PROMO66 LICEO GUATEMALA

sábado, abril 25, 2015

CRÓNICA DE LA FIESTA DE FIN DE AÑO

Mis queridos compañeros del Foro Liceísta  y otros amigos adherentes y "adherentas" al mismo; así como mis cuates y cuatas de existencia, les comento que decidí cederle hoy el espacio, tanto de mi muro de Facebook como de mi página literaria, así como lo que comparto con todos ustedes y "ustedas", al Tío Chema, pa' que nos eche un cuento. Ai' les va' pue'. El Nito de FlamiNITO. 


 CRÓNICA DE LA FIESTA DE FIN DE AÑO DE UN
 GABINETE PRESIDENCIAL EN UN PAÍS TROPICAL.
       
Este cuento tuvo su origen e inspiración en algo que sucedió en los inicios del siglo XXI, en un país montañoso y tropical. En un Estado libre, independiente y soberano, con un sistema de gobierno democrático, republicano y representativo;  y es narrado hoy, en el año 2,070, por un zacapaneco cuentacuentos y cuenterazo  famoso por sus diabluras, a sus avispados y chispudos nietos y sobrinos.

Empieza así el relato este cuentista de la zona oriental de ese País:    "Todo sucedió  la ocasión en que fui invitado a la última sesión anual del Gabinete de ese Presidente, quién en las vísperas del día de los Santos Inocentes, se dirigió a la Nación y le dijo a su Pueblo que la ¡VIDA EN SU PAIS ERA TODO COLOR DE ROSA!.   La sesión se centró en el mensaje de ese presidente estadista, líder nato, gran orador, decían qué asesino "sepa UTAS por qué", pero sobre todo un excepcional  dirigente político y encantador de masas, “de tortillas, pero masa”.  El Gabinete de nuestro personaje, con es­casas excepciones, estaba formado como casi todos los equipos ministeriales por una corte de aduladores y lambiscones, de serviles y tiralevitas, de aquellos que siempre dicen sí y aplauden todas las ocurrencias y gracejadas de un Presidente. ¡Buena vos!,  ¡sos topado, sos lo máximo!  ¿Que sería de este País sin vos?, le decían.

Y aquel Presidente oía y oía y se creía que el era lo mejor que había nacido en su país para suerte de sus paisanos, que sus ideas eran las mejores, que sus políticas económicas eran las más acertadas, que el beneficio social que estaba logrando para las clases desposeídas no lo había conseguido ni siquiera una revolución socialista, que la falta de medicinas y de pacientes en los hospitales se debía a que su flamante Minis­tro de Salud había implementado maravillosos planes de medicina preventiva; que la abundancia de dinero en las arcas nacionales era consecuencia de unas pensadotas de sus minis­tros de Finanzas, Economía y el Presidente del Banco de Guatemala, porque estos eran otros genios !unos Chicago boys de quitarse el sombrero¡.  Y tuvo a unos Superintendentes de la Administración Tributaria (SAT) de lo mejor, todos con maestrías en universidades  de EUA o europeas, acumulaban post-grados y doctorados  de todo, eran unos verdaderos todólogos, con especialidad todititos en defraudación al Estado.  En fin, el Presidente de nuestro cuento era el talento de la política y un astuto chafarote que se las sabía todas.

Durante su ejercicio presidencial sucedió de todo en su país.   Hubo falta de seriedad,  falta de humildad, falta de medicinas y de hospitales, falta de carreteras y de puentes, falta de escuelas y de maestros. En los cinturones de miseria de la metrópoli de su País y en el interior de su República siguieron  viviendo 8 millones de miserables que no podían tener techo, comida, educación y vestido. 
    
Pero bien mis queridos nietos y sobrinos, ya me salí de la bacinica, perdón patojos . . . , del relato cierto, certero y puntual y caí en el análisis y en la crítica política, que en aquel entonces recuerdo  le gustaba tanto a una periodista sesuda de apellidos Vásquez Araya, otra medio revolucionaria de apellido Alamilla, otro nombrado Edgar Gutiérrez, con una voz meliflua con tono de hipocresíaamigo íntimo de un expresidente que fue confeso en dos ocasiones y por ello estuvo preso en una cárcel gringa;  un fascista de apellido Chicola, otra fascista de apellido Diaz-Durán, otro fascista españolete de apellido Trujillo, admirador de la falange española;  un huevudo de apellidos Zamora Marroquín, otro cojonudo de nombres Oscar Clemente; un abogado de apellidos Bonatelli e Valdizionne y una larga lista de analistas.  Pero sigamos luego de esta digresión, que lo que interesa del cuento es situar a los ilustres per­sonajes del Gabinete, a esos brillantes Ministrazos de quitarse el sombrero, en sus intervenciones sobre el Mensaje de Fin de Año.   El primero en tomar la palabra  fue quien se encargaba que la Nación no estuviera a oscuras y con gasolina barata, apodado Lagartillo y dijo así: "Señor Presidente, la elocuencia de su mensaje presidencial no tiene parangón en la historia de nuestra Nación con nin­guna otra pieza de oratoria. ¡Es una catilinaria, una filípica!   Su facundia y persuasión son únicas, ya que con toda seriedad  y objetividad usted le dijo al Pueblo, lo que ya todos sabemos: Que esta Nación es grande, que sus niveles de desar­rollo son altísimos, que el producto interno bruto y el crecimiento económico son increíbles, que los bolsillos de los ciudadanos se han engrosado con un mayor ingreso per capita, que aquí jamás se dará un estallido social, que los niños están gordos, rechonchos y rosadotes de tanto alimento. En fin, señor Presidente, usted al igual que nosotros y que toda la Nación, sabemos que este es el "PAÍS DEL ETERNO COLOR DE ROSA".
        
Vinieron los aplausos y pasó el turno al hombre de la cultura, quien manifestó que se adhería a su antecesor y que pedía más y más aplausos y balones de futbol color naranja, y que aprovechaba para infor­mar que pediría unos días de permiso para ir a los juegos de la Champions Ligue”. Siguió luego  un esbelto y fisiquín Ministro encargado del buen es­tado de las carreteras y de los puentes, quien lógicamente se adhirió a sus antecesores en la palabra, aprovechando para elogiar el man­tenimiento de la red vial, diciendo que los baches y los hoyos son producto de la cultura fiestera y bullanguera del pueblo, que a los ciudadanos les gustaba bailar al ritmo del "Bamboleo" en las carreteras y  que era un buen ejercicio cambiar llantas y enderezar aros, reparar shocks, muletas y trenes delanteros.

El turno le pasó al encargado de la Salud del Pueblo, un pizarrín de apellido Villavicencio, quien no paraba de  aplaudir, manifestando que se adhería a todo lo adherible y que deseaba aclarar a los mentirosos médicos del hospital de un departamento costeño, que en ese centro no faltaban medicinas, que hay abundancia de antibióticos, de sueros,  de suturas, de equipo de cama y un largo etcétera. Se moría de ganas de intervenir quien manejaba las finanzas de la Nación, quien explicó que los guatemaltecos tienen ahora tanta plata en los bolsillos, que ansiaban cuánto antes pagar los impuestos de una decretada reforma tributaria.  Quien dirigía la vida laboral de los ciudadanos, se adhería a sus compañeros y agregaba que se sentía totalmente satisfecho, ya que en su gestión ministerial,  los salarios mínimos se habían vuelto los máximos.   

Le llego el turno al hombre que le había dado una in­creíble seguridad a los ciudadanos, a un orejón cara de Duende Feo”, responsable que en ese entonces se pudiera circular por todos los lugares y a todas horas;  al artífice del exterminio de las maras, de los narcos, de los cacos, de los secuestradores, de los roba‑carros MONZÓN”.  Este orejas de gremlin, consecuen­temente se unía a sus colegas en el elogio y proponía entusiasmadísimo, que en ese mismo momento se rindiera un homenaje al Presidente, saliendo una manifestación de Palacio con la sirena abierta y las luces rojas y amarillas de 3,500 radiopatrullas Toyota, 1,500 motocicletas Yamaha, orgullo de las fuerzas policíacas del país y terror de las maras y los narcos, así como los "hombres de negro encapuchados con máscara pasa-montañas".

El encargado de la Defensa de la Nación estaba absorto con las manifestaciones de sus colegas civiles, pero no dejaba de pensar en la PAZ, PAZ, PAZ.  Y en el hijo de TECÚN, TÚN, TÚN, TECÚN.     Luego le toco el turno a quién manejaba los asuntos foráneos, este le auguraba al  Presidente que al dejar el solio presidencial, le esperaba un futuro con proyecciones inter­nacionales inauditas y asombrosas, porque su prestigio, su carisma y su batallar por  los  derechos humanos, le situaba como el más viable y seguro candidato a dirigir a las Naciones del Mundo, que yá un gordo transa, conocido como el Zeppelín Ligorría le estaba haciendo lobbie en Washington, con el dinero de la comisión de un sistema detector de CERO contrabando en las aduanas.

En fin mis queridos nietos y sobrinos, siguió la tempestad de frases vanas, serviles y tan humanas, que sirven de chaqueta y soba-leva, de lisonja y coba, de mediocridad y vasallaje, pero que hacían las delicias de nuestro personaje.
      
Se brindó por la vida, por la economía, por la salud, por los energéticos, por la Paz, por los derechos humanos, por el dinero, por las pachucas”, por la privatización, por la minería, por la desmonopolización, por las Iglesias, por la cultura, por la educación, por las carreteras, por los puentes, por los hospitales, por los "huesos ministeriales", pero sobre todo por la larga vida del Presidente.

Al final todos echaron un  ¡SIQUITIBIN A LA BIN BON BAN, a la BIO, A LA BAO, A LA  BIN  BON  BAN,  EL PRESI, EL PRESI,  RA  RA  RA!

Más luego alguien pregunto ¿qué putas?, no hay también una porra para la señora Vicepresidenta, y todos avezados cargaron en hombros, lo que les costó un chingo, a una regordeta, cachetona, lonjuda y con la piel más estirada que hule canche y una trompota de la chingada por el uso semanal del botox, mujerota a la que un periodista chispudo tildado de desestabilizador”, bautizó como “LA GRUESA”.  Entonces apareció un colado en la fiesta, de nombre Iván Velásquez y nomas verlo, la Gruesa pego tal carrera que ni un chucho galgo la alcanzaba.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado y me monto en un potro’, pa que Baldizón  les cuente otro”.
    

Saluti caros amicos di il Flaminetti.

Guatemala, 25 de abril de 2015


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