PROMO66 LICEO GUATEMALA

domingo, julio 30, 2006

CRONICA DE UN COMBATE

Por: Jorge “Charamila” Fuentes Aqueche


Para recordar las calurosas tardes de abril del 63...

Las tardes de abril del año 63 eran calurosas e invitaban al sueño clandestino en el escritorio durante las horas de clase. A las dos de la tarde entraba el rubicundo y colorado Hermano Eloy a dispararse los declinativos, infinitivos, imperativos y toda clase de pluscuantitativos de sujetos, verbos y predicados acompañados de sus respectivos copretéritos y predicativos sacados –más bien excavados- del libro de lenguaje, aquél infumable mamotreto producto de la mefistotélica mente de un tal M. Aguayo, libro engendro del averno de pasta cafezona que tenía un dibujo de un niño diligente recibiendo su lección de Idioma Español y una palma real en la contratapa. El sopor subía a su máximo y el que no cabeceaba era marciano. Estábamos en segundo curso.

Después del primer recreo, sudorosos y empolvados regresábamos al aula para la clase de ciencias naturales. El libro de texto era de hojas mimeografiadas, adquirido de alguien conocido que iba en curso superior o heredado de un hermano o de un primo u otro pariente dentro de los grados de ley: “Ciencias Naturales, 2o. Curso por Héctor Nuila”. El Hermano Angel Vergara, espigado y eléctrico, quien impartía ese curso, entraba hecho una tromba, subía a la cátedra y empezaba la clase. Ese día objeto de evocación, el ambiente olía a pólvora…

¡Combate! – anunció en seco y sin que se le moviera un solo músculo de su huesuda y colorada face.

Los huevones nos alegrábamos cada vez que se anunciaba batalla campal porque en los combates salíamos del ring rapidito y eso nos daba derecho a sentarnos y ser observadores, ajenos a ese stress derivado del nutrido preguntar-contestar. Los ubicados en los cuartiles medios de la campana de Gauss del aprovechamiento del aprendizaje se lamentaban de lo sorpresivo del anuncio y los shecudos –nerds que les dicen ahora- se relamían del puro gusto porque a) sabrían responder a cualquier pregunta por rebuscada que fuera y b) tendrían la oportunidad de vengarse de nosotros los huevones que siempre jugábamos mejor que ellos al fut o al basquet.

Tirios y troyanos, pues, se alinearon con desgano y muy lentamente, frente a frente en cada uno de los espacios interpupitres laterales del aula. En medio, terreno de nadie, finis terre, territorio neutral deshabitado por humanos pero ocupado por las filas de escritorios cafés de madera, con tapa bisagrada, ninguno igual a otro en sus dimensiones básicas: territorio destinado a servir de botadero de cadáveres que de uno u otro bando irán produciéndose al fragor de la batalla que está a punto de empezar.

A una orden del Mariscal de Campo Vergara, los gladiadores guardan silencio.

¡Ave Angel, morituri salutan tuam!

Uno de los bandos recibe instrucciones de cargar y disparar su primer obús.

—¡Pregunta Guillén!.

La mira Chechesca se enfoca y centra sobre quien será, indudablemente, el primero en caer de nuestro bando: el Pulpo Valdeavellano:

A ver Valdeavellano –dice Checha en su papel de artillero abridor de las hostilidades- decime…

DI-ME – interrumpe el Hermano Angel…

Dime… un ejemplo de vegetal saprofita…

¿¿¿¿¿¿¿¿¿ ………. ????????

El Pulpo de plano no sabe pero se retuerce y entorna los ojos como queriendo recordar la lección correspondiente. Es inútil: no puede salir información de donde no hay información. Me mira y le esquivo la mirada. Mira al Jeringa Contenti y éste se hace el desentendido. Recorre con mirada angustiada toda la fila de su bando pero uno a uno lo eluden. Panea la larga fila de enemigos que tiene enfrente y los encuentra a todos con sonrisita de “te cagaron Pulpo”. Opta por montar escena con cara de “sí lo sé pero no me acuerdo”. Y de veras es convincente: cualquiera diría que sí sabe y que está a punto de evadir el misil guillenesco. Tensión in crescendo… El interrogado inexorablemente se ve acorralado pasado un tiempo prudencial.

¿Sabes o no, Valdeavellano? –pregunta el profesor de seráfico nombre…

Y aguanten al Pulpo:

Sí… pero no me acuerdo Hermano Angel…

Checha sonríe patriarcalmente: tiro certerísimo, atinado y mortal.

El Pulpo ya sabe lo que debe hacer. Se sienta y los huevones lo vijiamos envidiosos. Dejó de sufrir de entradita. Está intacto y descansará a todo lo largo del período.

—¿Alguno de este equipo sabe? –pregunta el Hermano.

Sale al rescate el Chichí Estrada levantando la mano:

A ver Estrada, contesta pues… –dice el Juez Supremo Vergara.

Los-hon-gos-y-los-lí-que-nes –reafirmando con dos ejemplos en vez de uno como fue requerido por el enemigo y resaltando las sílabas como era la costumbre cuando se sabía la respuesta.

Correcto –sentencia Guillén.

Va ahora la contrapregunta, el contraataque. El Chichí fija la mira sobre Checha:

—Guillén, decime…

— DI-ME… [Vergara]

Dime… a cuál familia zoológica pertenece el elefante…

Silencio sepulcral. Checha sólo está dándose su paquetón. Sabe, claro que sabe: suelta el chorro de sapiencia.

Gran reino organizado, reino animal, subreino metazoos, filum cordados, subfilum vertebrados, clase mamalia, subclases amniotos, antóstonos y alantoideos…grupo paquidermo, familia PRO-BO-SCI-DIOS.

Nos deja helados. Nadie habla. ¡Ni quién se atreva! Se oye la respiración de tirios y troyanos en aquel campo de batalla. Tal vez ni es la respuesta correcta pero quién puede objetar tal cubetazo de saber cayendo en el inmenso Sahara de nuestra grandísima ignorancia...

Al Chichí no le queda de otra y encaja el misil:

- Es correcto

Prosigue la batalla:

Alonzo a Gómez.. –ordena el Mariscal Angel.

Estos son tal para cual: dos almas de Dios. Uno es cura y el otro estudia para cura. Entre gitanos no se van a leer las manos… Y así ocurre en efecto. Pregunta. Respuesta correcta. Contrapregunta y contrarrespuesta correcta. Ambos salen incólumnes. Respiran aliviados. Siguen vivos. Se sonríen uno al otro. Cómplices.

La confrontación prosigue. A ratos lenta. A ratos encarnizada. Ya son muchos los cadáveres que pueblan el territorio intertrincheras. Suman un chingo los que están sentados, aburridones, contando los minutos que faltan para el recreo, bostezando, imaginándose ya jugando fut o echándose el cigarrito clandestino en la esquina de la gruta de la Virgen. Ya casi no hay cosas del libro qué preguntar

Súbitamente casi me cago del susto. Yo que había tratado de pasar más desapercibido que una hepatitis en un chino con la esperanza de no preguntar ni ser interrogado y me toca. Dice Vergara:

- Porres a Fuentes.

Porres ni se ríe ni se inmuta. Tiene la ventaja y el pedigreé de sobra: es el abanderado de la clase. Goliat magnánimo frente a David inerme…

- Dime un ejemplo de palanca de segundo género.

[Nótese que no usa la expresión “decime” sino que va directo al castizo “Dime”] Me la sé pero me doy mi paquete. Lo desubico respondiendo:

- Me podés… eh… repetir… este… la pregunta por favor Porres... ‘chas gracias…

Esta estrategia se vale, desarma y exaspera al enemigo. Por otro lado, lo tranquiliza a uno.

Porres arremete medio encabronado:

- Te-pedí-un-ejemplo-de-palanca-de-segundo-género.

Lo sigo desesperando:

- De segundo gradeh… ah sí… ¿Esas son las que tienen el apoyo en el centro?

- (¡¡¡¡¡¡¡¡*$@#&^…!!!!!!!!)

- ¿Las tijeras? – [lo jodí].

- Es correcto. [No lo pude joder]

Nau it is mai turn…Me logro acordar de un párrafo que leí en el libraco y espeto:

- ¿Enemigo mortal de los peces?

- El anzuelo.

- No.

- El veneno.

- No.

Interviene el Estado Mayor.

- ¿De dónde sacaste esa pregunta, Fuentes?

- Este, pues del libro Don Angel.

- Trae acá…

Me dirijo a mi pupitre y saco el texto. Camino hacia el estrado lenta y gravemente. Llevo en mis manos el libro de Nuila, la espada flamígera de San Gabriel. Me hartan con la vista los enemigos. Se solazan los de mi bando con el triunfo que ya se vislumbra. Busco la página y le entrego el libraco al Gran Juez de la Tremenda Corte que lee, recorre la lección y da su veredicto: asienta con la cabeza. Not guilty. Presto ordena:

- Siéntate Porres, contesta Ricica.

- El tabaco…

- No.

- La red.

- No.

- ¿Sabes o no Ricica?

No contesta. Se sienta. He’s history now. Otro morro de oro de la clase que está kapput…

Sentados entre los muertos se ríen conmigo mis grandes cuates: Lalito Lizama, el Peludo Figueroa, Piolín de la Torre y el Sholón Menéndez… Están conmigo y se cagan de la alegría… me aplauden en seco y en silencio.

- Molina [Pepe]. ¿Sabes?

- No. (One more…)

- El silencio y la tensión en el salón se podrían cortar con un cuchillo oxidado…

El Führer Guevara cuenta mentalmente a los escasos sobrevivientes que abren los ojos con angustia y como ya se va llegando la hora del recreo y sólo quedan tenamastes, ve la oportunidad de terminar el combate de una buen vez.

- Fuentes, sigue repreguntando al otro bando…

- Asturias… ¿enemigo mortal de los peces?

- No sé.

Lo siento Pulga pero te me sentás...

- Penados.

- ¿El arpón?

Ya no responde, pregunta.

Cae gasificado.

- Urrutia.

La Gallina muy gallina revolotea, bota plumas, cacaraquea, se retuerce pero… no responde. Cae.

- Javora.

De una vez se tira al foso. RIP.

Sólo me queda uno. De paso es mi cuate pero no tengo piedad con él…

- Sandoval, Adrián.

- Este… pues… [ni idea] De una vez se zafa y cae.

El triunfo es nuestro. Labor omnia vincit… Cedant arma togae…

-Fuentes. lee la respuesta, ordena Vergara.

Alto y claro leo [Yo Espartaco: sabed plebeyos que:]

-“La nutria, enemigo mortal de los peces, se encuentra en lugares selváticos cercanos a los ríos y lagos.” Y les doy la puntilla.

- Página 17, Lección XV: “Los mamíferos Acuáticos del Trópico”.

El timbre marca el final de la matanzinga y salimos al recreo. Los nerds se quedan un rato para buscar su propio libro de texto y verficar la respuesta en la página que resulta contener su Waterloo. A la siguiente hora tendremos inglés con Don Terencio.

Yo salgo al patio escoltado por el Peludo Figueroa y el Sholón Menéndez a quien le bailan los ojos del gusto en su prieta cara. De combate ya estuvo bueno por hoy. Soy un genocida anónimo…


MUERTE, ¡Ah que joder!

Por: Oscar "La Pulga" Asturias

Queridos amigos,

En su último correo, el Kalifa nos hablaba de lo bueno que es tener este foro para compartir ideas, sentimientos y hasta pajas que a uno se le ocurran; sobre todo esos recuerdos de la infancia que guardamos como un gran tesoro

. Este hecho cobra mayor relevancia si consideramos que los recuerdos se vuelven más importantes a medida que nos vamos haciendo viejos y paradójicamente, los vamos olvidando.

Siguiendo esa línea y sin el ánimo de ahuevar ni deprimir a nadie, sino sencillamente por enfrentar mis propios demonios interiores (esta frasecita me la piratié de una revista de TV novelas) quiero compartir con ustedes unas reflexiones que tuve ya hace algún tiempo:

Todo comenzó en una noche de brujas, no estoy seguro si por efecto de la goma que me andaba cargando o por quedarme hasta muy tarde viendo una película de horror en la tele.

Lo cierto es que mi múcura ya me lo había advertido:

“ Gordo, dejá de ver esas porquerías tan sangrientas, si no a la noche, entre pedos, ronquidos y brincos no me vas a dejar dormir”.

Yo por supuesto no le hice el menor caso y seguí cabeceando, mientras el asesino serial continuaba matando hasta la última de sus víctimas y ya de madrugada me fui a acostar por fin.

Un rato después, me despertaron los maullidos de dos gatos calientes revolcándose en el tejado y fue entonces cuando la vi… allí parada frente a mi, con sus ojos vacíos clavados en los míos.

La reconocí de inmediato, por su velo negro y sus manos huesudas, era la pelona, sin duda alguna.

Dominando el frío que me recorrió todo el espinazo y me congelaba la lengua, me animé a comenzar un diálogo…¿o monólogo? con ella, el cual y antes de que la memoria me abandone, les transcribo fielmente a continuación:


MUERTE… ¡Ah que joder!

Te tengo tanto miedo que siempre evito nombrarte,

y aún así, cuando lo hago estoy preocupado,

te pienso en otros y nunca en mi mismo..

Quisiera tener el valor para mirarte de frente y no sólo de soslayo,

pero reconozco que no lo tengo…

y no estoy seguro de llegar a tenerlo algún día.

Es más… no sé ni porqué hablo contigo con tanta confianza,

si esto no es más que un monólogo, si no eres mi amiga,

si ni siquiera te conozco.

…tal vez sea con el afán de tenerte de mi lado,

para escapar de mi destino,

escrito desde siempre en el polvo del que provengo,

porque no comprendo el que puedas ser siempre

tan fría,… tan impasible.

Me gusta mantenerte distante, lo más lejos que sea posible,

o esconderte detrás de mil cosas y quehaceres

hasta borrarte de mi mente por completo.

He creado un mundo fantástico,

es un lugar escondido en otra dimensión,

en el que todos vivimos felices.

Allí no tienes pasaporte de entrada,

eres perseguida como una terrorista.

Con sinceridad te confieso que lo que más me molesta de ti

es tu empeño en arruinar mi rutina,

mis planes para con todos los demás:

primero me dejaste huérfano a edad temprana…

y poco a poco te has ido llevando a todos los que más quiero.

A veces te imagino esbozando una sonrisa sarcástica,

mientras contemplas nuestro afán

por acumular un montón de cosas inútiles;

saboreando el gusto que te darás

al dejarnos sin nada para el último viaje,

en que ni una maleta, ni un recuerdo,

ni siquiera un trapo miserable

con que cubrir nuestra desnudez

dejarás pasar de contrabando.

Eres el prototipo de la paciencia…

de la paciencia con que el depredador observa a su presa,

que tiene segura, cautiva, indefensa,

mientras juega con ella al ratón y al gato.

Sin duda eres implacable y tu herramienta no cesará en su feroz tarea

mientras quede una sola espiga en el campo.

No se pierde un día sin que secuestres a alguien, conocido o extraño

Y siempre insistes en recordarme que aquí sólo estoy de paso

y que no existe escondite,

ni siquiera en la burbuja de mi mundo de fantasía.

Reconozco que conmigo has tenido paciencia

y que me has dado más oportunidad que a muchos.

Se que me tocaste muy cerca al menos una vez,

en que sentí tu aliento helado en el cuello y todavía me pregunto:

¿porqué me diste una segunda oportunidad?

Pero no me confío…

Y me esfuerzo, aunque sólo a medias por estar preparado para enfrentarte.

Si pudiera detener el tiempo te jugaría la vuelta…

pero el precio sería demasiado alto.

Cada cabello que cae,

cada nueva arruga que surca mi piel,

cada neurona que desaparece,

cada latido de mi corazón,

es un eslabón que se acorta

en la cadena que me ata a tu encuentro.

Si tuviera más fe…

si tuviera más confianza…

si no fuera tan apegado a todo lo que me rodea…

de seguro entonces sí…

podría verte a la cara sin temor

y encontrar en ti, aunque me cueste reconocerlo

a la mensajera de una vida mejor.

Amen¡

Oscarín

Enero del 2005

MIS EXPERIENCIAS CON BARRERA

Por: José Manuel Álvarez Torriente

CAPITULO I

Mi primera "operación conjunta" con el Gordo Barrera se llevó a cabo a los pocos días de haber yo ingresado nuevo a 6º. Grado Primaria en el Liceo Guatemala, en el hoy remoto año de 1961.

Un maldito de apellido Robles de 2º. Bachillerato, que afortunadamente ya el colorado Satanás se lo llevó con él al calor hace muchos años, nos robó una bolsa gigante de cincos con que jugábamos en la gruta, a mí y a Stuart Black (otro chingón de categoría pesada). El Coche no tenía nada que ver con los cincos, pero iba pasando cuando nos oyó planeando inmovilizarle la bicicleta al ladrón para recuperar nuestra bolsa.

Barrera rapidito se hizo partícipe de la chingadera. Yo traje una cadena con la cual Black le amarró la cicle a un poste y le zampó el candado que trajo el Gordo de su casa. Para poder movilizar la cicle el Robles nos tuvo que devolver la bolsa de cincos y unas fichas de ribete, todo lo cual paramos repartiendo con el Gordo.

Fue así como aprendí que juntarse con Barrera y empezar a chingar eran acción y consecuencia inmediatas e inseparables. Cuando pasábamos entre Primaria y Secundaria, en frente del módulo que hicieron para Trabajo Manual, era obligado el grito de ¡CADEJO! y pegar la carrera para que no nos reportara el pelón Profesor. En la Capilla aprendí a jugar carreritas, champerico y virgencita, con un cuchumbito y dados miniatura que tenía el Gordo, mientras se celebraba la misa obligada. También metíamos las manos en el cepillo, pero para sacar pisto en vez de poner.

Y de ahí en adelante, hasta que nos graduamos, Barrera estuvo presente conmigo en la mayoría de las jodederas en las que participé, y por supuesto él estuvo en muchas otras en las que yo no llegué a tiempo.

Carlos Barrera desempeñó roles protagónicos en la historia de nuestra Promoción 66, y por supuesto que no podía faltar su intervención estelar en el incidente conocido como "los papeles" de 5º. Curso. Resulta que quienes "tramitaron" la obtención de estos "documentos" eran tan mensos que necesitaron recurrir a Aldana para "obtener respuestas a sus inquietudes académicas" … Pero como "el Torta" es primo del Coche, lo hizo partícipe del hasta entonces secreto ... Y Barrera se hizo presente, acompañado de buena parte de la zona 5, en la casa donde se gestó nuestra graduación, en la zona 4 en frente a la BMW … Tras una acalorada discusión con el también Gordo Close, donde según dicen hasta sacaron cohete, se llegó a la salomónica decisión de que los "papeles" fueran distribuídos a los 108 bachilleres infieri … Y ahí empezó a escribirse la historia …

En aquel recordado Salón Guatemala, donde nos pusieron a tomar los exámenes finales a las 3 secciones juntos, el Coche Barrera se sentaba en primera fila y al recibir cada examen, boca abajo, le daba vuelta disimuladamente y lo verificaba rápidamente, se volteaba y con un gesto afirmativo de su cabeza nos confirmaba que el papel era el auténtico, tras lo cual se sentían 108 respiros de alivio. Día con día entrábamos más confiados a los exámenes. Hasta que llegó el último día y el examen de Arte Guatemalteco (materia impartida por Guayo Gómez, quien encabeza con aquel otro Chito que les conté la lista que dice la Pulga Asturias). Totalmente confiados y ya con compromiso formal de juntarnos en "La Rosita" y "La Pintoresca" en la Reforma a celebrar, nos sentamos tranquilos en nuestros escritorios para entrarle con fe a la última tarea ya de oficio que nos quedaba pendiente. Pero entonces el Gordo voltea su examen y ve con cara de espanto y shock la primera, luego la segunda y por último la tercera hoja. Se voltea y meneando la cabeza de un lado a otro nos hace ver que el "papel" no coincidía con el "nuestro". Yo me surré. Especialmente cuando le dije a Ricika, en el escritorio contiguo, que me tenía que dar copia, y aquel me confesó que tampoco había estudiado ni mierda. Los siguientes minutos fueron eternos, hasta que dimos vuelta al examen y vemos que sí era el "genuino" … Al unísono se oyó a coro en todo el salón: "¡COCHE HIJO DE LA …!", mientras aquel se carcajeaba como el perro "Pulgoso" de la TV.

Y apenas unos días después, por la metida de culo del "12", los "cienes" de Pico Estrada y otros signos inequívocos para el Hermano Ramón Padilla de que había habido mano de mono, fuimos citados Barrera, yo y como dos o tres más, en representación de la Promoción, para anunciarnos que sabían lo que había pasado y que se iban a repetir los exámenes de todas las materias, sin interrupción, empezando esa misma tarde. La inmediata y magistral intervención de Barrera hizo dudar a los hermanos presentes, cuando les explicó dramáticamente el escándalo que eso representaría, cuando fuera de conocimiento público en todo Guatemala lo que ellos aducían (nunca reconoció ni mierda, por supuesto). Y el toque final lo dio el sólo ese día bendito Veremundo Ayúcar, Don Javier, quien vino a informar que él ya había entregado las notas finales a los de su sección y por lo tanto no había marcha atrás. La reunión terminó con un, en otras circunstancias insulto, pero en este contexto bendición, de Don Max: ¡QUE LES VALGA, CABRONES!

Así terminó nuestro paso por el Colegio. Unos meses después yo me fui a la Universidad en Estados Unidos y durante algunos años no vi a Barrera. No me podía yo imaginar, en aquel entonces, que la vida y el destino nos deparaban, todavía, muchas vivencias por experimentar juntos.

CAPÍTULO II

Mientras estuve en la Universidad en Estados Unidos sólo regresé en algunas vacaciones. Recuerdo una navidad en que mis viejos se fueron de viaje pero yo preferí venirme a Guate. Estando sólo en mi casa la ofrecí para recibir una posada organizada por Chajalay y unas patojas.

Entre los "invitados" apareció el Coche Barrera quien, junto con Bronto Arriola, se acabó una pierna de jamón ahumado que estaba colgada en la cocina y le dieron el hueso a mi perro para borrar la evidencia. Después fuimos "invitados" por el Gordo a una fiesta en el Club Rocarena de Amatitlán. Como la fiesta se puso algo aburrida, paramos bien entacuchados en un rancho a la orilla del lago con la cumpleañera y unas amigas bien interesantes.

Algunos años después (1971), ya de regreso en Guatemala, y habiendo iniciado mi carrera profesional en Colgate Palmolive, un sábado iba con Mauricio Gutiérrez camino al Puerto, a la casa de los papás de una amiga, y necesitábamos hielo para mantener en su punto las entonces populares Gallo "Medallas de Oro" con que habíamos llenado dos hieleras. No habiendo Super 24's todavía en esa época, en la calle Montúfar vimos el rótulo de "Churrascos El Fogón" y ahí decidimos parar y preguntar por hielo …

Detrás de la caja registradora nos encontramos nada más y nada menos que al Coche Barrera, quien fungía como Administrador del lugar, propiedad de su pariente "el Pelón" Rolando Noriega, con quien también entablamos después buena amistad. Por supuesto el Gordo dio órdenes de que nos abastecieran de hielo, mientras ahí mismo nos bajamos con aquel dos o tres frías "para el camino" cada uno. Nos invitó a frecuentar el lugar, anunciándonos el atractivo precio de Q.12 por la botella de ron Botrán servida con abundantes bocas, o Q.7 por la media, con lo cual nos convenció inmediatamente.

El menú de comida era también muy completo, con "Churrasco Criollo" (2 piezas grandes de puyazo, ensalada, papa horneada y pan con ajo) a Q.1.89; el "Especial de la Casa" (4 piezas de puyazo o lomito) sí era mucho más caro, porque costaba Q.3.00. Y estaban los pollos que se rostizaban lentamente en el asador panorámico que había a un lado de la entrada, pero éstos eran de los que pedíamos hasta 2 enteros de bocas por cada botella, por lo que nunca quedaba pollo para los demás clientes.

Más que un lugar de reunión, este pequeño y acogedor restaurancito representó toda una época, que duró muchos años, y que hasta hoy es inolvidable para quienes disfrutamos y nos acordamos de "los tiempos de El Fogón".

A El Fogón llegaba seguido Manolo Rodríguez, de nuestra Promoción, y otros cuates de otros años del Liceo, como los Moreno: Luiso, Manuel (QEPD) y el Canche. También del Colegio llegaba Pepe Zaror, quien por cierto tenía una novia que le pusimos "La Interplanetaria" … Aquel pensaba que era por el nombre de la chava, pero realmente era porque ella creía que tenía un trasero del otro mundo … Pero realmente aquí seguimos confirmando, como antes habíamos ya visto en las Universidades, que en el mundo había mucha otra gente de a huevo, que no estudió en el Liceo Guatemala, y que hasta los del Javier, aunque no supieran jugar basket, podían ser gente a toda madre.

Ahí conocí a Caralampio, a Moncho "La Perica" Flores, a Chito de la Vega, a Pico Montenegro, a Paco "Hueva" Girón, al "Pato" Paz MacDonald, a Willy Alejos y a los entonces estudiantes de odontología Leonel Schmidt y Mario Ruano, amigos de Mauricio "Clavelito" y de su hermano "Burbuja". También se hacían presentes el gigante "Tananay" Rodríguez Contenti (QEPD) y su hermano "Rata", así como el Sapito Leonel Estrada (QEPD).

El trío "Los Murciélagos", lo mejor de Guate en esos tiempos, dirigidos por el "Sapo" Salvador Medrano, nos cantaba todas las noches o nos los llevábamos a dar serenatas a las traidas de que estábamos colgados. La canción era a Q.1 y para el control se pedía una caja de palillos y se iba sacando uno por canción para contar y cancelar al final. El principal cliente del trío era "El Socio" Armando Ruano, quien había cantado con los Marauders y ganaba como Q.3,000 mensuales, que en aquel tiempo era una fortuna.

Para cuidar los carros el Gordo había traído a Quique y a "Rodaja", un par de viejos caras duras, pero divertidos, a quienes también les fascinaba el guarapo, y cuando decidían iniciar su patín en otro lado entraban al lugar como a las 9 de la noche a contarnos que ya se iban porque ellos no se podían desvelar, y que les pagáramos las cuidadas.

Pero aparte de los antes mencionados, más o menos de nuestra edad, en El Fogón conocí también a personas bastante mayores que nosotros, con quienes nos unía la pasión por el fresco de caña, la buena plática, los boleros de trío y la chingadera, y de quienes obtuve mucha sabiduría y experiencia.

CAPÍTULO III

Siguiendo con los fijos de El Fogón, no se puede dejar de mencionar a Carlitos Walter, a quien con el Gordo le pusimos "Aladino", porque cualquiera abría una botella y aquel aparecía de inmediato.

Y como dije antes, también ahí entablamos amistad con gente mayor que nosotros, cuyos amplios conocimientos y cultura general nos enriqueció considerablemente.

Uno de los más asiduos fue José Luis Pérez Riera (QEPD), quien tenía un negocio de Peces y Acuarios a la vecindad, y a quien el Gordo le clavó "Luis Pescados", sobrenombre que le quedó permanente y hasta le gustaba. Con el "Fish" yo mantuve siempre una gran amistad y compartimos juntos, en diferentes lugares, hasta que la diabetes y otras complicaciones se lo llevaron muchos años después.

También conocí ahí al Ing. Rómulo Alterio, constructor de una sección de el Periférico capitalino y catedrático honorario de la USAC, a Carlos Fuentes (insigne huelguista de Dolores y directivo permanente del "Honorable" en sus tiempos de estudiante), y al Coronel P.A. Luis "Pinche" Martínez, quien llegaba en su bellísimo Mercedes deportivo, 450 SL, 6.9 litros, que le recomendábamos siempre no puyar al máximo porque se podía matar. "Pinche" siempre nos contestaba, sarcásticamente, que él iba a morir "en su ley", volando, pero que no sería un avionazo cualquiera, sino un tremendo morongazo que haría historia. Y su premonición tristemente se cumplió a cabalidad, lo cual lamentamos profundamente quienes le conocimos. Piloteando un C47 de la FAG, trasladando a unos heridos de regreso a Poptún, con visibilidad cero por el mal tiempo, se estrelló contra una montaña, a escasos kilómetros de la pista, muriendo él y 46 personas más, lo cual constituyó entonces la mayor cantidad de muertos en un accidente aéreo en Guatemala, lamentable record que se mantuvo hasta el accidente del jet Caravelle de Aerovías que se dirigía a Tikal en enero de 1986.

También llegaba seguido Herman Kihn (hermano mayor de nuestro compañero Fritz Kihn) a quien el Coche inmediatamente bautizó como "Chun Kin" (por el restaurante chino de la 15 calle Z.1). Y por lo menos tres veces a la semana llegaba Ernesto "Neto, Chicho o El Doctor" Alarcón, quien desde el parqueo les gritaba a los meseros "estoy en el desierto" para que le prepararan su oasis. Y Neto decía que la culpa que a él le gustara tanto el Johnnie Walker era de su mamá, porque desde chiquito le decía "bebé lindo".

En más de una ocasión compartí la barra o una mesa, con Manuel Colom Argueta (QEPD), con quien Rolando y el Gordo eran afines. Comparado con Manuel, aquel cuate que les conté sería George W. Salazar, pero al igual que Chabelo, una persona inteligente y cortés, con quien daba gusto platicar y, como él me decía, "Tocayo: podemos no estar de acuerdo en nuestras ideas, pero no por eso nos tenemos que matar". Lamentablemente los asesinos a que él les resultó inconveniente decidieron callar su potente voz en una forma por demás salvaje.

Cuando en 1972 se celebró el histórico campeonato mundial de ajedrez, en Islandia, entre Bobby Fischer y Boris Spassky, nos agarró por practicar el deporte ciencia y habían tableros y piezas en la barra y en las mesas. Más o menos nos dábamos todos a tacos como aficionados, hasta que apareció un día el español media vida Ramón Quintana, dueño de la librería Altamira, en frente de El Tecolote en la 13 calle, quien era maestro de ajedrez, pero no podía competir formalmente porque él tenía que estar chupando y jodiendo al oponente mientras jugaba, lo cual era prohibido en los torneos. Ramón jugaba 5 juegos simultáneos cantando las jugadas, sin ver él los tableros, y nos ganaba a todos. O te preguntaba en qué cuadro del tablero y con qué pieza querías que te pusiera jaque mate y así lo hacía.

El lugar era muy acogedor y alegrísimo, pero nada sofisticado. Una noche llegó un viejo super caquero que nos caía mal a todos, porque escribía artículos sangrones y salía fotografiado en todos los eventos sociales en los periódicos, acompañado nada menos que de Doña Gloria Bolaños, otrora buen rabo que dicen que fue cashpeana de Castillo Armas, y que en esos días había sido candidata a alcaldesa de la ciudad. Ambos venían bien emperifollados y la vieja parecía pidevías cada vez que abría o cerraba los ojos, porque las pestañas postizas se le iban una para arriba y otra para abajo. El hombre pidió ser atendido personalmente por el Gerente, ante lo cual se tuvo que presentar ya saben quien. El tipo le pidió a Barrera, "para la distinguida dama", una "Media de Seda" (aquel trago fufurufo con tequila, granadina, leche condensada y no se que más). El Gordo nos volteó a ver con aquella cara de gozo que pone el cabrón cuando se va a echar una puntada y le dice al tipo: "Mire Men, aquí la única "Media" que le podemos servir a la señorona es una media de ron, con sus dos aguas y su medio pollo de bocas …". La carcajada que nos echamos todos, hasta los otros clientes ajenos a nuestro grupo, fue instantánea y estruendosa, mientras el caquero indignado jalaba a la carrera para afuera a la ruca, quien no podía ver ni caminar rápido porque se le había movido para adelante la peluca y roto un tacón en el alboroto.

Y cuando entrada la noche, cansados de tanto joder, nos poníamos sentimentales, le pedíamos al Gordo Barrera que recitara. Pese a la ironía de tener el trago en una mano y el cigarro en la otra, aquel nos sacaba las lágrimas declamando dramáticamente "Por qué dejé el vicio". Empezaba con algo así como "Me disculpan compañeros, pero yo ya no tomo licor …" y seguía contando cómo perdió a su mujer y sobre su "chilpacuate de 12 años que se tomó una botella para ver a su mamita …" Y después de otros 15 ó 20 minutos de impactantes relatos, terminaba el Gordo, con las palabras entrecortadas por el llanto, diciendo "Y por eso ya no tomo un trago, ni aunque me lleven los pingos …". Y nosotros escuchamos el poema muchas veces, pero al ver el realismo cada vez mayor con que el Gordo se expresaba, volvíamos a creer que esta vez sí le había impactado, por lo que guardábamos silencio, hasta que aquel soltaba la carcajada y decía "Echémonos otro trago, cabrones".

Lo bonito de El Fogón es que no había que planear ni coordinar con nadie. Cualquier día de la semana llegaba uno solo y ahí estaba el grupo para pasar una velada alegre. Y si cuando cerraban a la media noche todavía quedaban ganas se seguir en la guaracha, agarrábamos para donde Roberto "El Chino Pobre", en la 12 Avenida frente al parque Colón, quien nos recibía siempre con el cigarro en la boca y su octavo de Indita en el mostrador. Lo tradicional ahí era la sábana de lomito "montado" (con huevo estrellado) y una cervecita "para limpiar" antes de irnos a dormir.

CAPITULO IV

Bajo la "administración" del Gordo Barrera El Fogón fue, como dije antes, todo una época, aunque la rentabilidad del lugar haya sido dudosa, porque como decía Rolando, los clientes eran lo único malo que tenía el lugar. Llegábamos desde temprano, nos íbamos hasta que el lugar cerraba, la cantidad de pollo y carne que pedíamos de bocas por cada trago era descomunal y, encima, al final firmábamos la cuenta para pagar después porque se nos había acabado el dinero cancelándole al trío y a Rodaja que no daban fiado.

Pero ahí seguíamos fijos y vimos como el Gordo empezó a hacer sus primeros tanes en política. La verdad es que hasta la fecha no he llegado a comprender cuál es la ideología política de Barrera, porque lo he visto participar con grupos que van desde la derecha hasta la izquierda, pasando por todas las tonalidades que componen el arcoiris de la tan singular "clase política" en chapinlandia. Pero el Gordo le entraba con pasión. Cuando en unas elecciones de aquellos tiempos "agarró fuego" el salón donde guardaban las urnas con los votos físicos, el primero que salió en la TV alegando por su candidato fue Barrera. Una de las primeras campañas en que participó, y ganó, fue la de Leonel Ponciano para la Municipalidad, en 1974. Y cuando el hombre llegó a alcalde se lo llevó a la Muni y aquel, entre otras cosas, era el que casaba a las parejas. Según supe también participó activamente con el Chino Lee, con Ríos Montt, con Otto Pérez Molina y hasta el día de hoy con el Partido Unionista.

Así las cosas, a finales de 1974 me casé con Patricia, mi primera esposa, y a principios de 1975 me convertí en el primer centroamericano en ingresar a la elítica y anhelada División Internacional de Colgate Palmolive, al ser trasladado a la subsidiaria de Puerto Rico. Como decían los muchachos, esto comprobó que mis "obligaciones" en El Fogón todavía me dejaban tiempo para cantinear y para trabajar bien.

Estando en San Juan nos enteramos del terremoto de Guatemala en febrero de 1976. Después de comprobar que mi familia y la de mi esposa estaban todos bien, llamé a Luis Pescados para preguntar por él y el grupo de El Fogón. Me informó que esa noche se habían ido después de El Fogón para donde el Chino Pobre y a las 4 a.m. apenas se estaban acostando. Conociéndolos no podría garantizar que estaban cada quien en su casa, pero sí estoy seguro de que acostados estaban …

A mediados de 1976 Colgate me trasladó nuevamente a Guatemala, manteniendo condiciones y beneficios de expatriado, lo cual era excelente, para desarrollar un programa intensivo de productos nuevos.

Ya el Gordo no estaba en El Fogón, pero la vieja guardia seguía asidua en sus posiciones. También se habían incorporado nuevos elementos, fieles exponentes de las tradiciones del grupo y del lugar. Uno de los "nuevos" era Daniel "El Mono" Urrutia, sin duda uno de los mejores pilotos civiles de Guatemala y amplio conocedor de aviones y de mujeres, con decenas de miles de horas de vuelo y, en ese entonces, 7 matrimonios y 8 divorcios (porque un matrimonio se lo anularon después de que ya se había divorciado). Como decía el Mono, las mujeres son como los aviones, después de máximo 2 años de uso hay que cambiarlas por un modelo nuevo, para no tener riesgos ni problemas.

Recuerdo una noche que llegó "Monsieur Capitaine Le Monè", como decía que le llamáramos porque él no era un "Mono" corriente. Para variar lo acompañaban 3 chicas, muy bonitas y alegres, y ahí mismo empezamos la fiesta con trío y todo. Yo me tuve que retirar, en contra de mis mejores deseos, como a la 1 a.m. porque al día siguiente en la mañana tomaba el vuelo de Aviateca a México, por motivos de trabajo. Le Monè, el trío y demás ahí siguieron a todo vapor. La mañana siguiente llego al aeropuerto con una goma horrible y cuando entro al BAC One Eleven (Papaya Voladora) y veo hacia adentro de la cabina de mando que estaba abierta, en el asiento derecho (copiloto), haciendo el chequeo de instrumentos pre-vuelo, bien bañado y nítidamente uniformado, estaba nada menos que ya se imaginan quien. A mí se me fue el alma al culo, y le digo "Pssst, Mono c***** ¿Qué estás haciendo aquí?" Y cuando se voltea y me ve, se echa una carcajada y me dice en voz baja, para que los demás pasajeros no se dieran cuenta "Tranquilo Manolito, que este avión divino vuela solo …" Me contó que iba a tomar 1 semana libre en México, donde también tenía unas amigas, y que nos viéramos esa noche en el Tenampa en Garibaldi, lo cual hicimos, pero esa ya es otra historia.

Con el Gordo nos veíamos ya más de vez en cuando, pero siempre era muy agradable juntarse con aquel y escuchar sus puntadas. Pasaron algunos años, la vida dio algunas vueltas y en 1980, soltero nuevamente, yo había montado una novedosa empresa de publicidad y eventos promocionales, cuyos resultados numéricos no eran muy positivos, principalmente por el alto nivel de costos operativos.

En ese mismo momento aparece providencialmente el Gordo Barrera, quien estaba montando también una empresa de venta de tornillos con Joaquín su cuñado, hermano de Carolina. No había la más mínima similitud en los giros de ambas empresas, en ningún aspecto, pero teníamos la necesidad común de reducir los costos al máximo y decidimos hacer lo que llamamos una asociación independiente, para compartir instalaciones y gastos, dedicándonos cada quien a nuestro negocio.

Alquilamos una casa en la zona 9 que encontró el Gordo y empezamos a operar con cargas mucho menores que nos permitieron rentabilidad inmediata a ambos. Sin embargo, desde el primer día en que llevamos cada quien nuestro personal y se conocieron todos, tuve que aclararle al Gordo que lo que habíamos acordado compartir eran instalaciones y gastos, pero no a mi guapa y coqueta secretaria, en ningún sentido de la palabra.

En ese tiempo el Gordo le entró con fe, como le entraba a todo, a uno de esos grupos religiosos carismáticos, que llegaban a rezar (supongo) unas dos veces por semana después del chance. Aquel me invitó varias veces para entrar pero no muy me llegaba esa onda de que todos te llamaban "hermano" y había en el grupo cada reconocido HP de aquellos que salían en los periódicos todos los días en tremendas trácalas. El Gordo me explicaba que se iban a "convertir" (pero se me hace que no habían dicho cuando empezarían …)

Trabajando juntos vino el año 1981 y el 15º. Aniversario de la "Gloriosa" Promoción 1966, ante lo cual decidimos con Barrera entrarle de lleno a la organización del purrún con toda la bulla que tan magno evento ameritaba.

CAPITULO V

Ya hoy Barrera está muy enfermo y no se si alguien le podrá leer, o él podrá escuchar, este último relato de mis anécdotas con aquel, pero creo que lo debo escribir, porque el Gordo nunca me perdonaría que dejara historias sin contar.

Aunque algunas de sus mejores pasadas inevitablemente quedarán en el tintero, porque aún nos asiste la memoria, pero nos estamos quedando sin tiempo …

En 1981 con el Gordo hicimos propia la responsabilidad de organizar la celebración de los 15 años de la Promoción, aunque tuvimos la asistencia logística de varios miembros de la "Promoción Conecte" que llegaban seguido para ver el progreso y ayudar en los preparativos.

El principal objetivo era localizar a la mayor parte de los compañeros, y siguiendo la lógica de que para encontrar a alguien hay que "buscarlo", decidimos publicar anuncios de prensa que dijeran ¡SE BUSCAN! al estilo del viejo Oeste.

Con base en las fotos del Faro Estudiantil de la Promoción 1966, el Director de Arte de mi agencia, Haroldo Montúfar, se dedicó de lleno a la elaboración del arte final. Pero cada vez que algún compañero de la Promo llegaba a la oficina, nuestro personal gozaba haciendo comentarios sobre lo jodidos que estábamos en relación a las fotos. (Y eso fue hace 25 años … ¡Si nos vieran ahorita … !).

Tanto el Gordo como los demás compañeros que llegaban a la oficina, fascinados con la idea, ofrecieron reembolsarme el considerable costo de publicación (lo cual, ahora que me recuerdo, todavía estoy esperando). El gigantesco anuncio de periódico se publicó, en las páginas centrales desplegadas de Prensa Libre y El Gráfico simultáneamente.

El efecto fue inmediato. Los teléfonos empezaron a sonar sin parar, y docenas de gente ajena a la Promoción nos llamaban al Gordo y a mí para decirnos, muertos de la risa, que por ahí nos andaban buscando para la pachanga de la Promo. Y así como a nosotros les sucedió a todos los demás.

Hubo reacciones diferentes, pero no menos divertidas. Al papá del Gordo, quien en esos tiempos estaba también mal de salud, sólo le contaron que había salido un cartel en el periódico donde buscaban a su Carlitos. Inmediatamente lo llamó para putearlo y recordarle que él siempre le había dicho que "no se anduviera metiendo en babosadas …".

La celebración empezó con Misa en la Capilla del Colegio, con el obligado agradecimiento especial para Eugenio, y donde la hija adolescente de Kiko Bernat fue una de las primeras personas en darse cuenta del deterioro de "los muchachos", cuando le preguntó a su papá si los allí presentes habían sido sus compañeros o sus profesores …

En la noche la celebración "sin brujas" fue en el Restaurante Del Toro's. Mirko Samayoa (QEPD), quien vivía en Estados Unidos, envió una botella de Etiqueta Negra para la fiesta, lo cual constituyó el segundo mejor regalo que este compañero le hizo a la Promoción en su vida …

Nuestras empresas fueron creciendo y llegó un momento cuando ya no cabíamos en la casa que compartíamos. Yo me trasladé a otra casa y el Gordo y Joaquín se quedaron en la zona 9, instalaciones, por cierto, que había olvidado contarles que fueron benditas, cuando nos mudamos, por Luis Eduardo "El Cuache" Pellecer Faena, único sacerdote y amigo que aceptó bendecir un lugar donde íbamos a estar el Gordo y yo juntos.

La "asociación independiente" fue rentable y beneficiosa para ambos y jamás tuvimos diferencias profesionales ni de cuentas, porque el Gordo siempre ha sido un hombre trabajador y derecho.

Siempre nos seguíamos viendo y participamos también juntos, aunque con menor intensidad, en la organización de las celebraciones de los 20 (en la Cervecería C.A.) y los 25 años (en el entonces Dorado Americana) de la Promo. Para el 30º. Aniversario yo residía en El Salvador y sólo pude venir para la fiesta en sí, la cual se hizo en el Hotel de ¡Campollo! (insertar coro, por favor …). El Gordo y un su grupo de "colaboradores" prepararon una fabulosa presentación audiovisual con fotos y música de antaño, contándome que se ponían etílicos en cada reunión de "montaje".

Y luego vinieron los 35 años con las reuniones semanales en la Galería del Gordo, donde se dio vida a las ideas geniales, generadas totalmente por aquel, de la obra de teatro "Sanación Infinita" y la adaptación de la canción "Cómo han pasado los años", acompañándose mutuamente el Gordo y la Pulga Asturias. En la obra participé con el Gordo en compañía del Negro Prado (el paciente), Cuchi Penados y Roberto "Panocha" Núñez (coordinadores de audio y video), Charlie Moon (proveedor de utilería en la mesa de operaciones), y el Chino Penagos (la enfermera). La vestimenta médica fue proporcionada (más bien hueveada del IGSS) por Gabriel "El Cangrejo" Samayoa.

El loco Linares (el anestesiólogo) nunca llegaba a los ensayos y por tanto no supo que habíamos incorporado a la obra a Guillermo "Don Willy" Santizo (insigne Profesor que nos castigaba con "Cututuy" en 3er. Curso) como el misterioso "Maestro Galeno". Y el mero día del evento Linares llegó tarde y se incorporó al "elenco", pero cuando ya estábamos en los baños vestidos con batas y máscaras. El loco se quedó viendo al que no reconocía y dice "¿Y ese cerote quien es, muchá?". La cara de Linares cuando Don Willy se quitó la máscara y se le quedó viendo nos hizo el día a todos.

Todo el evento fue sensacional y desde medio día siguió hasta bien entrada la madrugada.

Un tiempo después supimos que el Gordo se había caído, arreglando el techo de su casa, lo cual sirvió como razón perfecta para reunirnos nuevamente en su Galería y brindar una y otra vez por su recuperación. Y en la misma Galería se celebró una reunión del Partido Unionista, al cual se había incorporado el Gordo, donde compartimos con los también compañeros de Colegio Alvaro Arzú y Héctor Cifuentes.

A finales de 2004 al Gordo le detectaron un tumor maligno en sus pulmones, pronosticándole en ese momento un máximo de 6 meses de vida. Pero como tantas veces antes, vimos a Barrera enfrentarse a esta adversidad con coraje, voluntad y, sobre todo, buen humor. Los meses pasaron y el Gordo siguió adelante, atendiendo sin falta a su trabajo y a su familia.

En diciembre de 2005 nos invitó a su cumpleaños, y lo celebramos con toda la pata en su Colegio Goodman en la zona 15, en compañía de su familia y otros amigos. Como le fascinó siempre, llevó un conjuntazo que tocaba música de los ´60.

Ahí fue donde me contó que ya tenía pensada la obra que montaríamos en octubre de 2006 para el 40º. Aniversario de la Promoción y me dijo: "Pero no me vayás a fallar, cubano c*****"


EL CUBANO



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