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jueves, diciembre 06, 2007

La Epidemia del Siglo XXI

La obesidad se está presentando como una epidemia a nivel mundial porque están interactuando los genes con un medio ambiente de abundancia, donde existe disponibilidad de comida y cada vez lleva a una menor actividad física.

La obesidad se ha convertido en una epidemia que comenzó en la población adulta y que en los últimos años ha llegado a los niños, convirtiéndose además en una enfermedad crónico-degenerativa y potencialmente mortal, según especialistas.

Muchos niños por la falta de ejercicio físico o por una alimentación inadecuada con escasa cantidad de fibra presentan estreñimiento.

Algunos niños muestran un crecimiento lineal avanzado y edad ósea adelantada, siendo precoz en ellos la maduración sexual y el estirón puberal, alcanzando sin embargo una talla media relativamente baja al alcanzar la vida adulta. Otros por el contrario presentan un retraso en el desarrollo puberal que exacerba su obesidad.

En los varones prepuberales, es frecuente que la grasa suprapúbica oculte la base del pene disminuyendo su tamaño real. También lo es, que se acumule grasa en la región mamaria sin que aumente el tejido glandular provocando ginecomastia.

Puede provocar problemas en la piel, como infecciones en los pliegues, facilidad para presentar hematomas ante pequeños traumatismos, o estrías.
No toleran el ejercicio físico como el resto de sus compañeros, y pueden tener dificultad respiratoria tanto haciendo ejercicio como durante el sueño.
El exceso de peso provoca sobrecarga para el aparato locomotor siendo frecuente los trastornos ortopédicos.

La obesidad se está presentando como una epidemia a nivel mundial porque están interactuando los genes con un medio ambiente de abundancia, donde existe disponibilidad de comida y cada vez lleva a una menor actividad física, por la ingesta continua de alimentos ricos en calorías y azúcares.

Antes la obesidad era vista como un problema con trastornos al padrón estético; en la actualidad es una enfermedad crónico-degenerativa y una de las tres principales causas de muerte.

Sin embargo, tanto la diabetes como la presión alta y el colesterol están condicionados por los trastornos de la obesidad: Si somos claros, el enemigo que tenemos que vencer no es la diabetes, es la obesidad, si se logran abatir los índices de obesidad ya no habrá casos de diabetes.

Las consecuencias de la obesidad conlleva no sólo a menor actividad física y un deficiente desarrollo mental, sino que favorece una serie de enfermedades crónicas que comprometen la calidad y la duración de vida de una persona con problemas de este tipo.

Un individuo con sobrepeso es susceptible a desarrollar degeneración en sus huesos, tumores malignos, presión alta, colesterol y diabetes, que ocasionan problemas circulatorios, del corazón, además de muertes prematuras por infarto.

Otras complicaciones menos divulgadas son ortopédicas (epifisiolisis, valgo de rodillas, escoliosis), dermatológicas (estrías cutáneas, dermatitis de pliegues), trastornos del sueño como ronquido y apnea (más frecuente en adultos), acúmulo de grasa en las mamas (ginecomastia en varones) o región suprapúbica (genitales enterrados, pene aparentemente pequeño).

La obesidad en sí misma y sus complicaciones tienen gran repercusión no sólo en la salud sino también en la calidad de vida y autoestima personal.

Hay grados de obesidad en que, los varones, no llegan a verse los genitales por la adiposidad retropúbica, y se dificultan -en ambos- ciertas posiciones coitales. Suelen tener tan desajustadas las variables metabólicas asociadas a la vida sedentaria, que esto deriva en un cuadro de impotencia franca (no olvidemos que en la respuesta erectiva hay un componente vascular importante) la cual, por supuesto, no sólo debe ser tratada específicamente sino que deben corregirse dichos factores de riesgo como condición indispensable. La obesidad no es solamente un problema estético sino fundamentalmente sanitario. En un trabajo sobre sildenafil (Viagra) y factores de riesgo, el Viagra era más efectivo si no había factores de riesgo mayores (entre ellos estaba la obesidad, que casi siempre va acompañada con hipertensión, sedentarismo, colesterol alto, a veces diabetes)