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domingo, abril 08, 2007

Virreinato de Nueva España




Virreinato de Nueva España
(1535–1821) era el virreinato español que se extendía desde Columbia Británica, en Canadá, y los estados de Washington, Oregon, Idaho, Arizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México, Wyoming y Utah en los Estados Unidos hasta Costa Rica en Centroamérica, estando bajo su dominio, la Capitanía General de Cuba, la Capitanía General de Guatemala, la Capitanía General de Filipinas y los Territorios de Florida, Louisiana y Nootka, teniendo su capital en la Ciudad de México. Nueva España no sólo administraba las tierras comprendidas entre estos límites sino también el archipiélago de las Filipinas en Asia y varias islas menores en Oceanía como Guam. Tras la derrota del ejército español por las tropas de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, todo el territorio fue independiente. El Virreinato de Nueva España es el antecedente histórico inmediato del cual surgió México.



Si bien los españoles iniciaron en 1492 una serie de expediciones a las costas atlánticas del continente, es el 22 de abril de 1519, cuando Hernán Cortés toca las playas y funda la Villa Rica de la Vera-Cruz, la fecha que marca el inicio de los casi 303 años de la hegemonía española, que se dividen entre La conquista de México y el Virreinato de Nueva España, hasta su independencia en 1821.

En este largo período de tiempo, tres siglos, tanto España, Europa, América y el Virreinato viven diferentes momentos históricos, culturales, sociales, económicos y políticos, por lo que es necesario hacer una gran cantidad de distingos para poder caracterizar el desarrollo ocurrido, tanto por los ideales como por los hechos que se discurren en ese largo proceso histórico, tan grande que es más largo que el período de independencia de México que apenas llega a los dos siglos.

Además, la vastedad de la Nueva España y el comercio de esta con las Filipinas a través de la Nao de China, así como los viajes de los navíos de bandera española en el siglo XVIII, para eludir a los piratas del Caribe, impusieron complejas y cambiantes estrategias económicas y militares, así como España cambió desde los Reyes Católicos a los reyes liberales y a José Bonaparte, también cambiaron dentro del virreinato las doctrinas políticas que se adoptaron.

La presencia española en el continente americano suele criticarse con gran pasión, en especial por la desaparición de las culturas preexistentes, las cuales fueron simplemente extinguidas y no fue hasta el siglo XX, en que se inició un amplio esfuerzo antropológico por rescatar y preservar los elementos culturales que pertenecieron a esas culturas.

El Reino Español de los siglos XVI al XIX instauró una sociedad en la que la de castaspeninsulare, sin permitir que la sociedad criolla, mestiza, mulata o sus variantes pudiese participar en la toma de decisiones donde la oligarquía política y religiosa correspondía exclusivamente a los peninsulares, sin permitir que la sociedad criolla, mestiza, mulata o sus variantes pudiese participar en la toma de decisiones.


Población de Nueva España a fines del
siglo XVIII
Área Población
México 5.837.100
América Central 870.200
Antillas 950.000
Total 7.657.300







El inicial mal trato a los indígenas —aunque no tan malo como el que recibieron otros nativos americanos que fueron exterminados, como los caribes y taínos, o como los que hoy viven en reservas— y las enfermedades traídas desde Europa, causaron la disminución de la población original. El Reino de España promulgó a lo largo de la Colonia una serie de leyes que intentaron poner orden en el trato a los indígenas, legislando en contra del abuso de los encomenderos contra la población originaria. A la legislación española promulgada para ser aplicada en las colonias americanas se la conoció como Leyes de Indias o Leyes de Indias Occidentales.

Utilizando instrumentos como el Santo Oficio el gobierno virreinal español suprimía la difusión de las ideas liberales generadas durante la Ilustración, la Revolución Francesa o la Guerra de Independencia de los Estados Unidos al tiempo que no toleraba otra religión distinta a la católica.

Tras el Grito de Dolores del cura Miguel Hidalgo y Costilla el ejército insurgente inició una guerra de 11 años que culminaría con el triunfo de los mexicanos, quienes ofrecieron la corona del nuevo imperio a Fernando VII o al miembro de la nobleza que él designase. Tras la negativa del monarca español a reconocer la independencia de México la jerarquía del Ejército Trigarante cortó cualquier nexo político o económico con el Reino de España.