Una corrección y algo sobre el Magnicidio de C.C.A.
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Los versitos del “domine meo” salieron realmente de una obra de Camilo José Cela, quien los pone en boca de una madre superiora que era muy cuidadosa de la pureza del lenguaje.
En cuanto a los estilos, pues creo que cada quien tiene su forma de matar bichos (no digo pulgas por respeto a nuestro ilustre condiscípulo). Pero en cuanto a estos relatos de vida mezclados con episodios amorosos, me quedo con el estilo del Cubano – fino y sugerente - respetuoso de la memoria de la protagonista y cargado de mucha emotividad. El estilo de Chara me recuerda el supercrudo del Bolo Flores (quien inició el ciclo de la novela guerrillera) o de los cuentos de Franz Galich, que lo dicen todo con pelos y señales, sin dejar nada a la imaginación, llegando a la narración grotesca. Pero como dice el dicho, en gustos de rompen géneros.
Por falta de tiempo y porque quería consultar una fuente histórica, y a propósito del fallido intento de tronarse a Pinochet y de lo que pasó con el asesinato de Carlos Castillo Armas, se me ha pasado compartir con ustedes una versión sobre este hecho.
Poco después del suceso, como creo que lo recordó Chabelo, se tejió la trama fantasiosa del Soldadito, Romeo Vásquez Sánchez y de su diario y durante varios años se manejaron diversas versiones. Que si había quemón canilla de parte de doña Odilia (la primera dama), que si los tatascanes del sector privado se encabronaron con Castillo Armas después de una presentación que les hizo sobre política económica, donde les dio la impresión de que retomaría buena parte del programa revolucionario, etc. etc.
De todas las versiones manejadas hay una que me parece tiene mayor asidero en la realidad, y salió a luz en unos artículos publicados hace quizás unos 30 años por Clemente Marroquín Rojas, quien fue durante varias décadas uno de los hombres mejor informados de Guatemala.
Contó don Clemente que después del Pacto de San Salvador, que facilitó la entrada de Castillo Armas a Guatemala y su incorporación a un triunvirato militar, el tercero o cuarto que se formó luego de que el pundonoroso Ejército Nacional hizo el Pacto de la Vuelta del Tuno con el ejército de Liberación y se comprometió a no pelear, que fue lo que condujo a Arbenz a decidirse por la renuncia (esto último está documentado en un libro de Villagrán Kramer)
El último triunvirato lo integraron Elfego H. Monzón, Enrique Trinidad Oliva y Castillo Armas. Después C. A. convenció a Trinidad Oliva de que le permitiera quedarse a la cabeza, como presidente provisorio, legalizado después por el famoso plebiscito, con la promesa de que al completar Cara de Hacha el período de gobierno de Arbenz, daría todo su apoyo a la candidatura oficial de Trinidad Oliva. Oliva evidentemente tenía influencia en el ejército, pues su hermano Juan Francisco fue el ministro de la Defensa durante todo o casi todo el gobierno castillista.
Pero llegó un momento que Castillo Armas decidió reelegirse y comenzaron los preparativos de su campaña, imprimiendo fotos del caudillo. Estas fotos llegaron a manos de Trinidad Oliva, quien le reclamó airadamente a Cara de Hacha el cumplimiento del Pacto. Éste lo mandó por un tubo y entonces Trinidad inició contactos con el gobierno de Trujillo para ajustarle cuentas al incumplido.
Aquí caza la historia con unos detalles que aparecen en las memorias del Coronel Carlos Paz Tejada (Militar y revolucionario) publicadas hace unos años. Refiere Paz Tejada que Trujillo se molestó con Castillo porque se hizo el baboso con la entrega de la orden del Quetzal y (esto no recuerdo si lo dice Clemente M.R) con unos pistos que tenía el compromiso de entregarle, como pago por la ayuda que dio Trujillo para armar al susodicho ejército de Liberación.
Total que en Guatemala estaba de agregado militar dominicano un tal Johny Abbes, uno de los más temibles sicarios de Trujillo (a quien Mario Vargas Llosa menciona en la Fiesta del Chivo) y éste fue el encargado de planear y ejecutar el asesinato (sin tanto esfuerzo y con mejores resultados que los fallidos hechores del Pinochicidio).
Los ejecutores fueron pistoleros dominicanos y uno de ellos, de apellido Canet, al poco tiempo se tronó con una granada a unas meseras y parroquianos de un Bar W (que estuvo por el final de la 1ª. Avenida, en su confluencia con la Bolívar). Canet fue a parar a la penitenciería y poco después fue capturado otro pistolero dominicano, de categoría “senior” podríamos decir, Gildardo Bonachea de León, a quien pusieron en la misma celda que Canet.
Una mañana Canet aparece ahorcado en su celda y unos días después Bonachea se fuga de la Tencha y desaparece del mapa. Trinidad Oliva también cayó al tambo, acusado de la autoría intelectual del magnicidio, pero después de un proceso largo, quedó en libertad, seguramente por falta de pruebas concluyentes. Atando cabos se tendría que haber esclarecido el hecho, pero evidentemente hubo intereses dentro del mismo grupo de correligionarios y “amigos” del finado, a quienes les interesó más dejar las cosas cubiertas por el un manto del misterio.
Saludos y espero que sea de su interés conocer una versión, a mi parecer bastante verosimil, de un hecho importante de nuestra historia jamás contada, que es contemporáneo de los primeros recuerdos de nuestra niñez. LF
Mi estimado LF
Del magnicidio de Cara de Hacha (que el diablo le esté puyando el culifláix con un tridente al rojo vivo per omnia secula seculorum) no tuve nunca duda sobre la falsedad de la ridícula explicación de que el soldadito Vásquez había sido el autor intelectual y material del magnicidio.
Lo recuerdo especialmente porque el papá y el tío de un gran amigo, coetáneo y coterráneo tuvieron la mala suerte de pasar frente a una de las puertas de casa presidencial (6a. ave ya casi para llegar a la 5a. calle) en el preciso momento que los asesinos del coronelillo de mierda presidente se hacían a la calle para huir del lugar de los hechos. Uno de ellos fue ejecutado al siguiente día y apareció cerca del aeropuerto La Aurora "suicidado". El otro, cuatro días después apareció en una cuneta de la recta cercana al Puerto San José. Le habían pasado las llantas de un vehículo varias veces en el torso hasta romperle los pulmones y demás órganos internos.
Al supuesto autor intelectual y material, Enrique Trinidad Oliva, lo ajustició la guerrilla. Contribuyó a la muerte de C de H (cuyas iniciales -Carlos Alberto Castillo Armas- eran CACA) el hecho de que Trinis siempre le echó maicito a doña Odilia y ella, prontamente, lo mandaba a "degustar un opíparo banquete de detritus humanos". (Lo pongo así por si El Pulga lee esta chingadera mientras está dedicado a la ingesta de sus sagrados alimentos).
Lo que nunca tuve claro fue lo referente a los sucesos en el Bar W. De ello guardo tres versiones casi coincidentes:
mi tío Jacobo -que era sindicalista del SAMF- me contó que iban a chupar a ese Bar porque se reunían mucho con otros sindicalistas en la casona gris esa de manera que está en lo que se llamaba cuatro caminos, frente al botellón;
Maco Quiroa -QEPD- me relató algo bastante similar a lo que vos narrás
Román Ponce, un mecánico de maquinaria pesada, a la sazón aprendiz de mecánico en el ferrocarril que solía ir con sus compañeros de la IRCA para la quincena.´
Los tres relatos coinciden en que fue un dominicano mercenario quien lanzó la granada y que estuvo preso en la Peni y a quien después le dieron aguacate.
Quien atendía la barra del Bar W era don Víctor Friley, un negro de Izabal que usaba pantalón oscuro, botines lustradísimos con polainas, camisa a rayas de cuello puntas redondas, tirantes y bombín. Su hijo fue un excelente jardinero con el equipo DKW y con el Caminos. Nunca lo volví a ver.
Equivocáme si estoy en lo correcto mi querido LF.
Tu bien calificada opinión arroja hoy bastantes luces sobre el incidente post liberación. Recuerdo haber leído la noticia en El Imparcial, el cual llegaba al almacén de mis viejos en Cobán; diario de formato tipo mantel gracias al cual me aficioné a la lectura. También leía Bohemia, de la época de Batista donde ya se mencionaban los incidentes de Moncada, el Granma y la Sierra Maestra. Fotos y texto eran de color sepia. También era asiduo lector de Billiken. Fue en los tiempos que conocí al Negro Prado, que en ese entonces era blanco, de acuerdo a la famosa foto de "el niño del tambor", quien dicho sea de paso, no obedeció las recomendaciones de sus padres, escuchó cantos de sirenas, se adhirió a doctrinas exóticas y vivió muchos años gracias al oro maldito de Castro y bajo la tiranía del Kremlin y atrapado entre las garras del oso soviético.
Otro incidente que no tengo claro -remitime a bibliografía adecuada por favor- es sobre el enfrentamiento que hubo en Patzicía a los pocos días del triunfo de la Revolufia del 44. La sangre corrió a montones entre ladinos e indígenas pero se echó un velo de silencio cómplice sobre el incidente y creo que, hasta hoy, no ha salido a la luz algo de lo que verdaderamente pudo haber acontecido.
Esperaré ansiosamente tu guía y consejo mi respetable maese LF.
Charamila
Ex curso: ¿No has pensado en retornar a tu antiguo esquema democrático y decretar la inmediata anulación del letal inciso 3)? (Ezzio y la Gallina me acuerpan)
El versito de domine meo, ya me acordé, se lo leí a Pérez Antón. Lo adapté para que encajara en mi defensa ante don Severo "El Pulga" Asturias, miembro de la Royal Academy of the Idiom of Cerv-before. Dixit.
¿Vas a recoger el guante que te tiró el Chino viagra?
A mí me contaron que el Chino realizaba pruebas de eficiencia del Viagra con las dependientes de mostrador de QuickFoto. Pero no me creas ni mierda porque soy un fiel defensor de la presunción de inocencia.
Jorge "Charamila" Fuentes
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Jorge "Charamila" Fuentes
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Interesantísimo tema traído a la mesa (o a la pantalla) por LF Linares. Yo no vivía en Guatemala cuando mataron al Presidente CCA. Vivíamos en Venezuela, porque mi padre fue trasladado ahí por Nestlé en 1957 (lo cual confirma que fui el “primer balserito” que salió de Cuba, como dice la placa con que me honraron en la celebración del 40º. Aniversario, pero salí antes que entrara el barbudo). Cursaba en ese tiempo 3er. Grado de Primaria en el Instituto Champagnat (Maristas, por supuesto) en Caracas. Escuché una noche comentar a mis padres la última noticia en los periódicos de Venezuela sobre el asesinato de Carlos Castillo Armas, Presidente de Guatemala. Ni sabía yo en ese entonces quien era el individuo, ni mucho menos que el país que él gobernó sería mi bella patria adoptiva desde unos años después y por el resto de mi vida.
Pero ya estando aquí, muchos años después, otro gran amigo y hermano del alma, “El Doctor” Ernesto Alarcón, me contó lo que le consta a él y a su familia de los hechos de ese día en que murió CCA. Su madre asistió esa noche a un evento de Señoras muy importante en el Club Guatemala, donde también estaba la esposa de CCA. Doña Clarita contaba que Doña Olivia compartió con todos, pero era evidente su constante atención a su reloj y a la hora, cada 2 ó 3 minutos. Aunque era evidente que no tenía planes de irse, al menos por el momento … Y el padre de Neto, del mismo nombre y también uno de los más eminentes galenos de aquel tiempo, era el Médico personal de CCA. Y ellos vivían en una casa inmensa en la 6ª. Avenida, a menos de 2 cuadras del Palacio y la Casa Presidencial.
Neto, sus hermanos y su padre estaban en su casa esa noche cuando se oyeron disparos que parecían haberse producido en el complejo presidencial cercano. En menos de 5 minutos llegaron a su casa 2 miembros de la seguridad del Presidente, urgiéndolo a ir con ellos porque le habían disparado al Presidente hacía unos minutos. El padre de Neto fue con ellos y cuando examinó a CCA determinó que estaba muerto … Sólo que para él fue evidente (y lo dijo pero todos le dijeron que estaba equivocado y le “pidieron” que se callara la boca) que aquel hombre ya llevaba por lo menos 2 horas de haber fallecido …
Y cuando regresó Doña Clarita y compararon horas, constataron que Doña Olivia vio su reloj por última vez unos 5 minutos después de la hora del supuesto asesinato, se retiró entonces rápidamente del Club Guatemala y cuando llegó a la Casa Presidencial se sorprendió y acongojó inmensamente con la noticia.
Quiénes fueron y como fué nosotros al menos quizá nunca no lo sabremos. Pero que hubo mano de mono y tal vez también de mona, parece que sí la hubo. Y no fue precisamente la del soldadito.
JMA
2 Comments:
Excelente recuento... fecuerdo muy bien cuando todo eso empezó a discurrir como cine mudo en cáma lenta!!!!
By Ricky, at 7:01 p.m.
Excelente recuento... Recuerdo muy bien cuando todo eso empezó a discurrir como cine mudo en cámara lenta!!!! En verdad desconocía los móviles del crimrn frl Bar W.... mmmmm..... Interesantísimo... GRACIAS!!!
By Ricky, at 7:03 p.m.
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