PROMO66 LICEO GUATEMALA

sábado, junio 30, 2007

El mayor pecado de los chapines

No se quede callado, atrévase a desafiar al delincuente, al prepotente y al corrupto…


“Tendremos que arrepentirnos en esta generación no por las palabras odiosas y acciones de la mala gente, pero por el espantoso silencio de las buenas personas”. Esa es la sentencia que Martin Luther King escribió en uno de sus textos y que me parece inspiradora para comentar hoy.

Luther King es uno de mis favoritos. Fue uno de los grandes hombres del siglo pasado que luchó junto a su pueblo de manera pacífica, por el respeto a los derechos civiles de los afroamericanos. Hablaba de la importancia que tiene en la vida cotidiana el que cada ciudadano actúe y rompa con el silencio. Él exhortaba a su pueblo a no quedarse callado, a desafiar al poderoso y al malvado y a vencer el miedo porque solo así se puede cambiar el presente.

Y justo este es el punto en que considero que los guatemaltecos tenemos que dar un giro. En este país, quizá por la guerra que nos dejó tanta persecución y muerte o tal vez por la violencia extrema en la que vivimos, la mayoría de la gente tiene miedo de hablar, pasa su vida sintiendo un nudo de palabras atoradas en la garganta.

Siempre comento entre mi grupo de amigos, que el pecado de omisión es el más grande y el más frecuente entre los chapines. Por lo general, la gente calla por temor a que “algo les pase” y cuando una persona es asesinada la primera pregunta que aflora es “¿qué habrá dicho o hecho para que lo hayan matado?”

No podemos seguir así, somos una sociedad paralizada por el miedo, donde las víctimas soportan el abuso y la extorsión porque prefieren el silencio al riesgo. Los delincuentes y corruptos están libres e impunes porque muy pocos tienen el valor de denunciarlos.

Acá, los políticos se burlan de nosotros una y otra vez porque les tenemos miedo y preferimos ser como el mono sabio que no oye, no mira y no habla.

Sin embargo, en estos momentos Guatemala atraviesa un momento crucial. En menos de 80 días definiremos quién será el candidato y el partido que nos gobernará en los próximos cuatro años y este sí que es un asunto delicado, porque la mayoría de partidos se encuentra infiltrado por el narcotráfico, políticos corruptos, ladrones de cuello blanco y por qué no decirlo, por matones.

Esa es la realidad que vive nuestra Guatemala y estoy convencida que la única manera de revertir el proceso en que los malos guatemaltecos intentan tomar el control, es que los buenos nos unamos y comencemos a hablar, a denunciar los abusos, a expresar nuestros temores, a exorcizar nuestros demonios.

Cuando los chapines rompamos con la cultura del silencio, nuestra voz será como una bola de nieve que crece y crece conforme se desliza, hasta formar una avalancha imparable.

Cuando la voz de los guatemaltecos se una, ya ningún político, ni delincuente, ni prepotente podrá dejar de escucharla, porque se convertirá en un grito que liberará su vida y la de sus hijos.

Yo creo en el poder del voto y en el poder de la palabra y por eso invito a los guatemaltecos a que no se resignen. No se trata de decir que no hay opciones, y resignarse a votar por quienes aparecen en el primero o segundo lugar de las encuestas, se trata de buscar al individuo que tenga la capacidad de cambiar y dirigir a un país, aunque las encuestas lo pongan en último lugar.

Se trata de encontrar la opción más decente y capaz. Se trata de alzar la voz en contra de quienes no creemos que deben gobernarnos.