PROMO66 LICEO GUATEMALA

domingo, julio 30, 2006

MIS EXPERIENCIAS CON BARRERA

Por: José Manuel Álvarez Torriente

CAPITULO I

Mi primera "operación conjunta" con el Gordo Barrera se llevó a cabo a los pocos días de haber yo ingresado nuevo a 6º. Grado Primaria en el Liceo Guatemala, en el hoy remoto año de 1961.

Un maldito de apellido Robles de 2º. Bachillerato, que afortunadamente ya el colorado Satanás se lo llevó con él al calor hace muchos años, nos robó una bolsa gigante de cincos con que jugábamos en la gruta, a mí y a Stuart Black (otro chingón de categoría pesada). El Coche no tenía nada que ver con los cincos, pero iba pasando cuando nos oyó planeando inmovilizarle la bicicleta al ladrón para recuperar nuestra bolsa.

Barrera rapidito se hizo partícipe de la chingadera. Yo traje una cadena con la cual Black le amarró la cicle a un poste y le zampó el candado que trajo el Gordo de su casa. Para poder movilizar la cicle el Robles nos tuvo que devolver la bolsa de cincos y unas fichas de ribete, todo lo cual paramos repartiendo con el Gordo.

Fue así como aprendí que juntarse con Barrera y empezar a chingar eran acción y consecuencia inmediatas e inseparables. Cuando pasábamos entre Primaria y Secundaria, en frente del módulo que hicieron para Trabajo Manual, era obligado el grito de ¡CADEJO! y pegar la carrera para que no nos reportara el pelón Profesor. En la Capilla aprendí a jugar carreritas, champerico y virgencita, con un cuchumbito y dados miniatura que tenía el Gordo, mientras se celebraba la misa obligada. También metíamos las manos en el cepillo, pero para sacar pisto en vez de poner.

Y de ahí en adelante, hasta que nos graduamos, Barrera estuvo presente conmigo en la mayoría de las jodederas en las que participé, y por supuesto él estuvo en muchas otras en las que yo no llegué a tiempo.

Carlos Barrera desempeñó roles protagónicos en la historia de nuestra Promoción 66, y por supuesto que no podía faltar su intervención estelar en el incidente conocido como "los papeles" de 5º. Curso. Resulta que quienes "tramitaron" la obtención de estos "documentos" eran tan mensos que necesitaron recurrir a Aldana para "obtener respuestas a sus inquietudes académicas" … Pero como "el Torta" es primo del Coche, lo hizo partícipe del hasta entonces secreto ... Y Barrera se hizo presente, acompañado de buena parte de la zona 5, en la casa donde se gestó nuestra graduación, en la zona 4 en frente a la BMW … Tras una acalorada discusión con el también Gordo Close, donde según dicen hasta sacaron cohete, se llegó a la salomónica decisión de que los "papeles" fueran distribuídos a los 108 bachilleres infieri … Y ahí empezó a escribirse la historia …

En aquel recordado Salón Guatemala, donde nos pusieron a tomar los exámenes finales a las 3 secciones juntos, el Coche Barrera se sentaba en primera fila y al recibir cada examen, boca abajo, le daba vuelta disimuladamente y lo verificaba rápidamente, se volteaba y con un gesto afirmativo de su cabeza nos confirmaba que el papel era el auténtico, tras lo cual se sentían 108 respiros de alivio. Día con día entrábamos más confiados a los exámenes. Hasta que llegó el último día y el examen de Arte Guatemalteco (materia impartida por Guayo Gómez, quien encabeza con aquel otro Chito que les conté la lista que dice la Pulga Asturias). Totalmente confiados y ya con compromiso formal de juntarnos en "La Rosita" y "La Pintoresca" en la Reforma a celebrar, nos sentamos tranquilos en nuestros escritorios para entrarle con fe a la última tarea ya de oficio que nos quedaba pendiente. Pero entonces el Gordo voltea su examen y ve con cara de espanto y shock la primera, luego la segunda y por último la tercera hoja. Se voltea y meneando la cabeza de un lado a otro nos hace ver que el "papel" no coincidía con el "nuestro". Yo me surré. Especialmente cuando le dije a Ricika, en el escritorio contiguo, que me tenía que dar copia, y aquel me confesó que tampoco había estudiado ni mierda. Los siguientes minutos fueron eternos, hasta que dimos vuelta al examen y vemos que sí era el "genuino" … Al unísono se oyó a coro en todo el salón: "¡COCHE HIJO DE LA …!", mientras aquel se carcajeaba como el perro "Pulgoso" de la TV.

Y apenas unos días después, por la metida de culo del "12", los "cienes" de Pico Estrada y otros signos inequívocos para el Hermano Ramón Padilla de que había habido mano de mono, fuimos citados Barrera, yo y como dos o tres más, en representación de la Promoción, para anunciarnos que sabían lo que había pasado y que se iban a repetir los exámenes de todas las materias, sin interrupción, empezando esa misma tarde. La inmediata y magistral intervención de Barrera hizo dudar a los hermanos presentes, cuando les explicó dramáticamente el escándalo que eso representaría, cuando fuera de conocimiento público en todo Guatemala lo que ellos aducían (nunca reconoció ni mierda, por supuesto). Y el toque final lo dio el sólo ese día bendito Veremundo Ayúcar, Don Javier, quien vino a informar que él ya había entregado las notas finales a los de su sección y por lo tanto no había marcha atrás. La reunión terminó con un, en otras circunstancias insulto, pero en este contexto bendición, de Don Max: ¡QUE LES VALGA, CABRONES!

Así terminó nuestro paso por el Colegio. Unos meses después yo me fui a la Universidad en Estados Unidos y durante algunos años no vi a Barrera. No me podía yo imaginar, en aquel entonces, que la vida y el destino nos deparaban, todavía, muchas vivencias por experimentar juntos.

CAPÍTULO II

Mientras estuve en la Universidad en Estados Unidos sólo regresé en algunas vacaciones. Recuerdo una navidad en que mis viejos se fueron de viaje pero yo preferí venirme a Guate. Estando sólo en mi casa la ofrecí para recibir una posada organizada por Chajalay y unas patojas.

Entre los "invitados" apareció el Coche Barrera quien, junto con Bronto Arriola, se acabó una pierna de jamón ahumado que estaba colgada en la cocina y le dieron el hueso a mi perro para borrar la evidencia. Después fuimos "invitados" por el Gordo a una fiesta en el Club Rocarena de Amatitlán. Como la fiesta se puso algo aburrida, paramos bien entacuchados en un rancho a la orilla del lago con la cumpleañera y unas amigas bien interesantes.

Algunos años después (1971), ya de regreso en Guatemala, y habiendo iniciado mi carrera profesional en Colgate Palmolive, un sábado iba con Mauricio Gutiérrez camino al Puerto, a la casa de los papás de una amiga, y necesitábamos hielo para mantener en su punto las entonces populares Gallo "Medallas de Oro" con que habíamos llenado dos hieleras. No habiendo Super 24's todavía en esa época, en la calle Montúfar vimos el rótulo de "Churrascos El Fogón" y ahí decidimos parar y preguntar por hielo …

Detrás de la caja registradora nos encontramos nada más y nada menos que al Coche Barrera, quien fungía como Administrador del lugar, propiedad de su pariente "el Pelón" Rolando Noriega, con quien también entablamos después buena amistad. Por supuesto el Gordo dio órdenes de que nos abastecieran de hielo, mientras ahí mismo nos bajamos con aquel dos o tres frías "para el camino" cada uno. Nos invitó a frecuentar el lugar, anunciándonos el atractivo precio de Q.12 por la botella de ron Botrán servida con abundantes bocas, o Q.7 por la media, con lo cual nos convenció inmediatamente.

El menú de comida era también muy completo, con "Churrasco Criollo" (2 piezas grandes de puyazo, ensalada, papa horneada y pan con ajo) a Q.1.89; el "Especial de la Casa" (4 piezas de puyazo o lomito) sí era mucho más caro, porque costaba Q.3.00. Y estaban los pollos que se rostizaban lentamente en el asador panorámico que había a un lado de la entrada, pero éstos eran de los que pedíamos hasta 2 enteros de bocas por cada botella, por lo que nunca quedaba pollo para los demás clientes.

Más que un lugar de reunión, este pequeño y acogedor restaurancito representó toda una época, que duró muchos años, y que hasta hoy es inolvidable para quienes disfrutamos y nos acordamos de "los tiempos de El Fogón".

A El Fogón llegaba seguido Manolo Rodríguez, de nuestra Promoción, y otros cuates de otros años del Liceo, como los Moreno: Luiso, Manuel (QEPD) y el Canche. También del Colegio llegaba Pepe Zaror, quien por cierto tenía una novia que le pusimos "La Interplanetaria" … Aquel pensaba que era por el nombre de la chava, pero realmente era porque ella creía que tenía un trasero del otro mundo … Pero realmente aquí seguimos confirmando, como antes habíamos ya visto en las Universidades, que en el mundo había mucha otra gente de a huevo, que no estudió en el Liceo Guatemala, y que hasta los del Javier, aunque no supieran jugar basket, podían ser gente a toda madre.

Ahí conocí a Caralampio, a Moncho "La Perica" Flores, a Chito de la Vega, a Pico Montenegro, a Paco "Hueva" Girón, al "Pato" Paz MacDonald, a Willy Alejos y a los entonces estudiantes de odontología Leonel Schmidt y Mario Ruano, amigos de Mauricio "Clavelito" y de su hermano "Burbuja". También se hacían presentes el gigante "Tananay" Rodríguez Contenti (QEPD) y su hermano "Rata", así como el Sapito Leonel Estrada (QEPD).

El trío "Los Murciélagos", lo mejor de Guate en esos tiempos, dirigidos por el "Sapo" Salvador Medrano, nos cantaba todas las noches o nos los llevábamos a dar serenatas a las traidas de que estábamos colgados. La canción era a Q.1 y para el control se pedía una caja de palillos y se iba sacando uno por canción para contar y cancelar al final. El principal cliente del trío era "El Socio" Armando Ruano, quien había cantado con los Marauders y ganaba como Q.3,000 mensuales, que en aquel tiempo era una fortuna.

Para cuidar los carros el Gordo había traído a Quique y a "Rodaja", un par de viejos caras duras, pero divertidos, a quienes también les fascinaba el guarapo, y cuando decidían iniciar su patín en otro lado entraban al lugar como a las 9 de la noche a contarnos que ya se iban porque ellos no se podían desvelar, y que les pagáramos las cuidadas.

Pero aparte de los antes mencionados, más o menos de nuestra edad, en El Fogón conocí también a personas bastante mayores que nosotros, con quienes nos unía la pasión por el fresco de caña, la buena plática, los boleros de trío y la chingadera, y de quienes obtuve mucha sabiduría y experiencia.

CAPÍTULO III

Siguiendo con los fijos de El Fogón, no se puede dejar de mencionar a Carlitos Walter, a quien con el Gordo le pusimos "Aladino", porque cualquiera abría una botella y aquel aparecía de inmediato.

Y como dije antes, también ahí entablamos amistad con gente mayor que nosotros, cuyos amplios conocimientos y cultura general nos enriqueció considerablemente.

Uno de los más asiduos fue José Luis Pérez Riera (QEPD), quien tenía un negocio de Peces y Acuarios a la vecindad, y a quien el Gordo le clavó "Luis Pescados", sobrenombre que le quedó permanente y hasta le gustaba. Con el "Fish" yo mantuve siempre una gran amistad y compartimos juntos, en diferentes lugares, hasta que la diabetes y otras complicaciones se lo llevaron muchos años después.

También conocí ahí al Ing. Rómulo Alterio, constructor de una sección de el Periférico capitalino y catedrático honorario de la USAC, a Carlos Fuentes (insigne huelguista de Dolores y directivo permanente del "Honorable" en sus tiempos de estudiante), y al Coronel P.A. Luis "Pinche" Martínez, quien llegaba en su bellísimo Mercedes deportivo, 450 SL, 6.9 litros, que le recomendábamos siempre no puyar al máximo porque se podía matar. "Pinche" siempre nos contestaba, sarcásticamente, que él iba a morir "en su ley", volando, pero que no sería un avionazo cualquiera, sino un tremendo morongazo que haría historia. Y su premonición tristemente se cumplió a cabalidad, lo cual lamentamos profundamente quienes le conocimos. Piloteando un C47 de la FAG, trasladando a unos heridos de regreso a Poptún, con visibilidad cero por el mal tiempo, se estrelló contra una montaña, a escasos kilómetros de la pista, muriendo él y 46 personas más, lo cual constituyó entonces la mayor cantidad de muertos en un accidente aéreo en Guatemala, lamentable record que se mantuvo hasta el accidente del jet Caravelle de Aerovías que se dirigía a Tikal en enero de 1986.

También llegaba seguido Herman Kihn (hermano mayor de nuestro compañero Fritz Kihn) a quien el Coche inmediatamente bautizó como "Chun Kin" (por el restaurante chino de la 15 calle Z.1). Y por lo menos tres veces a la semana llegaba Ernesto "Neto, Chicho o El Doctor" Alarcón, quien desde el parqueo les gritaba a los meseros "estoy en el desierto" para que le prepararan su oasis. Y Neto decía que la culpa que a él le gustara tanto el Johnnie Walker era de su mamá, porque desde chiquito le decía "bebé lindo".

En más de una ocasión compartí la barra o una mesa, con Manuel Colom Argueta (QEPD), con quien Rolando y el Gordo eran afines. Comparado con Manuel, aquel cuate que les conté sería George W. Salazar, pero al igual que Chabelo, una persona inteligente y cortés, con quien daba gusto platicar y, como él me decía, "Tocayo: podemos no estar de acuerdo en nuestras ideas, pero no por eso nos tenemos que matar". Lamentablemente los asesinos a que él les resultó inconveniente decidieron callar su potente voz en una forma por demás salvaje.

Cuando en 1972 se celebró el histórico campeonato mundial de ajedrez, en Islandia, entre Bobby Fischer y Boris Spassky, nos agarró por practicar el deporte ciencia y habían tableros y piezas en la barra y en las mesas. Más o menos nos dábamos todos a tacos como aficionados, hasta que apareció un día el español media vida Ramón Quintana, dueño de la librería Altamira, en frente de El Tecolote en la 13 calle, quien era maestro de ajedrez, pero no podía competir formalmente porque él tenía que estar chupando y jodiendo al oponente mientras jugaba, lo cual era prohibido en los torneos. Ramón jugaba 5 juegos simultáneos cantando las jugadas, sin ver él los tableros, y nos ganaba a todos. O te preguntaba en qué cuadro del tablero y con qué pieza querías que te pusiera jaque mate y así lo hacía.

El lugar era muy acogedor y alegrísimo, pero nada sofisticado. Una noche llegó un viejo super caquero que nos caía mal a todos, porque escribía artículos sangrones y salía fotografiado en todos los eventos sociales en los periódicos, acompañado nada menos que de Doña Gloria Bolaños, otrora buen rabo que dicen que fue cashpeana de Castillo Armas, y que en esos días había sido candidata a alcaldesa de la ciudad. Ambos venían bien emperifollados y la vieja parecía pidevías cada vez que abría o cerraba los ojos, porque las pestañas postizas se le iban una para arriba y otra para abajo. El hombre pidió ser atendido personalmente por el Gerente, ante lo cual se tuvo que presentar ya saben quien. El tipo le pidió a Barrera, "para la distinguida dama", una "Media de Seda" (aquel trago fufurufo con tequila, granadina, leche condensada y no se que más). El Gordo nos volteó a ver con aquella cara de gozo que pone el cabrón cuando se va a echar una puntada y le dice al tipo: "Mire Men, aquí la única "Media" que le podemos servir a la señorona es una media de ron, con sus dos aguas y su medio pollo de bocas …". La carcajada que nos echamos todos, hasta los otros clientes ajenos a nuestro grupo, fue instantánea y estruendosa, mientras el caquero indignado jalaba a la carrera para afuera a la ruca, quien no podía ver ni caminar rápido porque se le había movido para adelante la peluca y roto un tacón en el alboroto.

Y cuando entrada la noche, cansados de tanto joder, nos poníamos sentimentales, le pedíamos al Gordo Barrera que recitara. Pese a la ironía de tener el trago en una mano y el cigarro en la otra, aquel nos sacaba las lágrimas declamando dramáticamente "Por qué dejé el vicio". Empezaba con algo así como "Me disculpan compañeros, pero yo ya no tomo licor …" y seguía contando cómo perdió a su mujer y sobre su "chilpacuate de 12 años que se tomó una botella para ver a su mamita …" Y después de otros 15 ó 20 minutos de impactantes relatos, terminaba el Gordo, con las palabras entrecortadas por el llanto, diciendo "Y por eso ya no tomo un trago, ni aunque me lleven los pingos …". Y nosotros escuchamos el poema muchas veces, pero al ver el realismo cada vez mayor con que el Gordo se expresaba, volvíamos a creer que esta vez sí le había impactado, por lo que guardábamos silencio, hasta que aquel soltaba la carcajada y decía "Echémonos otro trago, cabrones".

Lo bonito de El Fogón es que no había que planear ni coordinar con nadie. Cualquier día de la semana llegaba uno solo y ahí estaba el grupo para pasar una velada alegre. Y si cuando cerraban a la media noche todavía quedaban ganas se seguir en la guaracha, agarrábamos para donde Roberto "El Chino Pobre", en la 12 Avenida frente al parque Colón, quien nos recibía siempre con el cigarro en la boca y su octavo de Indita en el mostrador. Lo tradicional ahí era la sábana de lomito "montado" (con huevo estrellado) y una cervecita "para limpiar" antes de irnos a dormir.

CAPITULO IV

Bajo la "administración" del Gordo Barrera El Fogón fue, como dije antes, todo una época, aunque la rentabilidad del lugar haya sido dudosa, porque como decía Rolando, los clientes eran lo único malo que tenía el lugar. Llegábamos desde temprano, nos íbamos hasta que el lugar cerraba, la cantidad de pollo y carne que pedíamos de bocas por cada trago era descomunal y, encima, al final firmábamos la cuenta para pagar después porque se nos había acabado el dinero cancelándole al trío y a Rodaja que no daban fiado.

Pero ahí seguíamos fijos y vimos como el Gordo empezó a hacer sus primeros tanes en política. La verdad es que hasta la fecha no he llegado a comprender cuál es la ideología política de Barrera, porque lo he visto participar con grupos que van desde la derecha hasta la izquierda, pasando por todas las tonalidades que componen el arcoiris de la tan singular "clase política" en chapinlandia. Pero el Gordo le entraba con pasión. Cuando en unas elecciones de aquellos tiempos "agarró fuego" el salón donde guardaban las urnas con los votos físicos, el primero que salió en la TV alegando por su candidato fue Barrera. Una de las primeras campañas en que participó, y ganó, fue la de Leonel Ponciano para la Municipalidad, en 1974. Y cuando el hombre llegó a alcalde se lo llevó a la Muni y aquel, entre otras cosas, era el que casaba a las parejas. Según supe también participó activamente con el Chino Lee, con Ríos Montt, con Otto Pérez Molina y hasta el día de hoy con el Partido Unionista.

Así las cosas, a finales de 1974 me casé con Patricia, mi primera esposa, y a principios de 1975 me convertí en el primer centroamericano en ingresar a la elítica y anhelada División Internacional de Colgate Palmolive, al ser trasladado a la subsidiaria de Puerto Rico. Como decían los muchachos, esto comprobó que mis "obligaciones" en El Fogón todavía me dejaban tiempo para cantinear y para trabajar bien.

Estando en San Juan nos enteramos del terremoto de Guatemala en febrero de 1976. Después de comprobar que mi familia y la de mi esposa estaban todos bien, llamé a Luis Pescados para preguntar por él y el grupo de El Fogón. Me informó que esa noche se habían ido después de El Fogón para donde el Chino Pobre y a las 4 a.m. apenas se estaban acostando. Conociéndolos no podría garantizar que estaban cada quien en su casa, pero sí estoy seguro de que acostados estaban …

A mediados de 1976 Colgate me trasladó nuevamente a Guatemala, manteniendo condiciones y beneficios de expatriado, lo cual era excelente, para desarrollar un programa intensivo de productos nuevos.

Ya el Gordo no estaba en El Fogón, pero la vieja guardia seguía asidua en sus posiciones. También se habían incorporado nuevos elementos, fieles exponentes de las tradiciones del grupo y del lugar. Uno de los "nuevos" era Daniel "El Mono" Urrutia, sin duda uno de los mejores pilotos civiles de Guatemala y amplio conocedor de aviones y de mujeres, con decenas de miles de horas de vuelo y, en ese entonces, 7 matrimonios y 8 divorcios (porque un matrimonio se lo anularon después de que ya se había divorciado). Como decía el Mono, las mujeres son como los aviones, después de máximo 2 años de uso hay que cambiarlas por un modelo nuevo, para no tener riesgos ni problemas.

Recuerdo una noche que llegó "Monsieur Capitaine Le Monè", como decía que le llamáramos porque él no era un "Mono" corriente. Para variar lo acompañaban 3 chicas, muy bonitas y alegres, y ahí mismo empezamos la fiesta con trío y todo. Yo me tuve que retirar, en contra de mis mejores deseos, como a la 1 a.m. porque al día siguiente en la mañana tomaba el vuelo de Aviateca a México, por motivos de trabajo. Le Monè, el trío y demás ahí siguieron a todo vapor. La mañana siguiente llego al aeropuerto con una goma horrible y cuando entro al BAC One Eleven (Papaya Voladora) y veo hacia adentro de la cabina de mando que estaba abierta, en el asiento derecho (copiloto), haciendo el chequeo de instrumentos pre-vuelo, bien bañado y nítidamente uniformado, estaba nada menos que ya se imaginan quien. A mí se me fue el alma al culo, y le digo "Pssst, Mono c***** ¿Qué estás haciendo aquí?" Y cuando se voltea y me ve, se echa una carcajada y me dice en voz baja, para que los demás pasajeros no se dieran cuenta "Tranquilo Manolito, que este avión divino vuela solo …" Me contó que iba a tomar 1 semana libre en México, donde también tenía unas amigas, y que nos viéramos esa noche en el Tenampa en Garibaldi, lo cual hicimos, pero esa ya es otra historia.

Con el Gordo nos veíamos ya más de vez en cuando, pero siempre era muy agradable juntarse con aquel y escuchar sus puntadas. Pasaron algunos años, la vida dio algunas vueltas y en 1980, soltero nuevamente, yo había montado una novedosa empresa de publicidad y eventos promocionales, cuyos resultados numéricos no eran muy positivos, principalmente por el alto nivel de costos operativos.

En ese mismo momento aparece providencialmente el Gordo Barrera, quien estaba montando también una empresa de venta de tornillos con Joaquín su cuñado, hermano de Carolina. No había la más mínima similitud en los giros de ambas empresas, en ningún aspecto, pero teníamos la necesidad común de reducir los costos al máximo y decidimos hacer lo que llamamos una asociación independiente, para compartir instalaciones y gastos, dedicándonos cada quien a nuestro negocio.

Alquilamos una casa en la zona 9 que encontró el Gordo y empezamos a operar con cargas mucho menores que nos permitieron rentabilidad inmediata a ambos. Sin embargo, desde el primer día en que llevamos cada quien nuestro personal y se conocieron todos, tuve que aclararle al Gordo que lo que habíamos acordado compartir eran instalaciones y gastos, pero no a mi guapa y coqueta secretaria, en ningún sentido de la palabra.

En ese tiempo el Gordo le entró con fe, como le entraba a todo, a uno de esos grupos religiosos carismáticos, que llegaban a rezar (supongo) unas dos veces por semana después del chance. Aquel me invitó varias veces para entrar pero no muy me llegaba esa onda de que todos te llamaban "hermano" y había en el grupo cada reconocido HP de aquellos que salían en los periódicos todos los días en tremendas trácalas. El Gordo me explicaba que se iban a "convertir" (pero se me hace que no habían dicho cuando empezarían …)

Trabajando juntos vino el año 1981 y el 15º. Aniversario de la "Gloriosa" Promoción 1966, ante lo cual decidimos con Barrera entrarle de lleno a la organización del purrún con toda la bulla que tan magno evento ameritaba.

CAPITULO V

Ya hoy Barrera está muy enfermo y no se si alguien le podrá leer, o él podrá escuchar, este último relato de mis anécdotas con aquel, pero creo que lo debo escribir, porque el Gordo nunca me perdonaría que dejara historias sin contar.

Aunque algunas de sus mejores pasadas inevitablemente quedarán en el tintero, porque aún nos asiste la memoria, pero nos estamos quedando sin tiempo …

En 1981 con el Gordo hicimos propia la responsabilidad de organizar la celebración de los 15 años de la Promoción, aunque tuvimos la asistencia logística de varios miembros de la "Promoción Conecte" que llegaban seguido para ver el progreso y ayudar en los preparativos.

El principal objetivo era localizar a la mayor parte de los compañeros, y siguiendo la lógica de que para encontrar a alguien hay que "buscarlo", decidimos publicar anuncios de prensa que dijeran ¡SE BUSCAN! al estilo del viejo Oeste.

Con base en las fotos del Faro Estudiantil de la Promoción 1966, el Director de Arte de mi agencia, Haroldo Montúfar, se dedicó de lleno a la elaboración del arte final. Pero cada vez que algún compañero de la Promo llegaba a la oficina, nuestro personal gozaba haciendo comentarios sobre lo jodidos que estábamos en relación a las fotos. (Y eso fue hace 25 años … ¡Si nos vieran ahorita … !).

Tanto el Gordo como los demás compañeros que llegaban a la oficina, fascinados con la idea, ofrecieron reembolsarme el considerable costo de publicación (lo cual, ahora que me recuerdo, todavía estoy esperando). El gigantesco anuncio de periódico se publicó, en las páginas centrales desplegadas de Prensa Libre y El Gráfico simultáneamente.

El efecto fue inmediato. Los teléfonos empezaron a sonar sin parar, y docenas de gente ajena a la Promoción nos llamaban al Gordo y a mí para decirnos, muertos de la risa, que por ahí nos andaban buscando para la pachanga de la Promo. Y así como a nosotros les sucedió a todos los demás.

Hubo reacciones diferentes, pero no menos divertidas. Al papá del Gordo, quien en esos tiempos estaba también mal de salud, sólo le contaron que había salido un cartel en el periódico donde buscaban a su Carlitos. Inmediatamente lo llamó para putearlo y recordarle que él siempre le había dicho que "no se anduviera metiendo en babosadas …".

La celebración empezó con Misa en la Capilla del Colegio, con el obligado agradecimiento especial para Eugenio, y donde la hija adolescente de Kiko Bernat fue una de las primeras personas en darse cuenta del deterioro de "los muchachos", cuando le preguntó a su papá si los allí presentes habían sido sus compañeros o sus profesores …

En la noche la celebración "sin brujas" fue en el Restaurante Del Toro's. Mirko Samayoa (QEPD), quien vivía en Estados Unidos, envió una botella de Etiqueta Negra para la fiesta, lo cual constituyó el segundo mejor regalo que este compañero le hizo a la Promoción en su vida …

Nuestras empresas fueron creciendo y llegó un momento cuando ya no cabíamos en la casa que compartíamos. Yo me trasladé a otra casa y el Gordo y Joaquín se quedaron en la zona 9, instalaciones, por cierto, que había olvidado contarles que fueron benditas, cuando nos mudamos, por Luis Eduardo "El Cuache" Pellecer Faena, único sacerdote y amigo que aceptó bendecir un lugar donde íbamos a estar el Gordo y yo juntos.

La "asociación independiente" fue rentable y beneficiosa para ambos y jamás tuvimos diferencias profesionales ni de cuentas, porque el Gordo siempre ha sido un hombre trabajador y derecho.

Siempre nos seguíamos viendo y participamos también juntos, aunque con menor intensidad, en la organización de las celebraciones de los 20 (en la Cervecería C.A.) y los 25 años (en el entonces Dorado Americana) de la Promo. Para el 30º. Aniversario yo residía en El Salvador y sólo pude venir para la fiesta en sí, la cual se hizo en el Hotel de ¡Campollo! (insertar coro, por favor …). El Gordo y un su grupo de "colaboradores" prepararon una fabulosa presentación audiovisual con fotos y música de antaño, contándome que se ponían etílicos en cada reunión de "montaje".

Y luego vinieron los 35 años con las reuniones semanales en la Galería del Gordo, donde se dio vida a las ideas geniales, generadas totalmente por aquel, de la obra de teatro "Sanación Infinita" y la adaptación de la canción "Cómo han pasado los años", acompañándose mutuamente el Gordo y la Pulga Asturias. En la obra participé con el Gordo en compañía del Negro Prado (el paciente), Cuchi Penados y Roberto "Panocha" Núñez (coordinadores de audio y video), Charlie Moon (proveedor de utilería en la mesa de operaciones), y el Chino Penagos (la enfermera). La vestimenta médica fue proporcionada (más bien hueveada del IGSS) por Gabriel "El Cangrejo" Samayoa.

El loco Linares (el anestesiólogo) nunca llegaba a los ensayos y por tanto no supo que habíamos incorporado a la obra a Guillermo "Don Willy" Santizo (insigne Profesor que nos castigaba con "Cututuy" en 3er. Curso) como el misterioso "Maestro Galeno". Y el mero día del evento Linares llegó tarde y se incorporó al "elenco", pero cuando ya estábamos en los baños vestidos con batas y máscaras. El loco se quedó viendo al que no reconocía y dice "¿Y ese cerote quien es, muchá?". La cara de Linares cuando Don Willy se quitó la máscara y se le quedó viendo nos hizo el día a todos.

Todo el evento fue sensacional y desde medio día siguió hasta bien entrada la madrugada.

Un tiempo después supimos que el Gordo se había caído, arreglando el techo de su casa, lo cual sirvió como razón perfecta para reunirnos nuevamente en su Galería y brindar una y otra vez por su recuperación. Y en la misma Galería se celebró una reunión del Partido Unionista, al cual se había incorporado el Gordo, donde compartimos con los también compañeros de Colegio Alvaro Arzú y Héctor Cifuentes.

A finales de 2004 al Gordo le detectaron un tumor maligno en sus pulmones, pronosticándole en ese momento un máximo de 6 meses de vida. Pero como tantas veces antes, vimos a Barrera enfrentarse a esta adversidad con coraje, voluntad y, sobre todo, buen humor. Los meses pasaron y el Gordo siguió adelante, atendiendo sin falta a su trabajo y a su familia.

En diciembre de 2005 nos invitó a su cumpleaños, y lo celebramos con toda la pata en su Colegio Goodman en la zona 15, en compañía de su familia y otros amigos. Como le fascinó siempre, llevó un conjuntazo que tocaba música de los ´60.

Ahí fue donde me contó que ya tenía pensada la obra que montaríamos en octubre de 2006 para el 40º. Aniversario de la Promoción y me dijo: "Pero no me vayás a fallar, cubano c*****"


EL CUBANO


1 Comments:

  • José Manuel Álvarez:

    Encontré este blog "MIS EXPERIENCIAS CON BARRERA" haciendo una búsqueda de Luis Eduardo Pellecer Faena, el Cuache. Yo fuí un gran amigo de él cuando estudiaba el Filosofado en la Ciudad de México. Mi nombre es Carlos Cabral Pérez, email: ccpoax-1@yahoo.com. Vivo en Oaxaca, México. Si estás en contacto con él, te agradecería mucho le hicieras saber que tengo años queriéndolo contactar. Tengo una enorme estima hacia él. Cualquier ayuda al respecto, mucho te lo agradecería. Gracias. Carlos Cabral.

    By Anonymous Anónimo, at 6:24 p.m.  

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