atrás el resto de pedalistas, Carlos H. López, Carlos Rafael González, Carlos H. Ramírez, Jaime Duarte, José A. Bran, Leopoldo “Polo” Marroquín, Eulalio “Lalo” Mejía, Francisco Cuque Luna, Jorge Armas, Juan José y Armando Paniagua, los quezaltecos Diego González y José Rolando Colop, los escuintlecos Víctor Manuel “Chibolón” Solórzano, Porfirio Sandoval y Luciano Morales, - la golondrina solitaria - y, de Costa Rica, don Emilio Artavia y José Ángel e Isidro Sánchez.  Se mantiene así la posibilidad de definir la vuelta en la meta de llegada, Pontaza necesita ingresar entre los tres primeros lugares, y antes que Sabas.  La afición acompaña a los pedalistas en la ruta e infatigablemente les apoya, vitoreándoles y animándoles a lo largo del trayecto

El pelotón se desplaza con rapidez sobre la cinta asfáltica, los poblados de Amatitlán y Villanueva pronto quedan atrás, los competidores se dirigen con ímpetu a la meta en el Mateo Flores.  Superando la cuesta de Villalobos la caravana hace su ingreso a la capital, en donde el público, agrupado por millares, celebra jubiloso y emocionado a sus héroes de la ruta.  El pelotón, al desarrollar los mejor clasificados mayor velocidad, empieza a desintegrarse sobre la Calzada Aguilar Batres, pasando por el Trébol un grupo puntero menos numeroso, en el que destacan algunos suéteres del Imparcial Kern’s, del Policía Nacional; los tres de México y el Suéter Quetzal.  La caravana enfila por el Boulevard Liberación, rodea el obelisco y se dirige por la Avenida Reforma hacia la meta en el Majestuoso Estadio Nacional Olímpico Mateo Flores, en donde ya finaliza un partido amistoso entre Municipal y Comunicaciones.


Los punteros pasan veloces frente a la Escuela Politécnica, definiéndose la situación entre el Liceo Guatemala y el estadio.  El pelotón se alarga aún más ante el intenso y continuo ataque de los mejores velocistas y sprinters nacionales, encabezados por Juan José Pontaza que, a pesar de la estrecha vigilancia que recibe de los cuatro mexicanos logra desprenderse del pelotón al pasar frente a Cidea, llevando ya bajo el Puente Olímpico una pequeña ventaja; le siguen Carlos Raúl Celis y Melesio Soto, ingresando en ese orden a la pista por la puerta del estadio, lleno hasta su última butaca, y que, al verlos aparecer, prorrumpe al unísono en una intensa y sonora exclamación de júbilo.

Los 38 segundos que transcurren desde que ingresan al estadio hasta que alcanzan la meta son acompañados del continuo y ensordecedor clamor del público.  A pesar de que en la curva Melesio Soto, ante una ligera pérdida de equilibrio de Pontacita sobre la tierra de la pista logra rebasarlo, y agenciarse el primer lugar de la etapa, esto ya no cambia la nueva clasificación general; le siguen inmediatamente Pontacita y pegado a su rueda Carlos Raúl Celis, que de esta forma aseguran superar la diferencia con Cervantes, obteniendo entre los dos los 30 segundos de bonificación que suman el segundo y tercer lugar.

Cronometrando un tiempo de 1h 58m y 21s para la última etapa, el tiempo total del ahora nuevo líder, Juan José Pontaza, es de 45 horas y 3 segundos.  A 22 segundos queda Sabas Cervantes en el segundo lugar y, en el merecido tercer puesto Joel Aquino, el “Héroe de Jalapa”.  Sabas se impone como el indiscutible Rey de Montaña, con 61 puntos, seguido con 30 puntos por Luis Enrique Pineda del Policía Nacional Flash, el guatemalteco mejor clasificado en esta especialidad.  El Imparcial Kern’s “A” se consolida en el primer lugar por equipos con 135h 59m 5s.

Así termina la historia de la VII Vuelta Ciclística a Guatemala, inscrita dentro de las páginas de oro de los libros del pedal y del deporte guatemalteco.  Clarines, laureles.





[1] Según su propia definición, “originario de la Capital del Mundo, Retalhuleu”.


[1] Las siguientes etapas, de Guatemala hasta San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, se realizaron sobre el que hoy conocemos como “el camino viejo” de la capital de Guatemala hacia el noroccidente, pasando por poblaciones hoy alejadas de la ruta interamericana, como Sumpango, Patzún, Patzicia y Godínez, y tramos carreteros ya en desuso, como las “60 vueltas” y la cuesta de la “María Tecún”, famosas por su escarpado y difícil ascenso, sumado lo anterior al mal estado de la carretera desde Sololá, pero especialmente entre Quetzaltenango y San Marcos.

[2] El asfalto termina en Los Encuentros, a unos 20 Kms. después de Sololá.  Los ciclistas vuelven a competir nuevamente en pavimento a la conclusión de la 12ª etapa, San Marcos-Quetzaltenango-Retalhuleu, con excepción de algunos tramos del circuito Benito Chaj Gómez en Quetzaltenango.  Esta última etapa fue ganada en dos oportunidades anteriores por Manuel Enrique Arana.


[1] 130 Kms de tierra y piedras sueltas de Jalapa a Barberena y 50 Kms de asfalto en el último tramo de Barberena a la capital.

[2] Reconocido periodista, escritor y reportero guatemalteco, cubrió muchas veces la vuelta a Guatemala.  Cuenta entre los múltiples títulos de sus obras “Gloria y Drama de nuestro Ciclismo”, “Las 41 vueltas y algo más” y “Vivencias de un cronista deportivo”.




[1] Última etapa ganada por este joven y prometedor pedalista, quien falleció prematura y repentinamente el 10 de septiembre de 1963, a menos de un mes de haber terminado la VII Vuelta, y recién habiendo regresado de participar en los Juegos Panamericanos celebrados en Kingston, Jamaica.  Dos veces Campeón Nacional y triunfador en múltiples eventos nacionales e internacionales, fue elemento clave en las últimas etapas, descontando segundos a Sabás, colocándose entre Pontacita y los mexicanos.