PROMO66 LICEO GUATEMALA

lunes, diciembre 16, 2013

MENSAJE EN ESTE FIN DE AÑO

MENSAJE  EN  ESTE  FIN DE AÑO, QUERIDA FAMILIA, AMIGOS Y AMIGAS  A  QUIENES  TANTO  QUIERO  Y  APRECIO

Como es mi costumbre desde hace varios años, cuando se acerca el final de un cierre de calendario, les entrego  un mensaje a mis amigos y amigas, a mi familia, a mis cuates, a mis compañeros y camaradas  y a todos los seres queridos de mi entorno,  en el cual suelo hacer un repaso histórico de todos aquellos hechos, acontecimientos, acciones u omisiones en que nos hemos visto involucrados e inmersos en alguna u otra forma. Son en verdad remembranzas de vida. Nos insufla un positivismo y queremos plasmar en el papel sólo sucesos hermosos y de esplendor, de optimismo  no de pesimismo;  de coraje y bravura, no de temor  y cobardía;  de impetuosidad y no de capitular ni de sometimiento; de tolerancia y no de incomprensión y fanatismo; de tempestades y vendavales arremetidos con  pasión y efervescencia; de tormentas y fuertes vientos en que hemos salido airosos con quietud y bonanza, amaneciendo a un día nuevo con soles llenos de esperanza y resplandor. De momentos de triunfo, jamás de fracaso. Ello es correcto, demuestra en nosotros grandes dosis de positivismo y realismo, no de idealismo y desinterés. Pero la realidad es otra . . . muy distinta

Debemos forzosamente  ir más allá . . . involucrar en todo este repaso las cosas cotidianas y frecuentes que a nuestro alrededor, sin nosotros quererlas y desearlas suceden desgraciadamente a diario en esta Guatemala mía . . .  en esta Guatemala nuestra . . . porque no debemos jamás olvidar el sufrimiento de nuestro hermanos necesitados, de todos aquello que no tienen voz . . . de todos  esos guatemaltecos  y guatemaltecas, que sólo forman un número más en las estadísticas, pero que pasan desapercibidos, desdibujados, inadvertidos  y son ignorados por los indolentes de este tiempo y de todos los tiempos, aquellos por los que luchó algún día en la Roma Imperial un  guerrero llamado El Espartaco”. Espartaco lucho por la libertad de los esclavos, en Guatemala, tenemos esclavos, prisioneros y subyugados  del hambre, de la enfermedad y de la ignorancia y que están así sumidos desde décadas desde años, por la insensatez y el abandono al que han sido sometidos toda su vida por los poderosos de estos tiempos  y de remotos  tiempos.  Por aquellos  que sólo acometen tibias acciones coyunturales y no acciones estructurales que vayan al fondo del gravísimo  problema  nacional de esta irredenta patria, porque estas jamás les interesarán ya que no llevan monedas ni ganancias a sus bolsillos para engrosar sus cuentas bancarias.

Nosotros que estamos formados dentro de esos que estimo sólidos conceptos cristianos, estoy  seguro que esta nuestra valorización moral y jurídica, choca de manera frontal, abierta y profundamente con aquellas posiciones radicales que no respetan la concepción cristiana del hombre, que no reconocen que los valores y derechos del hombre son superiores al Estado. Y esos valores inmutables del hombre son: su vida, su honra, su dignidad, su seguridad, que desde luego y fundamentalmente son los grandes valores proclamados por el Cristianismo, del que debe nutrirse nuestro espíritu y que debe ser norte de nuestras  actuaciones en todas las áreas del  desempeño humano.

Los guatemaltecos y guatemaltecas debemos actuar y creer firmemente en la  DIGNIDAD, la SOLIDARIDAD y la JUSTICIA.

La DIGNIDAD  como un valor supremo del hombre honesto, vertical y recto con un comportamiento decoroso; la DIGNIDAD como actitud del hombre que no cambia jamás su línea de conducta ante ofrecimientos materiales de poder, dinero, vanidad y lujo. La DIGNIDAD de los POBRES y MISERABLES a quienes debemos tratar con humanismo, respeto, justicia social, bondad e integridad para sacarlos de esos estadios sociales y espirituales tan deprimentes, infames, perversos, degradantes y lacerantes en que los ha colocado la sociedad . . .  en que los hemos situado nosotros, o permitido que sigan así.

La JUSTICIA ese valor inmanente, esa idea severa de dar a cada uno lo que le pertenece, la JUSTICIA, esa sensación y sentimiento de satisfacción que se produce y experimentamos, cuando lo justo se realiza y vive con sabiduría, decencia y equidad.

La SOLIDARIDAD como un valor permanente que debe privar en el hombre, en la tarea de crear una sociedad  más justa, más fraternal, más incluyente, absolutamente tolerante, más libre y más humana; en esa SOLIDARIDAD que es una comunidad de intereses y responsabilidades que hacen del hombre la persona humana que debe ser el centro de toda la actividad social y política de nuestro mundo.

Me pregunto ¿podremos encontrar DIGNIDAD, SOLIDARIDAD Y JUSTICIA cuando un  53.51 % de guatemaltecos viven en POBREZA y un 13% de nuestros hermanos viven en POBREZA EXTREMA?  Podremos hablar de JUSTICIA si el año pasado un millón seiscientos veinte mil guatemaltecos, según un Informe  del PNUD, pasaron a engrosar  las estadísticas de guatemaltecos POBRES.

En Guatemala, la POBREZA RURAL se extiende  por todos los rincones de la patria,  no solo en el centro y en el occidente como se pensó. Según un estudio divulgado este año por el Banco Mundial, en 147 de los 334 municipios que conforman Guatemala, OCHO de cada DIEZ personas viven en POBREZA.  Además otro porcentaje igual de entre un 50 y 75% de  habitantes viviendo con menos de US$.1.oo diario.  Un Informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) de mayo de este año, afirma que  en el caribeño departamento de IZABAL la POBREZA es de alrededor  del 70% y en algunos lugares alcanza el 90%. Esto NO es DIGNIDAD,  ni JUSTICIA, muchos menos SOLIDARIDAD. Esto es INDIGNANTE, es INJUSTO, es EGOÍSTA  y es la  INDIFERENCIA en su más alto grado.

Por ello no siempre podemos hacer un repaso  histórico de lo positivo, porque la otra verdad y sustancia que nos rodea es una  realidad muy muy distinta;  nosotros vivimos en dos Guatemalas, aquella de los que satisfacemos todas o casi todas nuestras necesidades;  y la otra,  la Guatemala profunda . . . la lacerante, la cruel, la infamante, la inhumana,  aquella de los miserables que no tienen alimento, salud, techo, abrigo ni escuela . . .  la de aquellos que no tienen NADA y que comen mendrugos de pan recogidos de los basureros de las periferias de todas las ciudades.

Por ello en esta época de recogimiento y reflexión debemos hacer una revisión  y una censura hacia nosotros mismos preguntándonos ¿que hacemos por esta Guatemala profunda? Qué acciones acometemos, ¿o es la indiferencia nuestra compañera de vida?

Somos cristianos, formados dentro de concepciones solidarias que nos despertaron a muchos o a casi todos la conciencia de clase y la opción  por los pobres. Desde nuestros años de estudio en la primaria, en la secundaria o en las universidades algunos,  descubrieron la existencia de esas dos Guatemalas. Guatemala es un país de muchos contrastes, tenemos una nación muy golpeada, una sociedad confrontada y fragmentada, una sociedad intolerante y tremendamente polarizada. Y si fuimos formados dentro  de concepciones cristianas con altos contenidos morales, y se nos arraigaron los valores y  sentimientos de respeto, justicia, probidad, equilibrio, decoro, honestidad, tolerancia y comprensión, debemos obligadamente cada día luchar como actores de cambio, en la creación de una sociedad, repito, más equitativa, más justa, más solidaria y más humana, para rescatar en un día no lejano, el resquebrajado edificio institucional que es nuestra Nación, un ya casi Estado fallido.

En este mundo convulso, a veces cruelmente competitivo, entronizado en una globalización únicamente en lo tecnológico, económico y financiero, pero no cohesionado en lo social y lo espiritual, a nadie le está permitido moral y éticamente ver desde la llanura y ser indiferente.

Ayer domingo escribía algún columnista en un medio matutino, al referirse a crecimiento económico e igualdad social,  que Guatemala lleva décadas de  estancamiento económico,  de 1980 a la fecha, en promedio el crecimiento per cápita anual ha sido de tan sólo 0.4 por ciento. En ese mismo período Chile obtuvo un crecimiento de 3.5 %;  y China reportó un crecimiento per cápita anual del 8.8 por ciento.  ¿Cuál es el crecimiento extraordinario que tenemos que repartir en nuestro país?, y agrega que, Guatemala se encuentra bastante rezagada respecto al resto de América Latina en todos sus indicadores sociales. No debería extrañarnos. El PIB per cápita promedio de América Latina es tres veces más alto que el de Guatemala. Nuestro país tiene el quinto PIB  per cápita más bajo de la región, sólo por arriba de Haití, Nicaragua, Honduras y Bolivia. ¿Y aún así pretendemos tener los mismos indicadores sociales que la región latinoamericana?”

Mas agrego, estos indicadores se reflejan en el hambre y miseria de la gran mayoría silenciosa de connacionales, en aquellos de quienes algún  día del año 1970,  afirmé en  alguna de mis prosas: Suena el timbre de una puerta / y aparece un ángel sucio / es ese niño pequeño / que llega todos los días / a pedir que le den pan. / Tiene la cara roñosa / y los pantalones rotos / la camisa no es camisa / sino un trapo lleno de parches. /  Tiene frío, / sed y hambre / y en su cara se adivina / que es hijo del sufrimiento. / Le dan pan, techo y abrigo / y le calman un instante. / ¿Pero quién le da esperanza / en un futuro distinto? / ¿Quién le dice que mañana / será un hombre verdadero? / ¿Quién le dice que mañana / la rosa será de él?  Esto fue escrito hace 43 años, pero su vigencia es ahora más cierta, puntual y certera que nunca.

Por ello mi mensaje de este año es una llamada de atención a la reflexión, recapacitación,  meditación y examen de lo que hemos hecho por los pobres de esta nuestra Guatemala o de lo que muchos  NO HEMOS HECHO.

Me sigue taladrando los  oídos la misiva  que nuestro  querido amigo Luis KALIFA Castellanos (Promo 66 del LG) nos envió desde Montreal,  cuando se refiere a los regalos navideños y en su último parágrafo afirma: “ No olvidemos que en Guatemala un niño de cada tres se va a dormir a su petate o sobre un cartón, sin haber comido un bocado, muchos menos haber recibido regalos.”

Que el Niño DIOS les bendiga a ustedes y  sus familias en esta época de meditación y recogimiento y que ahora sí, el  nuevo año sea mejor que los pasados, pero con nuestro esfuerzo compartido y traducido en una real y verdadera práctica.

Como siempre la reiteración de mi profundo afecto.

Flaminio.


Guatemala, diciembre de 2013.