A PROPOSITO DEL DIA "D"
sin esconder la
mano
A PROPOSITO DEL DIA
"D"
por: Flaminio Bonilla
Valdizón
Dentro de la inspiración cristiana el hombre es el valor
fundamental. El
respeto al hombre, a su vida y a su dignidad nos lo enseño Jesucristo, es la
idea medular de la ideología cristiana y del Hombre que murió por nosotros en
una cruz.
La dignidad es un concepto de conciencia moral, es una forma
de comprender el hombre sus deberes y responsabilidades ante la sociedad,
reflejando la actitud moral de la persona
hacia si misma y de la sociedad
hacia ella. La dignidad es
pues, una categoría ética.
Por ello, resulta
un contrasentido y una burla nacional a la conciencia histórica y a la moral de
los guatemaltecos, que el General
Ríos Mont bautice como el Día de la Dignidad
(Dia "D") el domingo 24 de julio, cuando en compañía de sus
fanáticos y en un mero acto de irresponsable presión, se presentará al Registro
de Ciudadanos a pretender otra vez, se le inscriba como candidato presidencial,
repitiendo la historia del año 1990 cuando con guizachadas, mañas y trapisondas
quiso ignorar la Ley fundamental
de la República.
Nos preguntamos: ¿podrá hablar y
escudarse en la "dignidad", quien ha sido despótico y violador de los
derechos del hombre?, ¿quien no ha
respetado la personalidad y ha
humillado la dignidad de miles de hombres y mujeres, indefensos niños y desvalidos
ancianos con la estrategia
inhumana de la tierra arrasada? Yo
estimo que el autor de Sansirisay,
Cuarto Pueblo, Agua Fría en Uspantán,
de los Tribunales de Fuero Especial, no conoce ni por aproximación el
concepto de DIGNIDAD HUMANA.
¿Y que de los 107 niños masacrados y quemados? ¿Dónde estaba la dignidad de esos indefensos? O es que la ofensiva de "tierra
arrasada" y de "fusiles y frijoles", hacia viable y políticamente
necesario el asesinato colectivo y el exterminio de indefensos niños y mujeres.
Usted General Ríos habla hoy de la Dignidad de su Dia
"D", pero también hoy toda Guatemala esta más INDIGNADA contra usted
por la masacre de AGUA FRIA,
acaecida cuando usted
General pretendía con sus periféricos
discursos fanáticos moralizar a la Nación y por la trastienda impartía las
órdenes de exterminio completo de aldeas y caseríos. Y esto no es invento mío General, porque de su ironía, de su sarcasmo cruel y de su total irrespeto
a la vida; de sus acciones y de sus crímenes tiene una voluminosa estadística
la negra historia de este país y los registros de organizaciones
internacionales protectoras de los derechos humanos.
El ilustre y reputado jurista
español, ex‑Decano del Colegio de
Abogados de Madrid, don Manuel Ossorio,
decía que "el
patrimonio principal del hombre es su dignidad y no hay dignidad segura sin justicia que la ampare" La mismísima dignidad de los niños de Agua Fría, masacrados en su época
de dictador General, la tuvieron
los niños de Belén cuyo asesinato ordenó Herodes. Usted que se dice cristiano General, seguramente repudiara
la conducta y la sevicia salvaje
del Rey Herodes. Aquí en
Guatemala, los hombres que somos dignos y valorizamos la vida, la libertad y la
justicia, lo repudiamos a usted General.
Y es
esta nuestra posición porque despreciamos a los tiranos, a los fariseos y a los
cínicos. Repudiamos todo aquello
que signifique irrespeto hacia el hombre, su vida y su libertad. Aborrecemos la mentira y la
falsedad, detestamos el fanatismo
iracundo y la irreverencia hacia la Ley. Creemos en el hombre como centro de la actividad
social y política de nuestro mundo, porque el hombre es la primera realidad y
la razón de ser de todo sistema democrático.
Por
todo ello General, no insista en querer
conducirnos otra vez por los extraviados caminos de la dictadura. Que Dios nos libre de otro patriarcado
nacional suyo General. Que Dios nos libre de una conducción
nacional nuevamente en sus manos General. Los hombres que no nacimos para vivir agachados, con
la frente doblada y con la conciencia envilecida, no podemos permitir eso de
nuevo General.
Hoy repito,
lo que hace algunos años exprese
cuando me refería a Augusto Pinochet: "Mi formación cristiana, mi
valorización moral y jurídica,
choca de manera frontal,
abierta y profundamente con
aquellas posiciones radicales que no respetan la concepción cristiana del
hombre, que no reconocen que los valores y derechos del hombre son superiores
al Estado ... Y siendo esa nuestra posición de vida, definitivamente abominamos el crimen, la impunidad, el desprecio por el hombre y la vida. Definitivamente
detestamos el genocidio y a los genocidas".
Publicado en ”La Hora” el sábado 22 de julio de 1995
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