PROMO66 LICEO GUATEMALA

viernes, mayo 01, 2015

EN RECORDACION DE DOÑA ELISA MARTINEZ

sin esconder la mano”


EN RECORDACION DE DOÑA ELISA MARTINEZ

por: Flaminio Bonilla Valdizón

Hace algunos días la Secretaría de Bienestar Social, arribó a sus 50 años de existencia y funcionamiento. En esa ocasión se recordó que nuestra inolvidable doña ELISA MAR­TINEZ CONTRERAS, ex‑Primera Dama de la Nación es la pionera del servicio social en Guatemala.

Con doña Elisa Martínez, mi familia tuvo una cariñosa y estrecha relación. Es madrina de bautizo de Cristina mi hija mayor; a mi madre confió gran parte de su archivos per­sonales y textos inéditos de sus obras; en algunas de sus es­tadías en Guatemala, vivió en nuestra casa o en casa de mis tíos Atilio y Mary, aunque su hogar en Guatemala cuando retornó por varios años lo fue la casa de don Ramiro Samayoa, frente al Parque de la Industria. Mis padres, cuando doña Elisa viajó a radicar en San Carlos de Bariloche, República de Argentina, mantuvieron una comunicación permanente con ella y sus sobrinos Rodolfo y Nelly García Sussini; igualmente mi madre fue una observadora e investigadora de la obra de doña Elisa Martínez y en abril de 1974, presentó al Certamen convocado por la Mesa Redonda Panamericana con motivo del Día Mundial de las Américas, un pequeño estudio titulado "INICIACION DEL SERVICIO SOCIAL ASISTENCIAL EN GUATEMALA. ELISA MARTINEZ CONTRERAS, MUJER DESTACADA DE AMÉRICA", que junto con el ensayo presentado sobre la vida de Helen Keller ‑trabajo ganador de ese certamen‑, mereció una mención honorífica. No es por resaltar cualidades literarias de mi señora madre, pero ese estudio revela con muchísima exactitud por qué ELISA MARTINEZ CONTRERAS fue una MUJER DESTACADA DE AMÉRICA, y sobre todo, porque en ese trabajo se resalta y reconoce el merito hasta hoy inalcan­zable de doña Elisa Martínez, en su amor por nuestros niños, "porque honró a Guatemala y eso le dará por siempre un justo título dentro de nuestra nacionalidad y ocupará un lugar preeminente en nuestro corazón"

Doña Elisa murió en Bariloche el 15 de abril de 1985. Ella siempre manifestó su deseo de morir en tierra guatemal­teca y ser acogida en nuestro fértil y bendito suelo. Su primer deseo no se satisfizo, pero el segundo sí porque sus restos, a instancias de sus sobrinos Nelly y Rodolfo y de mis padres, descansarán por siempre en Guatemala. Efectivamente, sus sobrinos pidieron a mis padres recibir las cenizas de doña Elisa y el 7 de julio de 1985, tanto sus relacionados familiares como mi madre hicieron entrega a Guatemala de las cenizas de esa MUJER DE AMÉRICA.

El fin de semana fui a casa de mis padres a husmear entre el material que ellos tienen sobre la obra de doña Elisa Martínez y me encontré con un tesoro incalculable de realizaciones y logros que concretó doña Elisa durante el histórico período presidencial del sexenio 1945/1951, como esposa entonces del Dr. Juan José Arévalo Bermejo. Al leer ese material nos damos cuenta exacta del valor humano que poseía doña Elisa Martínez y podrían llenarse cuartillas para resumir su amorosa y desinteresada obra en pro de nuestra niñez.

Otro aspecto de la grandeza de doña Elisa fue su autén­tica vocación de MAESTRA. Ella se graduó de Maestra de Educación Primaria en el año 1921 y de inmediato inició la docencia en una Escuelita de Buenos Aires, ejerciendo inin­terrumpidamente por más de 20 años. Cuando el mandato Presidencial del Dr. Arévalo la trajo a nuestras tierras, interrumpió su elevado ministerio, pero cuando por cir­cunstancias de la vida volvió a su patria Argentina, ella retornó "a su puesto de Maestra en aquella misma y amada escuelita de Buenos Aires". La obra que doña Elisa realizó en Guatemala, la desconocieron sus compatriotas en toda su dimensión. Cuando luego del período presidencial del Dr. Arévalo, vuelve a Buenos Aires, los diarios bonaerenses "La Razón y "El Mundo" dan la inusitada noticia, que "la esposa de un ex‑Presidente volvió a su cargo de Maestra en Buenos Aires". De los archivos de mi madre obtengo que el más cariñoso de los artículos que se escribieron sobre ella en Argentina, lo fue en el diario "Critica" del 5 de mayo de 1951, del cual transcribo literalmente el siguiente parágrafo: "Del Palacio Presidencial al aula primaria. De la alta figuración de un gobierno que varias veces pasó al primer plano de la actualidad en los últimos años por obra de sus inquietudes políticas, a la sencilla y quieta pero no menos alta y augusta función pedagógica. He aquí la trayec­toria de nuestra compatriota, la señora Doña Elisa Martínez de Arévalo, esposa del ex‑presidente de Guatemala. Cumplido el mandato constitucional de su marido, la ex‑primera dama de la república centroamericana, ha vuelto a dar paso a su vocación de educacionista, asumiendo en el ingenuo ambiente de un primer grado primario, el primerísimo papel que cantara el poeta: USTED SERA SIEMPRE/ LA BRUJULA NUESTRA/ LA SIEMPRE QUERIDA/ SEGUNDA MAMA.../"
Por ello mi madre cuando el 7 de julio de 1985, entregó sus cenizas a la Nación y al Pueblo de Guatemala, expresó: "Doña Elisa no sólo daba sino su dación la hacía con inmenso amor. Por eso NUNCA la habremos perdido, porque su ejemplo, su proyección, su semilla la esparció a los cuatro vientos y hoy queda aquí en forma definitiva. ELLA nos exigirá y requerirá la aplicación de sus normas de amor y comprensión. Ella percibió y se cimentó en los valores cristianos, creció con ellos, fue apasionada del respeto y la consideración hacia los demás. Ella no necesitó aprender la teoría de esos valores. Nació y murió con ellos. El hacer el bien y ejer­cer la bondad fueron peculiares de doña Elisa"

Esta columna es hoy de homenaje a una mujer de estatura continental que fue toda bondad, amor, solidaridad y despren­dimiento con los niños desnutridos y desvalidos de Guatemala. Una mujer de dimensiones exactas y futuros siempre vivos, que tuvo un corazón inmenso para los ángeles sucios que tienen la cara roñosa y los pantalones rotos, que visten como camisa un trapo lleno de parches. A los que tiene el ombligo abultado y quejas lastimeras por el dolor y la angustia. Una mujer que se prodigó a los niños que tiene frío, sed y hambre y que en sus caritas se adivina que son hijos del sufrimiento. Un homenaje a quien en 1952 fue declarada "MADRE SIMBÓLICA DE LOS NIÑOS DE GUATEMALA".


Publicado en “La Hora” el 21 de septiembre de 1995.