PROMO66 LICEO GUATEMALA

martes, septiembre 22, 2020

LA PATRIA QUE YO ANSÍO

 


Luis Felipe Linares López

En el tercer tomo de la “Historia de la literatura guatemalteca”, de los doctores Catalina Barrios y Francisco Albizúrez Palma, los autores afirman que Julio Fausto Aguilera, poeta jalapaneco nacido en 1928, es uno de los principales de la segunda mitad del siglo XX.  En un diálogo en su homenaje, dos destacados poetas, un poco más jóvenes que él, Luis Alfredo Arango y Francisco Morales Santos, lo calificaron como uno de los mejores poetas de Guatemala.  Lamentablemente, poco conocido por las generaciones actuales que, en general, tienen escaso contacto con una literatura guatemalteca que cuenta con autores de enorme mérito.  

Hace una buena cantidad de años, en la Municipalidad de Guatemala, conocí a don Julio Fausto, quien laboraba como bibliotecario en la División de Educación y Cultura, a cargo de don Augusto Enrique Noriega, intelectual destacado y hombre auténtico, que realizó una gran labor de difusión con las “Ediciones Populares”.  Una de ellas fue dedicada al poeta Aguilera, y el primero de los poemas se titula “La patria que yo ansío”, cuyo contenido me maravilló desde la primera lectura, y del cual transcribo sus primeros versos:

                                       “La patria, les decía, es una casa

                                          donde vivimos todos como hermanos.

                                       Es una hermosa casa, mis amigos,

                                     que todos afanosos levantamos”.

Esa casa, agrega en otros versos, es despensa para todos, es luz, es gozo, no conoce mendigo ni parásito.  Es una casa que no teníamos entonces– es la casa que no existe, dice también el poeta – y no tenemos ahora.  Es la que casa que todos levantamos, pero donde no todos encuentran cabida. No menos de dos millones de guatemaltecos, mayoritariamente jóvenes, han tenido que buscarla más allá del río Grande, enfrentando enormes riesgos y sufrimientos para obtener un ingreso que les permita sostener con un poco de holgura a la familia que se queda acá.  Y que solamente importan para la política económica en la medida que  se mantenga el flujo de remesas, pues de ella depende la estabilidad macroeconómica y el equilibrio de la balanza de pagos.

Esa casa que llamamos Guatemala tiene el potencial de producir riqueza suficiente para ofrecer una vida digna y un trabajo decente a todos sus habitantes.  Pero las enormes brechas de desigualdad, la absurda concentración de la riqueza existente en Guatemala, no solamente provocan que una parte considerable de la población tenga ingresos precarios e insuficientes, si no que frenan el crecimiento económico, condenándonos a ser un país exportador de gente.

Cuando estamos a un año de conmemorar el bicentenario de la independencia, que poco significa para la inmensa mayoría de la población, pues no tiene un impacto positivo en sus vidas, debemos reflexionar sobre la necesidad de construir esa patria ansiada, que pasa por alcanzar una verdadera democracia, pero no solamente formal, política.  Debe ser, también, una democracia social, sin desigualdades abismales, donde todos tengan oportunidades reales, no meramente formales, y asegurado un razonable nivel de bienestar.  Un Estado libre, soberano e independiente sí. Pero garante del bien común.     

Fuente:Epicentro GT

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domingo, septiembre 20, 2020

La Aviación civil en Guatemala

 La aviación civil en Guatemala tuvo su origen en el año 1910, cuando los señores Alberto de la Riva y Víctor Ortiz, diseñaron y construyen un planeador que les permitió realizar los primeros intentos de volar registrados en el país.

En 1914 se fundó lo que se llamó, la Academia de Aviación, siendo su primer director el señor Luis Ferro, el primer instructor, piloto aviador Dante Nannini, considerado pionero de la aviación nacional y como alumno el señor Alberto de la Riva. La Academia de Aviación se instaló al este de la ciudad de Guatemala, en el llamado Campo de Marte. 

Las necesidades aeroportuarias de Guatemala, motivaron la construcción del Aeropuerto La Aurora, cuyas primeras actividades datan del año 1923, desplazando así al Campo de Marte, donde hasta esa fecha se habían llevado a cabo las primeros experiencias aeronáuticas, siendo protagonistas muchos esforzados guatemaltecos, quienes se convirtieron en pioneros de la aviación nacional.

En 1927 se iniciaron los vuelos regulares, autorizando a la compañía Pickwick Airways Inc. para realizar estas operaciones entre Guatemala, México y Estados Unidos. Esta empresa realizaba tres vuelos semanales transportando tanto pasajeros como correo. Posteriormente, este servicio se extendió a San Salvador con vuelos diarios. En el mismo año la Compañía Pan American inició sus vuelos con rutas entre Guatemala y Brownsville, Texas.

Con fecha 11 de setiembre de 1929, durante el gobierno presidido por el General Lázaro Chacón, se creó la Dirección General de Aeronáutica Civil, como una dependencia del Ministerio de de Comunicaciones y Obras Públicas, por medio del Decreto Legislativo No. 1032. En su inicio, la Dirección General, contó con el Departamento de Operaciones y Asesoría Jurídica; posteriormente y debido al avance de la aviación, dicha dependencia se fue implementando hasta contar con los Departamentos que hoy la integran. 

En esa época, el Aeropuerto La Aurora estaba conformado por una pista de grama, de características adecuadas para satisfacer las necesidades de la década de los años 30. La Segunda Guerra Mundial motivó el asentamiento de una base aérea militar en La Aurora y con ello la necesidad de construir una pista pavimentada para permitir la operación de las aeronaves, habiéndose construido en 1942 la primera pista pavimentada con longitud de 2000 metros, en 1959 se extendió la misma en 500 metros a cada extremo. 

El primer avión Jet comercial que aterrizó en La Aurora fue en el año 1959, un DC-8 de la Empresa Panavias. En 1968, se concluyeron los trabajos de construcción de la nueva terminal de pasajeros con un área de 24,000 metros cuadrados.  

En el año 1948, se promulgó la primera Ley de Aviación Civil de Guatemala, la cual fue sustituida por el Decreto 100-97 a partir del 7 de diciembre de 1997.  

Posteriormente, en el año 2001 se promulgó el Decreto 93-2000 “Ley de Aviación Civil” y el Acuerdo Gubernativo 384-2001 “Reglamento” de la citada ley, la cual está vigente a la fecha. El objeto de esta ley es normar el ejercicio de las actividades de aeronáutica civil, en apoyo al uso racional, eficiente y seguro del espacio aéreo, con fundamento en la Constitución Política de la República, los Convenios y tratados internacionales ratificados por Guatemala, los reglamentos emitidos para el efecto y demás normas complementarias. Asimismo establece que la Dirección General de Aeronáutica Civil, es el órgano encargado de normar, supervisar, vigilar y regular. reglamentos, regulaciones y disposiciones complementarias, los servicios aeroportuarios, los servicios de apoyo a la Navegación Aérea, los servicios de Transporte Aéreo, de Telecomunicaciones y en general todas las actividades de Aviación Civil en el territorio y espacio aéreo de Guatemala. Esta Ley consagra en el artículo 66 la declaración de una política de cielos abiertos, otorgando la 3ra. 4ta. y 5ta. libertades comerciales.

Ante el cumplimiento de las normativas y disposiciones internacionales en materia de seguridad, en el año 2007 se le otorgó al Estado de Guatemala la Categoría I por parte de la Administración Federal de Aviación-FAA. 

En el último quinquenio, la infraestructura aeroportuaria nacional a cargo de la DGAC, ha sido objeto de mejoras significativas en los principales aeropuertos como: La Aurora, Mundo Maya y San José, con el fin de modernizar sus instalaciones y servicios, para garantizar la regularidad, seguridad y eficiencia de las operaciones aéreas en el territorio nacional y de esa manera contribuir al desarrollo económico de la población en general.


Fuente: DGAC


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