PROMO66 LICEO GUATEMALA

jueves, abril 03, 2008

Sobrepoblación Parte II

La enseñanza de la Iglesia Católica
sobre asuntos de población
Por Monseñor James T. McHugh, S.T.D.


I. La población mundial - tendencias y políticas

Introducción

La preocupación por las políticas de población y hacia dónde éstas se dirigen, es prominente en la comunidad internacional. El foro principal donde se estudian estos asuntos es las Naciones Unidas. Dos agencias se concentran en la población: 1) La División de Población de las Naciones Unidas, que trabaja en investigaciones y promueve estudios de demografía internacional y ayuda a las naciones a llevar a cabo censos e investigaciones a nivel local, y 2) El Fondo para Actividades de Población (FNUAP o UNFPA), que recauda fondos y los distribuye a distintas naciones para programas e investigaciones de planificación de la familia. Las Naciones Unidas patrocinaron en 1974 y 1984, conferencias internacionales sobre población que atrajeron la atención de muchas naciones hacia lo que a menudo llaman "el problema de la población".

Antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Población Mundial en Bucarest en 1974, a menudo se describió el crecimiento mundial de la población en términos de crisis y generalmente acompañados de predicciones apocalípticas, en relación con los abastecimientos disponibles de comida, la disminución de los recursos naturales y los efectos negativos en el desarrollo social y económico.

Se espera que el crecimiento de la población se estabilice

Los libros sobre las terribles consecuencias de un rápido e incontrolado crecimiento de la población comúmente le llaman "la explosión de la población". Sin embargo, los demógrafos siempre han pedido tener precaución en relación con las proyecciones del crecimiento demográfico, haciendo notar que es casi imposible predecir el resultado más allá de una o dos décadas como máximo. En 1984 se reconoció generalmente que las tasas de fertilidad en las naciones desarrolladas, habían comenzado a declinar a principios de los años 60; y que su continua disminución trae los nuevos problemas de una población envejecida en su mayoría, una fuerza de trabajo inadecuada y dificultades causadas por la migración internacional.

En 1974 la población mundial constaba de 4 mil millones de personas, a mediados de 1987 el número era 5 mil millones. Se estima que esta cantidad crezca casi en un billón cada 10 años hasta el año 2025, fecha en que alcanzará 8,6 mil millones. Se espera que se estabilice en alrededor de 10,2 mil millones en el año 2095.

Para entender las implicaciones de estas cantidades uno debe comprender que el aumento concreto de la población comenzará a disminuir considerablemente después del año 2010, porque el nivel de crecimiento de la población mundial ya ha estado declinando. La tasa de crecimiento llegó a su nivel más alto, el 2,04% en 1965-70, disminuyó a 1,67% en 1980-85 y se espera que baje a menos de 1% para el año 2000, continuando la tendencia a bajar hasta el final del siglo XXI.

Los factores principales que afectan la población mundial son: la fertilidad, la mortalidad y la migración. Por tanto, para resumir, podemos delinear el siguiente perfil de la población mundial:

1) Desde 1970 el nivel de crecimiento de la población mundial ha ido disminuyendo, aunque éste varía de región en región.

2) La causa principal de la disminución del crecimiento de la población ha sido la disminución de la tasa de nacimientos. Las tasas en las naciones desarrolladas han disminuído grandemente. La mayoría de las naciones del norte, el sur y la parte occidental de Europa, así como Norteamérica, tienen al presente una tasa por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer en edad de dar a luz. (Por ejemplo, en 1985 el nivel máximo de fertilidad en Europa Occidental era de 1,6, en Europa del Sur y del Norte de 1,9 y 1,8 respectivamente, en Norte América del 1,8 y de la Unión Soviética del 2,3.) Las tasas en naciones en vías de desarrollo también comenzaron a declinar. La disminución ha sido rápida en el Norte de Africa, Latinoamérica, y la mayor parte de Asia, mientras que las tasas de fertilidad son altas en el Sahara en Africa y en Asia Occidental. China tiene una tasa de 2,1 (1985-1990).

3) Las tasas de mortalidad también están declinando. La mortalidad puede medirse mejor en términos de promedio de vida. El promedio de vida que se espera para personas nacidas de 1985 a 1990 es de 61,1 años para el mundo; 74,0 para las naciones desarrolladas y 59,0 para naciones en vías de desarrollo. Desde 1970-75 esto refleja un aumento de 4,5 años para el mundo, 2,7 para naciones desarrolladas y 5,0 para las naciones en desarrollo. La mortalidad infantil más alta se encuentra en Africa (101 muertes de infantes por cada 1.000 nacimientos vivos), y la más baja en Latinoamérica (56 por cada 1.000 nacimientos vivos). En todos los casos ha habido una disminución notable desde 1975.

Edad de la población

4) Los cambios en nacimientos y muertes afectan las estructuras de la población de los países. En las naciones en desarrollo hay una proporción mayor de jóvenes y niños. En 1985 la edad promedio de la población del mundo (o sea, la edad en que la población se divide en dos partes iguales: la mitad más vieja, y la mitad más joven), era de 23,5 años. Era de 32,5 años en las naciones desarrolladas y de 21 años en las naciones en desarrollo. En 1985 habían 570 millones de niños menores de 5 años en el mundo, el 85% de éstos en las naciones en desarrollo. Por otro lado, en 1985, el 8,8% de la población del mundo estaba constituída por personas de 60 años o más. El porcentaje era del 15,8 en las naciones desarrolladas y el 6,6 en las naciones en desarrollo. Debe apuntarse sin embargo, que la población de más edad ha estado creciendo mucho más rápidamente y que el envejecimiento de la población es una preocupación importante en todas las regiones y en las naciones, pero aún más en las naciones desarrolladas.

5) Aún cuando el número de migrantes no es grande generalmente, el impacto de la migración es considerable. En países que han promovido la migración permanente (Argentina, Australia, Canadá, Israel y los Estados Unidos), y en los países de Europa Occidental que han importado trabajadores, su número es alto. Otras naciones han tenido un número apreciable debido a la necesidad temporal de trabajadores, desplazamiento debido a las guerras o la división de territorios y las políticas permisivas de inmigración. En muchos casos la migración internacional es la consecuencia de la necesidad de un país de trabajadores más jóvenes y a veces sin entrenamiento, y la necesidad de las personas de conseguir empleo en otro país. Esta tendencia es también evidente en relación con la migración interna, un gran número de jóvenes abandonan las áreas agrícolas para trasladarse a las ciudades.

Aún cuando algunas tasas de población han disminuído, no todos los problemas de población han sido solucionados. Sin duda, los problemas van más allá de los informes estadísticos y las proyecciones.

Las tasas de crecimiento y disminución deben ser analizadas teniendo en cuenta otras variantes: comida, empleo, viviendas, cuidado de la salud, educación, recursos naturales, medio ambiente y el futuro económico mundial. Estos factores tienen un mayor impacto en la vida de la gente y su manera de vivir, y agudizan la sensibilidad moral y ética de la dignidad humana, la justicia social y el bien común. Por tanto, aunque la disminución en el crecimiento de la población ha desarmado la bomba de la población, el proceso del desarrollo no se ha impulsado al mismo paso en todas partes del mundo y todavía existen grandes desigualdades. Esto da aún más énfasis a la necesidad de políticas de población que estén basadas en valores religiosos y humanos, e infundidos por principios éticos y morales.

II. La Enseñanza de la Iglesia sobre asuntos de población

En el contexto de las predicciones catastróficas de los años 60 y 70, a menudo se arguyó que se deberían tomar todas las medidas para limitar el crecimiento de la población, incluyendo algunas que eran implícitamente coercitivas. Las naciones en vías de desarrollo se dieron cuenta de la amenaza de coerción durante las conferencias de población mundial en 1974 y 1984, e incluyeron salvaguardias en el Plan Mundial de Acción. Además, se vió a la Iglesia Católica como una de las principales causas del crecimiento de la población, por sus enseñanzas morales que se oponen a la anticoncepción artificial, la esterilización y el aborto.

Al mismo tiempo la Iglesia Católica estaba desarrollando una posición moral y ética sobre la política de población. Hay que anotar que el control de la población y el control de los nacimientos no son la misma cosa. El control de la población es lo que hacen los gobiernos y las agencias internacionales, mientras que el control de los nacimientos es lo que hacen los esposos. De todos modos, aunque las raíces de la posición de la Iglesia sobre la política de población pueden encontrarse en sus enseñanzas sociales de los 100 años anteriores; Pablo VI y Juan Pablo II han definido nuevamente y aplicado específicamente a los asuntos de población contemporáneos, las enseñanzas de la Iglesia sobre justicia social y paternidad responsable. Encontramos este desarrollo en documentos conciliares y sinodales, en discursos del papa y en intervenciones de delegaciones de la Santa Sede en reuniones internacionales sobre asuntos socio-económicos y de población.

Adoptado y fomentado

Para comenzar, es importante darse cuenta de que la Iglesia no ha rechazado todos los esfuerzos de los gobiernos para establecer políticas de población, sino que ha urgido que tales esfuerzos se realicen de una manera positiva que defienda la dignidad humana.

En años recientes se han llevado a cabo debates sobre la población en las Naciones Unidas, en asambleas gubernamentales a través del mundo y en los medios de comunicación. En la práctica, se han desarrollado dos maneras diferentes de tratar el asunto: 1) la tesis que da énfasis a la necesidad del desarrollo socio-económico que eventualmente resulta en la disminución de la tasa de nacimientos y 2) la tesis de "la planificación familiar primero que todo" que exige determinados esfuerzos para reducir la tasa de nacimientos, como precondición para recibir ayuda de las naciones desarrolladas o de agencias internacionales.

La Santa Sede, desde el principio, ha adoptado y fomentado la tesis del desarrollo, que puede concretarse de acuerdo con los puntos siguientes:

1) La política de población debe ser parte de un compromiso más amplio que implica una justicia social que le permita a todas las personas vivir una vida verdaderamente humana y plena, con libertad y dignidad.

2) Es cierto que un rápido crecimiento de la población puede, a veces, impedir el proceso de desarrollo y los gobiernos tienen el derecho y el deber, dentro de los límites de su competencia, de tratar de aliviar el problema de la población. Esto incluye el proveer información sobre el impacto del crecimiento de la población y también en términos de legislación y programas que ayuden a las familias.

3) Sin embargo, las decisiones en relación al tamaño de la familia y la frecuencia de los nacimientos, deben ser hechas por los padres sin presión del gobierno. Tales decisiones están basadas en una conciencia formada correctamente, que respeta la interpretación auténtica de la Iglesia y de la Ley Divina en relación con los métodos de planificación de la familia. Los esposos deben tener en cuenta sus responsabilidades para con Dios, para consigo mismos, con los hijos que ya tengan y con la comunidad o sociedad a la que pertenecen.

4) La familia es la unidad social básica y debe ser protegida de presiones que le impidan realizar sus legítimos propósitos, especialmente en lo relacionado con el tamaño de la familia y la frecuencia de los nacimientos. La familia debe recibir ayuda de la sociedad en cuanto a la educación, las condiciones sociales estables y el bienestar de sus miembros.

5) En muchos países existe la necesidad de adoptar nuevos sistemas económicos, nuevos métodos agrícolas y nuevas formas de organización política y social. Algunas costumbres anticuadas, aún algunas en relación con la familia, deben cambiarse o abandonarse si impiden el proceso de desarrollo o están en conflicto con la dignidad humana y los derechos humanos.

La enseñanza de la Iglesia que declara que la anticoncepción, el aborto y la esterilización son moralmente inaceptables, fue ampliada y confirmada claramente y en detalle en el discurso de Juan Pablo II a Rafael Salas del Fondo de las Naciones Unidas para Actividades de Población, y en la intervención del obispo Jean Schotte, quien presidió la delegación de la Santa Sede a la Conferencia Internacional Sobre Población en Ciudad México en 1984.

Además de lo ya dicho, esos documentos enfatizan mucho los siguientes puntos:

1) La dignidad de la persona humana y sus derechos dados por Dios;

2) La importancia de la familia como la unidad fundamental de la sociedad y la responsabilidad de los gobiernos y las organizaciones internacionales de ayudar a las familias, particularmente dándoles información demográfica verdadera y evitando todo tipo de coacción en relación con la anticoncepción, la esterilización y el aborto;

3) El valor del niño como persona y los derechos especiales de los padres de mantener y educar a sus hijos;

4) El papel y las responsabilidades de la mujer y la necesidad de protección a las madres para que no las presionen a trabajar fuera del hogar;

5) La necesidad de dar apoyo y ayuda a los ancianos;

6) La necesidad de encontrar nuevos mecanismos de desarrollo socio-económico, que respeten las dimensiones religiosas, culturales y sociales de la persona humana, y no sólo el progreso material de la sociedad;

7) El valor y la confiabilidad de los métodos naturales de planificación de la familia que le permiten a los esposos tomar decisiones responsables en relación con la paternidad;

8) El deber positivo de los gobiernos de crear las condiciones apropiadas para que las familias vivan una vida decente y los esposos puedan tener una familia numerosa si así lo quieren;

9) Los derechos de las familias, así como también de los individuos a que se les respete en las leyes y políticas sociales respecto a la migración;

10) La expansión de los esfuerzos de los gobiernos y las organizaciones internacionales para reducir las enfermedades y la mortalidad, y asegurar mayor acceso al mantenimiento y el cuidado de la salud.

III. Población mundial: Tendencias futuras y desafíos

Como ya hemos indicado, la mayor parte de los especialistas de población dan una proyección de tasas de disminución del crecimiento de la población mundial hasta comienzos del próximo siglo, con el resultado de una población estable (nacimientos=muertes). Esto significará una población mundial de cerca de 10,2 mil millones de personas para el año 2095. A la luz de estos datos verídicos, ¿qué puede esperarse en el futuro respecto de la tendencia de la población y de algunos asuntos relacionados con ésta?

1.- Población y desarrollo

La población por todo el mundo está disminuyendo debido al declive de las tasas de fertilidad. La mayor parte de los países industrializados tienen al presente tasas de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo del 2,1 niños por mujer, y unos pocos ya tienen menos nacimientos que muertes; o sea, una disminución real de la población. En la mayoría de los casos las bajas tasas de nacimientos todavía no han afectado adversamente la productividad debido al uso de tecnología avanzada y de una fuerza de trabajo compuesta principalmente de inmigrantes o trabajadores temporales. La reacción negativa en relación con los trabajadores extranjeros ya está creando nuevos problemas en algunos países. Al mismo tiempo, la población nativa está envejeciendo.

La incertidumbre y la fragilidad de la situación económica internacional, así como las deudas de muchos países del Tercer Mundo, amenazan la estabilidad de las economías de las naciones industrializadas, así como las de los países en vías de desarrollo. Esta situación se ha agravado aún más con los sucesos de Europa Oriental.

Por otra parte, las tasas de fertilidad también están disminuyendo en los países en vías de desarrollo, pero el impacto es más lento y menos aparente. En algunos países en vías de desarrollo, las tasas de nacimientos permanecen altas y a menudo se les señala como un obstáculo al desarrollo. Comúnmente se admite que el crecimiento de la población por sí mismo no es la causa de la pobreza ni de la falta de desarrollo, sino que éstos pueden agravarse debido a otros problemas, como los proyectos mal planeados, la escasez, la mala distribución de los recursos, o la mala administración.

En algunos países, una situación política inestable, las sequías u otros desastres naturales o problemas de migración, afectan también negativamente el desarrollo. Más recientemente la propagación del SIDA ha sido un factor, especialmente en el Africa. En la conferencia sobre población mundial en 1984 en general se estuvo de acuerdo en que, mientras las políticas de población pueden ser un aspecto importante de las políticas de desarrollo, nunca son sustitutos de esfuerzos internacionales más sistemáticos para responder a las necesidades de las naciones en vías de desarrollo. Se le dio gran prioridad a la cooperación internacional para cumplir con las metas de la "Estrategia para el Desarrollo Internacional en la Tercera Década de Desarrollo de las Naciones Unidas".

Sin embargo, muchas de las agencias financieras internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y algunos de los países desarrollados más ricos, continúan insistiendo en la disminución de la fertilidad como el primer paso o el aspecto predominante de una política de desarrollo. Esta opinión está siendo promovida por grupos como The Pathfinder Fund, The Draper Fund y la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF), y continúa influenciando las discusiones sobre el desarrollo y la situación económica mundial.

2.- Población y pobreza

A menudo se afirma que el crecimiento de la población impide el crecimiento económico y por lo tanto lleva a la pobreza. Traducido en términos prácticos, esto significa (según ellos), que las familias numerosas son una carga indebida en los recursos económicos y genera obligaciones sociales (salud, educación, vivienda), lo cual a su vez crea pobreza.

Al leer cuidadosamente los datos sobre población y desarrollo, se ve claramente que los estudios sobre economía y desarrollo no demuestran que el crecimiento de la población crea una situación de pobreza. P.T. Bauer, un economista que se especializa en asuntos sobre el desarrollo, afirma que "el rápido crecimiento de la población no ha sido obstáculo para el adelanto de una economía sostenida en el Tercer Mundo o en el mundo occidental."

Bem Wattemberg afirma que el crecimiento de la población puede ser económicamente beneficioso porque estimula el comercio, la productividad, el desarrollo de nuevos productos y la investigación. Crea un fondo público por medio de los impuestos, lo cual ayuda a pagar por los servicios que necesita el pueblo.

Estos economistas y demógrafos y muchos otros, reconocen que a menudo hay otros factores que complican la situación: la desigualdad, la discriminación,la falta de planeación y liderazgo político así como la falta de recursos o de capital que en países de rápido desarrollo frenan o frustran el desarrollo. Pero el crecimiento no se puede caracterizar como la cuasa única y cierta del subdesarrollo.

Esto es cierto en lo que se refiere al tamaño de la familia. En la mayor parte de los países la fertilidad ya ha bajado a entre 1,8 y 3,5 hijos por familia. En los países de alta fertilidad el tamaño de la familia es generalmente alrededor de 4 niños. En las sociedades agrícolas el tener un mayor número de hijos contribuye a la productividad de la familia.

Una sociedad más joven tiene mayores incentivos para seguir adelante en términos de desarrollo y provee una base más amplia, de la cual el gobierno puede obtener recursos para programas a favor de los ancianos y los necesitados. En todo caso, no hay datos definitivos que prueben que las familias grandes son inevitablemente familias pobres. Las naciones occidentales industrializadas tienen actualmente tasas de nacimiento muy bajas y todavía tienen gente pobre.

Se está reconociendo cada vez más, que las sociedades ricas con tasas bajas de nacimientos están experimentando otra clase de pobreza, que es la falta de gente que continúe la tradición y los valores de su cultura; que asegure y continúe la productividad y el progreso ecnonómico y finalmente cree los ingresos que puedan ser redistribuidos para las necesidades de aquellos que no pueden valerse por sí mismos.

3.- Población, recursos y medio ambiente.

Antes de la Conferencia sobre Población de Bucarest en 1974, se hicieron terribles predicciones de que el crecimiento de la población llevaría finalmente al agotamiento de los recursos de la tierra, especialmente los minerales, los combustibles y los alimentos. Desde entonces un análisis hecho más cuidadosamente de los recursos naturales, demuestra que los abastecimientos no se están agotando, aunque la norma de consumo es el malgasto, especialmente en los países industrializados y más ricos. Un número de economistass, especialmente Julian Simon, han analizado críticamente las proyecciones de escasez y encontrado que en muchos casos hay suficientes recursos y en otros casos nuevos materiales sintéticos están ya substituyendo a los materiales que se usaban antes. Lo mismo es verdad de los recursos energéticos.

Los partidarios del control de la población afirman que es necesario expander los programas de "planificación familiar" en el Tercer Mundo para evitar una crisis de hambre mundial. Sin embargo, estudios recientes de las Naciones Unidas demuestran que la producción de alimentos ha continuado en aumento desde mediados de 1970, aún en los países en desarrollo, sobrepasando el crecimiento de la población.

Roger Revelle, notable demógrafo, ha calculado que los recursos agrícolas del mundo son capaces de mantener una población de 40 mil millones de personas. Esto podría lograrse con un mayor uso de la tierra del mundo para la agricultura y mejorando el rendimiento agrícola, todo lo cual es posible.

En efecto, los que saben más de los problemas de comida globalmente, opinan que el mundo está bien aprovisionado de alimentos y hay capacidad para alimentar mucha más gente de la que existe ahora. Atrasos temporales debido a sequías, mecanismos ineficientes de distribución, conflictos regionales como la guerra del Golfo Pérsico o los desastres naturales, pueden crear problemas en algunas partes del mundo, pero estos se pueden resolver. En todo caso, no se prevee hambre en gran escala.

El crecimiento de la población también se cita como causa de los problemas del medio ambiente. Donald Mann, Presidente de "Crecimiento Negativo de la Población", afirma que la única solución a los problemas ambientales es la reducción de la presente población del mundo, de 5 a 2 mil millones.

De hecho, gran parte de la contaminación global es el resultado del uso indiscriminado de los combustibles, las tecnologías y los productos químicos, especialmente en los países desarrollados. Su uso puede ser mejor controlado o restringido y algunas cosas podrían ser prohibidas.

Pero una "solución" más simple es echarle la culpa de los mayores problemas: el calentamiento global, la lluvia ácida y la disminución de la capa de ozono, al crecimiento de la población. En 1984 la Conferencia de Población solicitó la transición a nuevas tecnologías que mantengan la integridad del medio ambiente y le pidió a los gobiernos que establezcan las medidas apropiadas. Sin embargo, puede esperarse que lamentablemente continúen utilizándose los problemas ambientales como argumentos a favor del control de la población.

4.- La población y la permisividad sexual

La Conferencia de Población de 1974 hizo un llamado a favor de asegurarle a todos "los individuos y parejas", el acceso a la información sobre los métodos de "planificación familiar" y su uso. Esto constituyó el rompimiento con la política anterior de las Naciones Unidas, que hablaba siempre de "planificación familiar" en términos de parejas casadas. La Conferencia de Población de 1984 mantuvo el nuevo lenguaje, y juzgando por los debates de ambas conferencias, está claro el mandato de que la "planificación familiar" debía estar disponible tanto para las personas solteras como para las parejas casadas. Más recientemente esto se ha aplicado a los jóvenes para pretender "combatir" los problemas de embarazos juveniles*.

De todos modos, esto desplaza la actividad sexual del marco matrimonial, ignorando el hecho de que la intimidad sexual es una prerrogativa del matrimonio y una responsabilidad inherentemente conectada con éste y con la vida familiar. Este enfasis en el llamado "derecho" del individuo fue uno de los factorres más importantes para que la Santa Sede no se uniera a las conclusiones de ambas conferencias. Por lo tanto, debemos reconocer que los esfuerzos para promover la "planificación familiar" a menudo se basan en la premisa de un apoyo a una permisividad sexualidad.

Esta misma mentalidad está siendo aplicada ahora al pretender impedir la propagación del SIDA*.

5.- La Población, los Programas de "planificación familiar" y el Aborto.

Las estrategias para impedir el crecimiento de la población se enfocan en la disponibilidad incontrolada de los anticonceptivos y la esterilización, a menudo anulando la libertad de los esposos. Esto es más evidente en China e India donde la coerción es la base de los programas de "planificación familiar". Pero hay un problema adicional puesto que las agencias internacionales de "planificación familiar" y algunas naciones desarrolladas, se inclinan a tener un doble "standard" para el Tercer Mundo.

Se exportan y fomentan en el Tercer Mundo, métodos de control de los nacimientos que son peligrosos o que no se han ensayado. Lo demuestra el debate reciente en Francia con relación a la RU-486, una píldora abortiva que según se dice es "necesaria" para combatir el crecimiento de la población. Lo mismo fue cierto en lo que concierne a la DepoProvera**, que es un fármaco que hasta hace poco años atrás no estaba aprobado en los Estados Unidos, pero su uso sí se ha estado fomentando en el Tercer Mundo.

El producto más reciente es el Norplant**, un agente anticonceptivo que se implanta debajo del brazo de la mujer. Muchos de los ensayos clínicos de los nuevos anticonceptivos hechos por las agencias internacionales se llevan a cabo en el Tercer Mundo, porque en esos países hay poca protección legal ante los efectos negativos de los mismos.

La Conferencia de Población de 1984 adoptó una resolución propuesta por la Santa Sede, la cual urgía a los gobiernos a "dar los pasos necesarios para ayudar a las mujeres a evitar el aborto, que en ningún caso debe promoverse como método de ‘planificación familiar'...."

Esta resolución era un reflejo de las políticas de la mayoría de los países, pero fue objetada fuertemente por China y otros pocos países. Recibió apoyo de muchos países del Tercer Mundo, así como de muchas naciones occidentales. Después de mucha discusión, la resolución fue adoptada por la mayoría de las naciones.

En el futuro se pueden esperar lamentablemente nuevas iniciativas provenientes de los que apoyan el control internacional de la población, para reestablecer el aborto como un componente "necesario" de un programa más amplio de "planificación familiar".

Conclusión

En las sesiones preparatorias de la conferencia Internacional de Población de 1984 y en los debates de dicha conferencia, hubo un reconocimiento constante de las implicaciones éticas de las políticas sobre población, la necesidad de tener en cuenta las convicciones y los principios religiosos y también la necesidad de proteger los derechos de los esposos a planificar el tamaño de la familia y la frecuencia de los nacimientos.

Sin embargo, continúa imperando una fuerte ideología en asuntos de población basada en valores materialistas, que pretende influir en las iniciativas de las distintas naciones y en los foros internacionales. Es una ideología que es perjudicial y discriminatoria con los países que tienen lo que ellos consideran una alta fertilidad. Es una ideología pronta a aceptar y justificar estrategias que son ofensivas para la religión y las culturas, que a veces son peligrosas para la salud de las mujeres y que violan derechos humanos básicos.

Algunas propuestas tienen elementos de presión y coerción, al poner como condición para la ayuda económico-social, el demostrar una disminución en la fertilidad o, a nivel personal, poniendo presiones a los esposos para impedirles tener más de uno o dos hijos. La exigencia del control de la población está a menudo basada en prioridades económicas, como lo prueba la fuerte retórica del Banco Mundial.

La mentalidad a favor del control de la población crea y apoya la mentalidad anticonceptiva y pone el énfasis en descubrir y distribuir masivamente métodos anticonceptivos "eficientes" y "efectivos". La continua y generalizada insistencia en controlar el crecimiento de la población como factor principal para resolver los problemas socio-económicos, ha provocado una reacción de la Iglesia en muchos países en vías de desarrollo. Esta reacción fue expresada claramente en el Sínodo Mundial de la Familia en 1980; su Mensaje final a las familias cristianas dice:

"A menudo, ciertos gobiernos y algunas organizaciones internacionales agreden a las familias... A las familias se les obliga -y nos oponemos a esto con toda vehemencia- a usar medios inmorales tales como los anticonceptivos, o, aún peor, la esterilización, los abortos y la eutanasia, para la solución de los problemas sociales, económicos y demográficos. El sínodo urge por lo tanto a proclamar una carta de los derechos de la familia para salvaguardar esos derechos en todas partes."

En comentarios dirigidos a los obispos, al final de la encíclica Humanae vitae, el Papa Pablo VI escribió que la misión de la Iglesia implica una acción pastoral unida en todos los campos de la actividad humana: económico, social y cultural, para lograr vivir juntos en una sociedad más fraternal y pacífica, con fidelidad a los designios de Dios sobre el mundo. Esta acción pastoral unida puede beneficiarse si se entiende y se usa correctamente la información demográfica.

Al mismo tiempo, en las discusiones sobre población los sacerdotes deben hacer énfasis en las enseñanzas sociales de la Iglesia, las cuales están basadas en el respeto por la dignidad y los derechos de la persona humana y el bien común. El desarrollo y la promoción de una perspectiva moral en relación con los asuntos relacionados con la población, es un aspecto importante de la misión de la Iglesia.

Su Excelencia Monseñor James T. McHugh
15 de Mayo de 1991.

Fuente: Vida Humana Internacional