OTTO PÉREZ, GUATEMALA NO TE QUIERE.
OTTO
PÉREZ, GUATEMALA NO TE QUIERE.
Hoy
sábado cuando amanecí como siempre muy de madrugada,
me habitó pensar de nuevo, con mucha preocupación pero también
regocijo,
en los vulnerables y aberrantes acontecimientos que desde hace
exactamente un mes,
lograron despertar el repudio colectivo y la conciencia ciudadana,
con más decisión,
valor,
arrojo,
gallardía y absoluta cohesión y solidaridad,
hacia la putrefacta clase gobernante,
con el evento criminal de cuando salió a luz pública la red de
perversión,
libertinaje y depravación,
que bajo el alero y dirección del gobierno ¿patriota?, encabezado
por Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti Elías –de
quién todos afirman que es su amante-,
cooptando
a Guatemala desde el 14 de enero de 2012,
cuando
accedieron al solio de la conducción nacional este par de corruptos
ladrones e iniciaron un saqueo inmisericorde del erario.
Pérez Molina siempre ha sido parte de un poder paralelo
preexistente al Estado, del que se ha beneficiado robando y
expoliando a la Nación. Medité en lo gigante que debiera ser por
la tarde el reclamo popular para pedir la renuncia inmediata de Pérez
Molina, manifestaciones que se replicarían en todos los rincones de
la Patria. Mi acercamiento en esta crisis con un grupo de
propositivos, consecuentes y revolucionarios muchachos, algunos ya
graduados y otros aún bajo el alero de las aulas universitarias del
país, me hizo darme cuenta exacta que cuando se trata de defender a
la Nación, se le defiende con uñas, con garras, con ese “canto
vivo”, con decisión, con patriotismo, no importando ideologías
ni posiciones políticas, clases sociales, diversidad cultural,
diversidad étnica o religiosa; pensé en la cuarta parte del Popol
Vuh, “¡Que
todos se levanten!
¡Que
nadie se quede atrás de los demás!,
fue un sentimiento que me hizo darme exacta cuenta que hoy ha quedado
atrás la apatía política que ha caracterizado a la gran mayoría
de guatemaltecos. Pensé en la posición de vida de ese soberbio
comandante “Tito
Arias”,
que un día al graduarse en la Escuela Politécnica se sintió “ser
un hijo predilecto del honor, el deber y la gloria”,
y lo que se tornó fue en un hijastro de la bajeza,
de la impudicia,
de la oscuridad y la rapiña.
Por ello,
como
en muchas otras manifestaciones y platones de repudio,
se hizo imperativo ese impulso urgente,
impetuoso
y vehemente de asistir a la Plaza Mayor para seguir levantando,
amotinando e insubordinando mi voz y persistir en espetarle al
rostro del tirano,
su indignante posición de ser un general del Ejercito que jamás le
ha hecho honor a ese uniforme que algún día seguramente lució y
portó con gallardía.
Guatemala entera se ha volcado desde ese 16 de abril en las calles
de todos los rincones del país,
en los diarios,
en
los noticieros,
en la radio,
en artículos de opinión,
en las redes sociales y en cualquier lugar,
EXIGIÉNDO sólo una cosa la RENUNCIA INMEDIATA de Pérez Molina y la
Baldetti Elias,
ésta última quién ante el acoso y probados hechos de corrupción
de que fue señalada,
por
ser la figura más visible del latrocinio gubernamental,
tuvo que resignar la vicepresidencia y renunciar.
Al
pensar en la soledad de Otto Pérez Molina,
no pude sentir por él,
sino una leve e insustancial lástima,
pero también un ¡ASCO
PROFUNDO!
por su indignidad,
por haber despojado de pan a los hambrientos,
a esos josesitos,
los juanitos y las mariítas,
a quienes les corroe su cuerpo los parásitos y tienen sus ombligos
abultados y lombricientos por la severa desnutrición;
por dejar morir a compatriotas en los hospitales,
por tener desabastecida de medicamentos toda la red hospitalaria,
por negarle a los niños educación,
escuelas y el genético alfabeto .
. .
total,
por ser un militar despreciable y un verdadero malvado y perverso.
OTTO
PÉREZ, GUATEMALA NO TE QUIERE,
fue el canto colectivo de un pueblo enardecido y unido,
de esos 60,000 guatemaltecos que ayer abarrotamos la Plaza de la
Constitución,
para DESPEDIR al tirano que fue el cabecilla principal del ROBO de
más de CUATRO MIL MILLONES DE QUETZALES.
OTTO PÉREZ es hoy un general que “no
tiene quien le escriba”
al igual que ese personaje “sin
nombre ni apellidos”,
de la novela de García Márquez, pues siempre se quedó esperando
la carta que le anunciaba su jubilación y su esposa le insistía en
vender su única propiedad,
un
gallo de pelea a quién don Sabas,
su
compadre,
siempre quiso comprar y al final el gallo se queda con el coronel y
cuando su esposa le pregunta que si sigue alimentando al gallo ¿qué
van a comer?,
el coronel le responde:
¡mierda!. A
Pérez Molina ya no le escribe nadie,
ni su señora madre,
ni su esposa ni sus hijos,
hoy tal vez ni siquiera esa señora de quien todos dicen que es su
querida,
la ex–vicepresidenta.
A Otto Pérez cuando Roxana
Baldetti le pregunto ¿qué quiere comer hoy mi soldadito de
hojalata?,
este le respondió:
el mejor caviar ruso,
salmón ahumado de Alaska,
un filete de buey Wagyu y un Tagliolini fresco aderezado con langosta
y trufas,
viandas de entremeses con embutidos,
quesos y jamones españoles,
un champagne Dom Pierre Perignon,
whisky Johnie Walker etiqueta
azul y de postres una porción de “Cannoli
de Diamantes”
y un cupcake “Fénix
de Oro”.
Mientras María la campesina,
embarazada de su octavo hijo,
una mujer del corredor seco .
. . de ese corredor del
hambre y de la muerte,
lo único que le puede dar de comer a sus siete chirises son
tortillas tiesas,
una mitad de papa medio podrida y un insípido atol de agua de masa.
Esta es hoy la triste historia de Guatemala,
un general que no necesita de una pensión,
un general que se harta en la opulencia las mejores viandas y
bebidas, un
general que saqueo sólo en las Aduanas CUATRO MIL MILLONES DE
QUETZALES al Estado.
Un general que no necesita vender un gallo para comer,
porque come en el hartazgo de
la saciedad del dinero mal habido.
La democracia es para los pueblos, lo que
la libertad es para los hombres general Pérez Molina,
libérenos de su presencia que causa repugnancia,
para enderezar la democracia y tener libertad,
tener justicia social y refundar Guatemala,
esa Guatemala que usted como un degenerado,
mancilló y pisoteó,
pervirtió y prostituyo, la
degradó y la deshonró.
Usted como político general olvidó que fue elegido no ungido;
a usted como político lo venció el presente,
y siempre seguirá vencido por el porvenir;
usted juró que haría un sacrificio por el país y lo que hizo fue
sacrificar y crucificar al país.
Usted general,
es un ser miserable,
mezquino, canalla
y ruin.
Usted general Pérez Molina tiene el estigma de una enfermedad
siniestra,
que aniquiló las energías de los guatemaltecos,
que agobió su espíritu y
conmovió con estulticia,
estupidez y burla,
la economía de los pobres.
Usted general es un mediocre,
siempre fue un fronterizo del delito,
pero en estos 41 meses se saltó las trancas e hizo de su vida
militar, el
estereotipo de un delincuente.
A usted general,
ya no le cabe arrepentirse,
porque tiene la falta de
virilidad de los mediocres,
le habita la tontería de los anodinos y vulgares.
Si usted algún día se
arrepiente,
no sería por honesto y virtuoso,
sino por impotencia, ineptitud
e insuficiencia.
Usted general ya lastimó a 15 millones de guatemaltecos,
abandone la presidencia,
sométase a la justicia,
afronte como hombre la cárcel y la repartición de sus bienes
robados a los pobres o decida suicidarse.
Usted general Pérez Molina,
tiene una decadencia ética y moral,
que propicia su mediocridad y jamás arribaría a cualesquiera
excelencia.
A usted general le tentó desde siempre el lucro fácil y fue
elemental y evidente presa de la corrupción,
misma que ha cohabitado siempre su vida.
Usted general es un admirador
del utilitarismo codicioso e inmediato.
Usted general ignora lo que
piensan los grandes de espíritu,
porque para pensar así se
necesita tener corazón.
Usted general es un hombre sin ideales,
usted es inquilino sempiterno de la pusilanimidad,
de la vanidad,
del orgullo y del irrespeto.
Usted general tiene la avaricia,
la falsedad y la simulación
a flor de piel.
Usted general es un servil cobarde porque no renuncia ante el clamor
de 15 millones de guatemaltecos que piden su cabeza y que lo refundan
en una cárcel maloliente y fría.
Por ello parodiando el último verso de Ismael Cerna en su inmortal
poema, “A
Justo Rufino Barrios”,
solo le digo:
“Quiero que veas que dignidad poseo
y no te tiemblo ni te tengo miedo
no te lanzaré al rostro una escupida
sólo vine a decirte ¡te
despido!”.
La anterior es sólo una parte de la hoja
de vida de Otto Pérez Molina,
y cuando un biógrafo sea
requerido para escribir su biografía,
esa será tal vez la semblanza más rara y corta del mundo de la
literatura,
porque será únicamente UNA HOJA NEGRA.
Flaminio Bonilla Valdizón.
Guatemala, 16 y 17 de mayo de 2015.
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