CRÓNICA DE LA FIESTA DE FIN DE AÑO
Mis queridos compañeros del Foro Liceísta y otros amigos adherentes y "adherentas" al mismo; así como mis cuates y cuatas de existencia, les comento que decidí cederle hoy el espacio, tanto de mi muro de Facebook como de mi página literaria, así como lo que comparto con todos ustedes y "ustedas", al Tío Chema, pa' que nos eche un cuento. Ai' les va' pue'. El Nito de FlamiNITO.
CRÓNICA DE LA FIESTA DE FIN DE AÑO DE UN
GABINETE PRESIDENCIAL EN UN PAÍS
TROPICAL.
Este cuento tuvo su origen e inspiración en
algo que sucedió en los inicios del siglo XXI, en un país montañoso y tropical. En un Estado libre,
independiente y soberano, con un
sistema de gobierno democrático, republicano
y representativo; y es narrado hoy, en el año 2,070, por
un zacapaneco cuenta‑cuentos y
cuenterazo famoso por sus diabluras, a sus avispados y chispudos nietos y
sobrinos.
Empieza así el relato este cuentista de la
zona oriental de ese País: "Todo
sucedió la ocasión en que fui invitado a
la última sesión anual del Gabinete de ese Presidente, quién en las vísperas del día de los Santos Inocentes, se dirigió a la Nación y le dijo a su
Pueblo que la ¡VIDA EN SU PAIS ERA TODO COLOR DE ROSA!. La sesión se centró en el mensaje de ese presidente estadista, líder nato, gran orador, decían qué asesino "sepa UTAS por qué",
pero sobre todo un excepcional dirigente
político y encantador de masas, “de tortillas, pero masa”. El Gabinete de nuestro personaje, con escasas
excepciones, estaba formado como casi todos los equipos ministeriales por una
corte de aduladores y lambiscones, de serviles y tiralevitas, de aquellos que
siempre dicen sí y aplauden todas las ocurrencias y gracejadas de un
Presidente. ¡Buena vos!,
¡sos topado, sos lo máximo! ¿Que sería de este País
sin vos?, le decían.
Y aquel Presidente oía y oía y se creía que
el era lo mejor que había nacido en su país para suerte de sus paisanos, que sus ideas eran las mejores, que sus políticas económicas eran las
más acertadas, que el beneficio
social que estaba logrando para las clases desposeídas no lo había conseguido
ni siquiera una revolución socialista,
que la falta de medicinas y de pacientes en los hospitales se debía a que su
flamante Ministro de Salud había implementado maravillosos planes de medicina
preventiva; que la abundancia de
dinero en las arcas nacionales era consecuencia de unas pensadotas de sus ministros
de Finanzas, Economía y el
Presidente del Banco de Guatemala,
porque estos eran otros genios !unos Chicago boys de quitarse el sombrero¡. Y tuvo a unos Superintendentes de la
Administración Tributaria (SAT) de lo mejor,
todos con maestrías en universidades de
EUA o europeas, acumulaban
post-grados y doctorados de todo, eran unos verdaderos todólogos, con especialidad todititos en
defraudación al Estado. En fin,
el Presidente de nuestro cuento era el talento de la política y un astuto “chafarote” que se las sabía todas.
Durante su ejercicio presidencial sucedió
de todo en su país. Hubo falta de seriedad, falta de humildad, falta de medicinas y de hospitales, falta de carreteras y de puentes, falta de escuelas y de maestros. En los cinturones de miseria de la
metrópoli de su País y en el interior de su República siguieron viviendo 8 millones de miserables que no podían
tener techo, comida, educación y vestido.
Pero bien mis queridos nietos y sobrinos, ya me salí de la bacinica, perdón patojos . . . , del relato cierto, certero y puntual y caí en el análisis y en la crítica política, que en aquel entonces recuerdo le gustaba tanto a una periodista sesuda de
apellidos Vásquez Araya, otra medio
revolucionaria de apellido Alamilla, otro
nombrado Edgar Gutiérrez, con una voz meliflua con tono de hipocresía, amigo
íntimo de un expresidente que fue confeso en dos ocasiones y por ello estuvo
preso en una cárcel gringa; un fascista
de apellido Chicola, otra fascista
de apellido Diaz-Durán, otro fascista españolete de apellido Trujillo, admirador de la falange española; un huevudo de apellidos Zamora Marroquín, otro cojonudo de nombres Oscar
Clemente; un abogado de apellidos
Bonatelli e Valdizionne y una larga lista de analistas. Pero sigamos luego de esta
digresión, que lo que interesa del
cuento es situar a los ilustres personajes del Gabinete, a esos brillantes Ministrazos de quitarse el sombrero, en sus intervenciones sobre el
Mensaje de Fin de Año. El primero en tomar la palabra fue quien se encargaba que la Nación no
estuviera a oscuras y con gasolina barata, apodado “Lagartillo” y dijo así: "Señor Presidente,
la elocuencia de su mensaje presidencial no tiene parangón en la historia de
nuestra Nación con ninguna otra pieza de oratoria. ¡Es una catilinaria,
una filípica! Su facundia y persuasión son únicas, ya que con toda seriedad y objetividad usted le dijo al Pueblo, lo que ya todos sabemos: Que esta Nación es grande, que sus niveles de desarrollo son
altísimos, que el producto interno
bruto y el crecimiento económico son increíbles, que los bolsillos de los ciudadanos se han engrosado con un mayor
ingreso per capita, que aquí jamás
se dará un estallido social, que los
niños están gordos, rechonchos y
rosadotes de tanto alimento. En fin, señor Presidente, usted al igual que nosotros y que toda la Nación, sabemos que este es el "PAÍS DEL
ETERNO COLOR DE ROSA".
Vinieron los aplausos y pasó el turno al
hombre de la cultura, quien
manifestó que se adhería a su antecesor y que pedía más y más aplausos y
balones de futbol color naranja, y
que aprovechaba para informar que pediría unos días de permiso para ir a los
juegos de la “Champions Ligue”. Siguió luego un esbelto y “fisiquín” Ministro encargado del buen estado de las
carreteras y de los puentes, quien lógicamente se
adhirió a sus antecesores en la palabra,
aprovechando para elogiar el mantenimiento de la red vial, diciendo que los baches y los hoyos son producto de la cultura
fiestera y bullanguera del pueblo,
que a los ciudadanos les gustaba bailar al ritmo del "Bamboleo" en
las carreteras y que era un buen
ejercicio cambiar llantas y enderezar aros,
reparar shocks, muletas y trenes
delanteros.
El turno le pasó al encargado de la Salud
del Pueblo, un pizarrín de apellido
Villavicencio, quien no paraba
de aplaudir, manifestando que se adhería a todo lo adherible y que deseaba
aclarar a los mentirosos médicos del hospital de un departamento costeño, que en ese centro no faltaban
medicinas, que hay abundancia de
antibióticos, de sueros,
de suturas, de equipo de cama
y un largo etcétera. Se moría de
ganas de intervenir quien manejaba las finanzas de la Nación, quien explicó que los guatemaltecos
tienen ahora tanta plata en los bolsillos,
que ansiaban cuánto antes pagar los impuestos de una decretada reforma
tributaria. Quien dirigía la vida laboral de los
ciudadanos, se adhería a sus
compañeros y agregaba que se sentía totalmente satisfecho, ya que en su gestión ministerial, los salarios mínimos se
habían vuelto los máximos.
Le llego el turno al hombre que le había
dado una increíble seguridad a los ciudadanos, a un orejón cara de “Duende
Feo”, responsable que en ese entonces
se pudiera circular por todos los lugares y a todas horas; al artífice del exterminio de las maras, de los narcos, de los
cacos, de los secuestradores, de los roba‑carros “MONZÓN”. Este orejas de gremlin, consecuentemente se unía a sus
colegas en el elogio y proponía entusiasmadísimo, que en ese mismo momento se rindiera un homenaje al Presidente, saliendo una manifestación de Palacio
con la sirena abierta y las luces rojas y amarillas de 3,500 radiopatrullas
Toyota, 1,500 motocicletas Yamaha, orgullo
de las fuerzas policíacas del país y terror de las maras y los narcos, así como los "hombres de negro encapuchados con máscara pasa-montañas".
El encargado de la Defensa de la Nación
estaba absorto con las manifestaciones de sus colegas civiles, pero no dejaba de pensar en la PAZ, PAZ, PAZ. Y en el hijo de TECÚN, TÚN, TÚN, TECÚN. Luego le toco el turno a quién manejaba los
asuntos foráneos, este le auguraba
al Presidente que al dejar el solio
presidencial, le esperaba un futuro
con proyecciones internacionales inauditas y asombrosas, porque su prestigio,
su carisma y su batallar por los derechos humanos, le situaba como el más viable y seguro candidato a dirigir a las
Naciones del Mundo, que yá un gordo
transa, conocido como el Zeppelín
Ligorría le estaba haciendo lobbie en Washington, con el dinero de la comisión de un sistema detector de CERO contrabando
en las aduanas.
En fin mis queridos nietos y sobrinos, siguió la tempestad de frases vanas, serviles y tan humanas, que sirven de chaqueta y soba-leva, de lisonja y coba, de mediocridad y vasallaje,
pero que hacían las delicias de nuestro personaje.
Se brindó por la vida, por la economía, por
la salud, por los energéticos, por
la Paz, por los derechos humanos, por el dinero, por las “pachucas”, por la privatización, por la minería, por la desmonopolización,
por las Iglesias, por la cultura, por la educación, por las carreteras,
por los puentes, por los hospitales, por los "huesos ministeriales",
pero sobre todo por la larga vida del Presidente.
Al final todos echaron un ¡SIQUITIBIN A LA BIN BON BAN, a la BIO, A
LA BAO, A LA BIN BON BAN, EL PRESI, EL PRESI, RA
RA RA!
Más luego alguien pregunto ¿qué putas?, no hay también una porra para la
señora Vicepresidenta, y todos
avezados cargaron en hombros, lo que
les costó un chingo, a una regordeta, cachetona, lonjuda y con la piel más estirada que hule canche y una trompota de
la chingada por el uso semanal del botox,
mujerota a la que un periodista chispudo tildado de “desestabilizador”, bautizó
como “LA GRUESA”. Entonces apareció un colado en la fiesta, de nombre Iván Velásquez y nomas
verlo, la Gruesa pego tal carrera que ni un chucho galgo la alcanzaba.
Y colorín colorado este cuento se ha
acabado y ’me monto en un potro’, pa’ que Baldizón les cuente
otro”.
Saluti caros amicos di il Flaminetti.
Guatemala, 25 de abril de 2015.
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